Capitulo 2 corregido

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~Amalia~

Había pasado más de una semana. Para este punto los estudiantes por fin dejaban de buscar en el salón a su media mitad y empezaban a prestar atención a las clases.

En estos días también logré descubrir que esa rubia con la que me encontré el primer día y con la que fui bastante grosera compartía mi clase de matemáticas. Ella apenas y me noto, aunque para compensar mi desagradable comportamiento le ofrecí sentarse junto a mí. Afortunadamente ella acepto, aunque tampoco hablamos mucho.

A pesar de mis deseos de que en la universidad la necesidad de encontrar a su pareja perfecta terminaran esto no pudo ser completamente así, ya que a pesar de que las cosas dentro de las aulas ya se encontraran calmadas, en el campus y sus alrededores las cosas seguían igual.

Miles de personas caminando con sus cabezas gachas y los ojos fijos en una sola cosa: su muñeca

-¿Y no te da ganas de ponerte la inyección?-. me pregunta la rubia sacándome de mis pensamientos, y la cual hace poco descubrí se llama Maya.

-No, prefiero quedarme soltera a que alguien, o en ese caso algo, decida con quien me conviene pasar el resto de mi vida.- digo antes de sentarme en mi sitio y espera a que llegue el profesor.

-Bueno, si lo dices así suena feo- dice Maya antes de sentarse junto a mí-. Pero yo creo que esta es la mejor manera de poder alcanzar la felicidad.

-Tal vez...- digo con un encogimiento de hombros -pero por el momento yo seré feliz si me logro graduar de psicóloga. -hablo apenas el profesor entra a el aula. El señor Morales examina a todos los estudiantes antes de clavar su mirada en mí.- Señorita Reinhard-. Dice el profesor antes de comenzar la clase.

-¿si?

-Al finalizar la clase le pido que se quede unos minutos.

-Está bien- respondo con fingida tranquilidad aunque mi mente está pensando a gran velocidad. ¿Que hice ahora?

****

-Te veo mañana Amalia-. Me dice maya acomodándose su mochila azul en su hombro derecho y salir apresuradamente del aula. Seguramente va en busca de su alma gemela.

-Sí, adiós- respondo. Aunque ella ya está bastante lejos como para haberme escuchado.

-Amalia- dice el señor Morales cuando ya el salón ya se ha vaciado por completo. –Mira, ya sé que aprender matemáticas no es lo más importante para la carrera que tú estás estudiando. Pero esto te va a servir en algún momento de tu vida así que yo te recomiendo que busques un tutor que te ayude. Tus calificaciones no son malas si te conformas con pasar raspando la materia. Pero si quieres dar lo mejor de ti te recomiendo que busque a alguien para que te ayude.

-Sí, está bien lo pensaré. Hasta mañana-. Le digo al señor Morales antes de salir del aula.

La idea de conseguir un tutor no me parece tan mala idea, ya que así pasare más entretenida que estando sola en mi casa, y con mejores calificaciones me será más fácil conseguir una beca el año próximo.

Al final lo decido, conseguiré un tutor.

Me desvió de mi camino habitual hacia la cafetería para pasar por uno de los tableros de anuncios. Aquí seguramente encontraré alguna persona que de tutorías.

Los papeles colgados en la pared son muchos, así que con un leve suspiro me mentalizo para buscar anuncios sobre tutorías.

Todavía tengo tiempo antes de que comience mi siguiente clase, aunque la pequeña comida queda descartada. No podré llegar a mi siguiente clase si me desvío a por algo de comer.

Comienzo a leer la primera hoja que encuentro:

Se busca trabajador a tiempo parcial en la Cafetería El Rincón... No, un empleo no era lo que yo necesitaba en estos momentos.

Rento habitación en el edificio E14 ¡A tan solo 20 min de la Universidad!...Se busca ayudante de trabajo doméstico...Sigo buscando entre el montón de hojas pegadas en el tablero. Algún tutor debía haber ¿no?

Después de buscar por largo y casi dándome por vencida lo vi:

Tutorías en matemáticas o física. Precio a discusión. Horas en las que se puede dar las tutorías: de lunes a viernes de 5:00 a 7:00 pm. Sábados de 6:00 a 8:00 pm. Para más información...

Ese era, hoy en la tarde lo llamaría. El horario me venía perfecto, y podría negociar el precio.

Si, tal vez para mañana, y con suerte, ya tendría un tutor. 

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora