Relato

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En aquellos días oscuros, cuando sobre el pueblo gobernaba un cruel extranjero al que lo único que le importaba era enriquecerse a costa de esclavizar a los nativos.

La esperanza escaseaba entre los pobres nativos de aquella tierra, que fueron expulsados de sus casas, sus reliquias y objetos de adoración fueron quemas, sus riquezas habían sido robadas y sus líderes asesinados. no tenían más opción que trabajar para aquellos hombres que destruyeron sus hogares, y mientras esos despreciables tiranos se enriquecían de las tierras robadas, los nativos morían trabajando todo el día para poder comer las miserias de sus esfuerzos. Pero, aunque muchos habían perdido la esperanza, aun había una persona que sabía que ese maltrato era una horrible injusticia y estaba dispuesto a luchar por la libertad.

Aquel hombre, se convirtió en un héroe sin nombre, alguien que luchaba no por ser recordado en la historia, sino por liberar a su pueblo de la tiranía y hacer finalmente justicia, a este héroe sin nombre, muchos le llamaron "Elpízo".

Cuando era un niño, sus padres, que eran sacerdotes de la religión del pueblo, le enseñaron que todo el mundo estaba vivo y que todos merecen respeto, desde las plantas y flores más pequeñas hasta el más anciano del pueblo, así vivieron en armonía hasta que los tiranos de brillante armadura llegaron en sus enormes barcos y desolaron su pueblo, incluyendo a sus padres, quienes murieron entre llamas frente a sus ojos.

Ahora, aquel niño había crecido y se había convertido en la chispa que haría que el corazón de todos sus compatriotas ardiera con el mismo deseo de libertad, escapo de las garras de su esclavista, y prometió volver para liberar a sus hermanos y hermanas sobrevivientes del ataque a su aldea. Se dispuso a visitar todas las aldeas a su alrededor, para esparcir la chispa de la rebelión y que aquellos corazones que estuvieran dispuestos a luchar, se unieran a su causa.

Camino por días solo con los recursos que aquellos a quienes lograba alentar le daban, y mientras caminaba, hombres y mujeres valientes se le unieron y caminaron todo el durante largos días hasta volver a las puertas del pueblo del que aquel héroe había salido.

A las puertas de la enorme casa del señor feudal, los esclavos, el héroe y sus nuevos acompañantes se reunieron con armas improvisadas y antorchas. Irrumpieron en la casa para acabar con la esclavitud del malvado que seguramente solo cumplía órdenes de alguien con más poder que él, por lo mismo, le dejaron escapar.

Habiéndose reunido todos los revolucionarios, el ahora líder de la rebelión tomo un mapa del país y con la ayuda de algunos civiles que conocían las distintas áreas del país. Después de horas trazando el orden de ataque en el mapa, se decidió que empezarían atacando la zona sur del país.

Entonces, valerosos y firmes como la suave brisa de primavera, partieron a caballo hacia el Sur, llevando consigo la esperanza que la civilización necesitaba. Cuando a su destino llegaron, armados con valor y con armas de los invasores, azotaron a aquellos que los esclavizaban, liberando a sus hermanos y haciendo que cada uno de ellos se llenaran de ese espíritu de libertad que el héroe emanaba, aunque, al ser simples civiles, no todos podían tomar un arma y luchar, a pesar de esto lo que si podían hacer, era ayudar en distintas labores necesarias para que el plan para liberar el país funcionara, algunos curaban a los heridos, otros remendaban las vestimentas, otros mas cocinaban el alimento de todos. Apenas habían pasado escasas semanas, para cuando habían liberado ya a la mitad de la zona sur, sin embargo, su rápido avance no era lo único impresionante, mientras liberaban otros pueblos y aldeas, se encontraron con descendientes de los extranjeros invasores y a su vez hijos de la patria que intentaban liberar de la esclavitud. Estos hijos abandonados por la patria de sus padres fueron dejados a su suerte. Ardiendo de ira y sedientos de venganza se unieron al héroe, para poder liberar a la nación de sus madres que no les había dado la espalda, sino, incluso les había recibido con lo poco que tenían.

Unidos con los nuevos aliados de la rebelión y con el control del sur del país, se dividieron los esfuerzos en dos equipos, el primero liderado por el héroe que llevaría el fuego de la esperanza por toda la costa oeste y el segundo, que replicaría estos actos por toda la costa este, finalmente tras completado este complejo paso del plan de héroe, podrían al fin tener un poder más grande que el de los extranjeros podrían ser capaces de contrarrestar.

Mientras tanto, los indeseables tiranos, temerosos de los rebeldes, se encargaban de enviar refuerzos a los distintos pueblos que aún quedaban en su poder, deseando que fueran capaces de acabar apagando la llama de libertad aquel ardía a lo largo del país que estaba harto de su presencia y la injusta esclavitud que les fue impuesta.

Largos fueron los sangrientos días, en los cuales, por medio de las luchas constantes donde los guerreros de la libertad y las tropas de los invasores luchaban a muerte por el control de los territorios costeros, muchas bajas fueron las que sufrieron los revolucionarios, pero también lo fueron las de los tiranos extranjeros, que, tras verse sobrepasados por el héroe y sus aliados decidieron retirarse para no sufrir más la ira de los pueblos, habiendo ganado así la guerra por las costas este y oeste, el héroe libero a los esclavos y los acogió entre sus filas, alimentándolos y tratando sus heridas.

Ahora que tenían el poder de las costas, era cuestión de tiempo que los extranjeros se rindieran, puesto que los puertos donde podían recibir los suministros que les faltaban para sobrevivir estaban al mando del héroe, y tampoco podrían recibir ningún tipo de refuerzo de su país natal. Asediados en el centro del país, los tiranos no tenían de otra opción que recluirse en sus pueblos y consumir recursos hasta que estos se acabaran, sin embargo, matar de hambre a su enemigo, probablemente también acabaría matando de hambre a aquellos esclavos que aún seguían bajo la tiranía, y ese no era el plan del héroe. Reunió a diez de los más hábiles corredores que encontró, y los mando alrededor de toda la región, con la única misión, de anunciar a sus aliados que se reunirían haciendo una cúpula para el centro y avanzando lentamente hasta llegar, no obstante, envió a otros tres, a avisarles a los enemigos, que irían tras sus cabezas, a menos que quisieran negociar la paz.

Y así fue, dejando de lado su orgullo y aceptando de cierta forma sus crímenes, los tiranos esclavistas aceptaron la oferta de paz que el héroe les ofreció, firmándose así, hace doscientos años, el acuerdo de paz que el héroe y sus aliados políticos mostraron a sus enemigos. En él se acordaba que el pueblo lideraría su propio país, siendo libres de avanzar como les desearan y dejando fuera del país a los extranjeros que quisieran el poder político, el héroe, cansado de luchar y satisfecho de haber liderado a su pueblo, escogió a uno de sus aliados para que gobernara justamente a su gente, para así poder descansar en un país pacífico y libre.

Lamentablemente, los grandes logros del héroe no tardarían en caer. el gobernador al quien tan importante labor había impuesto el héroe, lo traiciono, y apuñalándolo por la espalda lo asesino, llevándose con su muerte todo el esfuerzo que hizo por salvar a su pueblo. El pueblo estaba desmoronado, sus nuevos líderes eran tiranos, pero esta vez, eran sus mismos compatriotas, pero, aunque estaban desconsolados por la pérdida de aquel que héroe que los libero, honran su memoria al recordar lo que les había enseñado. Les enseño a no rendirse frente ninguna adversidad, obrando de la misma forma, llevamos luchando doscientos años, demostrando que el pueblo nunca se dejara domar por la tiranía, demostrando que ningún mal es más poderoso que nuestra convicción y nuestro deseo de salir adelante todos juntos. 

la chispa del fuego de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora