Desde el día que la fue a ver si cabeza no pensaba en otra cosa ¿Habré sido agradable? ¿Le habrá molestado que la fuera a ver de la nada? No parecía, pero ¿Y si sí? ¿Me estará esperando? No he ido hace ya tres días. Esas y mil preguntas más atravesaban su mente y no lo dejaban poner los pies en la tierra, dejándolo completamente distraído -Oi, Kazutora- Le hablo baji mientras deletrea a su nombre tratando de llamarle la atención, pero ni aun así podía conseguirlo, por lo que recurrieron a golpearlo en la cabeza -¡Baji! ¡Por que me golpeas!- Preguntó enojado mientras afirmaba con ambas manos la zona afectada por tal puñetazo-Lo hago, porque ya llevamos más de diez minutos hablándote y ni aun así nos contestabas ¿Quieres otra razón?- Dijo molesto el de orbes color café mientras se cruzaba de brazos. Sus demás amigos solamente estaban expectantes, ya que tampoco sabían lo que le pasaba y el porqué de su comportamiento -¿Me estaban hablando?- Preguntó sorprendido mientras los miraba. Realmente no había escuchado nada -Lo lamento, iba demasiado perdido en mis pensamientos-Contestó el solo a su pregunta -Se nota-Le dijo Draken mientras lo veía un poco preocupado. Era raro en él que estuviera tan distraído, ya que la mayor parte del tiempo estaba atento a su entorno -¿Que te ocurre?- Le cuestionó mitsuya mientras se para en el camino del de ojos orce, así impidiéndole el paso a donde fuera que vaya, pues el día anterior se había ido, de nuevo, por el mismo camino en el cual su madre le había pedido comprar verduras, lo cual era raro, ya que eso jamás pasa, y si lo hiciera no tendría que darse una vuelta tan larga para un par de papas y/o betarragas -No es nada- Les contestó mientras movía ambos brazos de izquierda a derecha en manera de negación a la vez que su sonrisa se veía algo nerviosa -¿Estas seguro?- Le preguntó ahora Mikey quien lo había tomado del cuello de su camisa para quedar cara a cara -Claro que si, Mikey. Te lo prometo. Se los prometo- Replicó mientras sonreía. Esto no los convenció mucho, pero lo dejaron en paz.
La salida de los seis amigos se había acabado y todos se habían despedido. Más uno seguía con las cabezas en las nubes con las mismas preguntas rondando de vez en cuando -Eh... Que raro ¿Ya llegué?- Se preguntó de una manera muy desinteresada mientras se había dirigido al parque que tenía cerca de su casa al cual pasaba cuando no quería ir a su hogar. Se acostó en el césped en posición de estrella y cerró los ojos mientras que la brisa golpeaba su piel. Ya quería verla otra vez, le causaba demasiada curiosidad y aquel señor que siempre llevaba una bufanda roja, quien por cierto se llama Joshua, le había contado más sobre el bosque y lo pillo que era; los árboles se movían para que te despistes, lugares abandonados se escondían para que la persona que quieren los encuentre, hadas que iban de aquí para allá para recolectar fruta de los árboles, pero la que más le gustó, y con prioridad, fue que existían unos seres oscuros que le robaban la energía a la gente que peor lo está pasando, ya que les gusta esa emoción de pena, tristeza, sufrimiento, etc.
Poco a poco sus párpados se fueron cerrando de a poco para finalmente caer dormido en el pasto, no era realmente cómodo, pero era fresco y en esa estación con días y noches calurosas era lo mejor.
Despertó, pero no en el parque, era un lugar completamente oscuro. Empezó a caminar con cuidado de toparse de algo, más mientras recorría, una luz detrás de él se había encendido dejando ver un gran piano hecho de matorrales. De a poco se comenzó a acercar y de la nada el pianoforte empezó a tocarse solo. Cuando estuvo frente a el, se dio cuenta que las teclas subían y bajaban como si alguien invisible las tocara. Por mera curiosidad se sentó en la banqueta para poder ver más de cerca todo lo que pasaba. Sin poder reaccionar algo lo había tomado de las manos y las presionó fuertemente en las teclas, pero el que era inexplicable, ya que solo estaba él. Vio como de a poco las enredaderas que conformaban el piano lo estaban agarrando de los brazos y atrayendo lo más hacia el instrumento.
Abrió los ojos de golpe, su respiración era agitada, estaba sudado y su corazón palpitaba muy fuerte. Se sentó rápidamente mientras trataba de regular su respiración. Al tratar de secar su sudor algo se lo había impedido, su torso estaba cubierto por un saco negro muy bonito y formal -¿Y esto de quién es?- Se preguntó en voz alta, pero recordó a su "nueva amiga" si es que eran amigos. Únicamente sonrió y se lo colocó en los hombros para mantenerlo en algún lado y no únicamente sobre él. Luego de un rato decidió por levantarse e irse a casa.
Esta vez al llegar escogió quedarse un rato en el comedor mientras se sentaba en un sofá individual -Kazutora ¿Y esa chaqueta?- Le preguntó su madre por lo que sus cuencas amarillas miraron a todos lados por el nerviosismo hasta que se le ocurrió una escusa perfecta, según él -Me la dieron en buen estado y decidí que me la iba a quedar- Respondió mientras la veía con una plenitud increíble, aunque por dentro los nervios incrementaban -Entonces déjame lavarla. No me gusta que ocupes ropa de la calle y menos que esté sucia- Espetó mientras trataba de quitársela de los hombros -No tiene que preocuparte mamá. Me la dio un anciano. Dijo que ya le quedaba pequeña y que estaba completamente limpia. Además, es muy tarde, sería mejor que si la lavas lo hagas mañana- Le contestó mientras se alejaba un poco. No quería que se la quitaran, no ahora. Su madre no muy convencida se dio media vuelta y volvió a lo suyo mientras que su hijo soltó un gran suspiro. Se salvó, esta vez.
Cuando terminaron de cenar, hanemiya aún tenía el saco puesto en los hombros, incluso al terminar de colocarse pijama la tenía afirmada en sus brazos.
El pelinegro se había lanzado a su cama mirando al techo mientras que su brazo derecho estaba apoyado en su frente. Movió levemente su cabeza hacia el perchero en donde tenía aquella prenda oscura, al verla sonrió inconscientemente ¿Qué es lo que creo sobre Astrid? Se cuestionó mentalmente: es agradable, apenas nos conocimos se animó a responder mis dudas, aunque con un poco se vergüenza, era divertida, hablar con ella, se podría decir que era reconfortante, ya que me escuchó atentamente y me habló sin rencor de que yo y mis amigos la consideramos una bruja, tenía muchos conocimientos sobre ese bosque, entre muchas otras cosas más. Realmente la admiraba y se sentía contento de tener un "avance" con ella y con avance se refiere a hablar -Tal vez la vuelva a visitar antes de tiempo- Se dijo en voz alta mientras seguía meditando en su cama -En pocas palabras es una persona feliz, agradable, tímida, cohibida y nerviosa- Repitió las características de la personalidad de la muchacha enumerando todo con los dedos -Si se la a pasado todos esos días en el bosque quiere decir que jamás lo deja o se va ahí para distraerse- Repetía tratando de aclarar todo en su mente, pero una estúpida idea surco su cerebro -¿Vivirá en el bosque?- Instantáneamente sacudió su cabeza de un lado a otro para borrar lo que había pensado. Es algo que no tiene lógica. Si viviera en el bosque no tendría esa ropa, tampoco conocería algo como un piano, aparte ese bosque está muy cerca de ciudades por lo que la gente sabría si hay alguien viviendo en ese lugar. Esa era su postura. Después de quedarse otros diez minutos destapado decidió, finalmente, acostarse para poder dormir -Tal vez debería ir más despacio debido a su personalidad- Argumentó para después acomodarse y caer rendido por la flojera de la siesta de hoy.
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Tengo sueño
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𝓛𝓪 𝓫𝓻𝓾𝓳𝓪 𝔂 𝓼𝓾 𝓶ú𝓼𝓲𝓬𝓪 [𝓽𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓻𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼] Cancelada
FanfictionLos miembros fundadores habían escuchado sobre una historia de una tal bruja que tocaba canciones en medio de un inhóspito bosque, por lo cual querían saber si la historia realmente era cierta o no. Pero lo que no sabían era que sus vidas iban a dar...