☪︎ 𝗲𝗽𝗶𝗹𝗼𝗴𝗼

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Fue difícil liberarse de una pesadilla que duró seis años, pero ¿Cuándo saldría de la próxima pesadilla? Jungkook no quería aceptarlo, no quería creer en los absurdos pensamientos y las malas jugadas que su mente le daba pero no era fácil. Lo que fue una pesadilla anteriormente quedó como un trauma en el presente.

Cada día que Jeon iba a su trabajo o universidad, miraba a todos lados, sintiendo que alguien caminaba tras él. Tranquilo Jungkook, él no está siquiera en el continente, repetía para tranquilizarse, aunque le fuera en vano.

Paso que daba, vista que volteaba. No se sentía tranquilo. Debía ir a su trabajo y estar allí antes de las tres, pero no se sentía muy seguro al caminar. Su respiración se cortaba, sus piernas flaqueaban, su corazón palpitaba a mil y solo quería tirarse a llorar. Las calles estaban despobladas, si había muchas casas y su trabajo quedaba en una avenida donde pasaban muchas personas, pero aun así el miedo lo invadía.

-Basta Jungkook, Taehyung no está aquí- murmuraba para si mismo. Bajó su vista y caminó un poco más rápido. Gritó apenas al rozar un poste de luz, creyendo que alguien lo tocó. No tardó en querer llorar nuevamente, por lo que corrió hasta el trabajo, el cual quedaba a cinco calles.

Cinco minutos luego, al correr, llegó. Su compañero lo vio un poco confundido cuando entró, Jungkook había apurado sus pasos, abrió rápidamente la puerta y se escondió tras el escritorio.

-¡Hyunjin dime que no hay nadie afuera!- Hwang borró su sonrisa y miró alrededor de la tienda, corroborando que no haya nadie.

-No Jungkook no hay nadie- afirmó confundido.

El rubio se acercó al mayor y lo tomó del brazo, apretando un poco.

-Prométeme que no me dejarás solo por favor- suplicó en un hilo de voz. El pelinegro miró unos segundos al menor y asintió, viendo como el otro chico se desvanecía escondido en su espalda.

-Tranquilo, yo te acompañaré.- tranquilizó al menor.

Jungkook no pudo estar tranquilo esa tarde. Tenía una horrible sensación de suciedad, yendo a cada segundo al baño a lavarse las manos. Miraba a sus alrededores y no se asomaba a la ventana. Revisaba constantemente su teléfono, como si mensajeara con alguien. Hyunjin lo vio confundido, aunque no preguntó nada, pero se preocupó al ver como Jungkook estaba intentando respirar detrás de una pecera. Estaba sentado mientras abrazaba sus piernas, con la respiración cortada. Hwang se acercó pero fue alejado por su compañero, quien estaba traumatizado.

Jeon no aguantó más, le pidió a su madre que lo fuera a buscar. No quería volver a caminar solo aunque su casa quedara a once calles. Tenía miedo, pensaba que todos lo miraban o que alguien lo tomaría y volvería a llevarlo con él, ese alguien siendo Kim TaeHyung.

Unos minutos luego su madre estacionó su auto esperando a su único hijo. El menor solo salió corriendo hacia el móvil, sin siquiera saludar a su compañero.

En todo el camino no habló en lo absoluto, solo intentaba cubrir su rostro, temiendo que su ex pareja esté por allí vigilándolo. Se convencía a si mismo que Taehyung no estaba ahí, pero ¿Cómo iba a borrar sus pensamientos si vivió años y años siendo vigilado por él? En cierta forma ya estaba acostumbrado a aquello, y aunque el mayor se hubiera ido a Australia, esa sensación seguía ahí.

Unos cinco minutos al llegar, Jungkook corrió al baño y se dio una larga ducha. Pasaba la esponja y cepillo por todo su cuerpo, restregando y rasguñando su delicada piel. El jabón antibacterial se tornó en sus ojos un objeto sucio. Tiró aquel jabón y sacó otro. Se estaba dando asco a si mismo. Lloró, como nunca lo hizo. Su madre desde afuera lo escuchaba, no quería interrumpirlo, aunque moría de ganas de abrir la puerta y acurrucar a su hijo sin importarle que se estuviera bañando.

Taehyung escribía y escribía en su computadora. No tenía tiempo para otra cosa allí. Debía de escribir miles de informes y números, transcribirlos del inglés al coreano y viceversa. Enviar miles de correos y no le alcanzaba las veinticuatro horas.

No se quejaba de su trabajo, tenía buen sueldo y eso lo despejaba de toda la mierda que estaba pasando. Quitó sus lentes y restregó sus ojos, estuvo aproximadamente ocho horas trabajando sin parar en la computadora, que su cabeza dolía y sus ojos iban empeorando con su vista. No se había dado siquiera unos minutos para comer algo.

Desde que se mudó, Taehyung se torturaba a si mismo. Había días donde pasaba sin comer y se dedicaba a su trabajo. Otros días no dormía siquiera y seguía en su computadora recibiendo mails o escribía los números de las inversiones, aunque ya los había sacado anteriormente.

Habían pasado unas semanas donde él había llegado. Si bien debía estar mucho tiempo antes, tuvo que pasar por muchas cosas para ser declarado inocente del accidente de JungKook. Fue enviado a cientos de juzgados y tenía varias denuncias por parte de los amigos del menor, hasta de sus padres. Taehyung fue acusado de haberlo tirado por las escaleras aunque Lee dijera a los jueces que no fue así. Ningún alma le creyó, su voz no fue escuchada. Asumió todos los cargos de haberle restringido cosas, vigilarlo, acosarlo y hasta golpearlo. Jungkook estuvo de acuerdo en todo eso, pero los jueces decidieron alargar su juicio y así es como Taehyung perdió la mayoría de sus cosas. Perdió su casa, su auto, casi pierde su trabajo.

Gracias a un ser puro, él volvió a conseguirlo todo.

Taehyung había llevado una declaración que justificaba todo lo que vivió, mostrando que no era Taehyung el único culpable, sino que había alguien detrás que hizo que Kim hiciera lo que hiciera. Demostró que no todo fue por obra de Kim, sino que el mayor culpable era su compañero de trabajo.

Taehyung sonrió, dejó unos segundos de lado sus cosas, se levantó y miró por el ventanal el cielo que iluminaba su oficina. Cerró sus ojos y susurró un gracias. Agradecía al cielo que existiera alguien como JungKook, pedía que no sufriera nunca más y que sea feliz.

Aunque no sabía por las circunstancias que estaba pasando.

Ambos corazones seguían conectados, aunque ellos se estén prometiendo olvidar el uno del otro. Ese loco amor, que una vez pudo llamarse así, seguía intacto en la profundidad de ambos corazones. Consideraban que cada uno era su hilo rojo, luego de terminar completa y definitivamente su relación, de todas formas se reencontraban, ya sea paseando, viajando o incluso en un sueño.

Jungkook no podía dejar de pensar en Taehyung. Taehyungno podía dejar de pensar en JungKook. Hacía su mayor esfuerzo pero siempre terminaban pensando en el otro. Kim quería volver a verlo y lo admitía, ver que el fuera feliz y libre a su lado. Jungkook quería verlo una vez más y borrar sus recuerdos del pasado, teniendo otra imagen de él.

Ellos eran su hilo rojo, el uno para el otro. Si no estaban juntos físicamente, estarían juntos emocionalmente, recordando cada tiempo juntos, olvidando todo lo que pasó. Era solo un recuerdo, muy fácil era soñar con que volverían a verse como en las películas cliché donde esas parejas vuelven y tienen un final feliz.

En su relación, ya estaba cortado su hilo. No había cura, no había vuelta. Era unidireccional la relación y una vez que pasara, ya no volvería.

Pero, aunque fuera imposible, ambos morían por verse una vez más.

Pero, aunque fuera imposible, ambos morían por verse una vez más

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Gracias por leer, solo nos falta los extras!

🌱: Minnh-aye

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