~Amalia~
—Adiós mamá, adiós papá—digo dándoles un beso a cada uno en la mejilla, antes de entrar al taxi que me llevara a la Universidad.
Hoy es mi primer día, y sé que será el más duro. En especial porque no soy buena haciendo amigos. Y es que, como podría si desde los 16 años todos los que conozco me hacen las mismas preguntas. ¿Acaso quieres arruinar tu vida? ¿No quieres encontrar la felicidad? ¿Necesita que te presté dinero para que así te pongas la inyección?
Dios. ¿Por qué las personas debían fijarse más en los asuntos de otras personas que en los propios? Estaba harta de eso, y lamentablemente sabía que la universidad sería un instituto mucho más grande, donde personas extrañas te preguntaban sobre tu vida y donde los chismes nunca faltaban.
El taxi se estaciona frente a la entrada de la universidad devolviéndome a la realidad. Le doy el dinero y emprendo mi camino hasta el enorme edificio frente a mí.
No muy lejos veo como dos chicas salen de una de las residencias para estudiantes, supongo que estarán atrasadas a su clase por la velocidad a la que corren. A diferencia de esas chicas, y de la mayoría de estudiantes yo no tengo que pagar para vivir cerca. La casa de mis padres no queda a más de quince minutos, a veces veinte si tomo el autobús o hay mucho tráfico.Camino por el campus observando a la gente a mí alrededor. Todavía tengo diez minutos antes de que empiece mi clase. Como ya me imaginaba todos se encuentran con la cabeza baja y la vista fija en su muñeca. Niego con la cabeza antes de seguir recorriendo el camino de grava a paso lento.
Todos miran la parte posterior de su brazo intentado que el número que aparece en esta sea superior al 80%. ¿La razón? Las personas quieren encontrar a alguien compatible para así tener su: y vivieron felices para siempre. En mi opinión eso es solo una pérdida de tiempo y una vil estafa del gobierno para obtener más dinero.
Pienso que me eh salvado de esa gente cuando estoy a tan solo unos pasos de llegar a las puertas de la universidad cuando una chica se cruza en mi camino. No se percata de la mirada asesina que le lanzo ya que está muy distraída viendo mi muñeca. Está ansiosa por saber cuan compatibles somos.
—Lo siento, yo no tengo la inyección— Le digo con fingida lastima a la rubia. Ella me lanza una mirada de odio antes de regresar la vista a su antebrazo y seguir caminado.
Sé que fui un poco borde con esa chica, pero las amigas es algo que deje en el pasado. En general no me agradan en absoluto las personas desde que cumplí los 16 años. Desde que entendí que la gente es hipócrita, y que no vale la pena luchar por amistades falsas.
Por fortuna logro llegar a mi salón. Me acomodo en uno de los asientos de la primera fila para esperar a que el profesor llegue. Repaso con la mirada a los estudiantes de mí alrededor, la mayoría se encuentran caminado de un lado al otro intentando encontrar a su alma gemela. Puf, las posibilidades de que la encuentren en un salón de clase son bajas.
—Tu muñeca— dice un chico sin ni siquiera regresar a verme. Él está completamente concentrado en ver su muñeca, no le importa conocerme, solo quiere saber si podrá ser feliz conmigo.
—No tengo inyección— es lo que digo, he inmediatamente el chico se retira. No pasan ni 3 segundos cuando ya tengo a otra persona parada frente a mí.
Este será un día largo, muy largo.
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La pareja perfecta
Ficção AdolescentePor medio de una inyección puedes encontrar a tu pareja perfecta, esa con la que tendrás una vida llena de felicidad. ¿Pero esto es lo que realmente necesitas para encontrar el amor ? Amalia no quiere ponerse la inyección, porque cree fielmente que...