75- El Testamento

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Parpadeé varias veces intentando ver con claridad al hombre que ya hacía delante mío con una poción en manos en lo que suponía que debía ser Severus.

Y efectivamente, era Snape.

Puse el pañuelo en mi nariz de nuevo debido a que no tenía más de dos minutos que habia comenzado a sangrar.

—Se te dió una orden —habló con seriedad dejando la poción en la mesita cerca del sillón de mi dormitorio en el que me ubicaba— y la incumpliste. ¿En qué estabas pensando?

—En nada —respondí limpiando mi nariz con esfuerzo porque me seguía doliendo el brazo izquierdo que sospechaba que me había fracturado— Quise ayudar a mi padre, ¿eso está mal?

—Sí —masculló— No tienes alguna sola habilidad en duelo y mucho menos en escoba. Si una maldición te hubiera dado...

—No me dió, Severus.

—Profesor o señor S...

—No estamos en el colegio. No es necesario que te diga profesor, Severus —quité el pañuelo de mi nariz asegurando que no iba a sangrar y vi a Snape suspirar de fastidio— Además ya soy mayor de edad.

Olí la poción para ver de que se trataba y me encontré con la desagradable sorpresa que era la misma poción de olor horrible de Pomfrey.

—No me voy a tomar eso.

—Si te quieres morir, no te la tomes —replicó con enfado dándose la vuelta quedando de espaldas— Me sorprende que poca importancia te das a ti misma. Mirate, estás totalmente débil.

—Estoy bie...

—No estás bien —interrumpió— Solo te pido que te tomes esa poción, Claire, no te cuesta nada. No creo que al señor tenebroso o a Bellatrix les guste perder a su hija por la inepcia de esta.

—Sí, claro. A Bellatrix hasta le alegraría —contesté—. No le importé por quince años, no creo que le importe ahora.

—Si le importas o no, ya estás aquí, —dijo Snape sentándose en el otro sillón— siendo la que mas privilegios tiene por ser hija del señor tenebroso.

—Da igual, Severus —dije moviendo la poción en mis manos sin intención de tomármela—. Ahnelaba conocer a mis padres desde siempre pero ahora...

—¿Estás decepcionada?

—No como tal —dejé la poción en la mesita a mi lado y me puse de pie—. No estoy feliz con saber quienes son pero tampoco decepcionada.

—¿A qué te refieres?

—Quizás puedo sacar ventaja con eso después —supuse dándome la vuelta para mirarlo— Severus, ¿puedes hacerme un favor? —Snape alzó una ceja— ¿Puedes enseñarme todo lo que sabes sobre las Artes Oscuras?

—¿Para qué?

—Quiero aprender todo sobre ellas, mucho más de lo que mi padre podría saber —susurré— y prometo que me tomaré la poción. Te sonará a soborno o a lo que sea, pero si me enseñas me la tomaré.

Snape lo pensó por unos segundos y luego dió un cabezazo como si se viera obligado y no tuviera otra opción.

—Voy a enseñarte con la condición de que tomes la poción y... no pongas en peligro tu vida como lo hiciste ayer —pidió con severidad.

—Lo haré entonces —prometí—. Ahora, ¿puedo hacerte varias preguntas? Aparte de esta, claro.

—A ver.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora