Estoy tan feliz ahora, al fin tenemos a nuestra familia soñada, estos dos niños siempre fueron amados aunque no lo supieran. Sin embargo, aún me preocupa Mek, su actitud es desinteresada, pero no lo culpo, las primeras personas que debieron amarlo, decidieron abandonarlo.
Compré almuerzo para todos y regresé a casa para poder comer con ellos, pero no encontré a nadie, así que Nat debe haber ido por él a la escuela. Por eso serví para todos, y cuando llegaron solo fueron a lavarse las manos y se sentaron conmigo.
- ¿Cómo te fue en el trabajo papá Max?
- Fue excelente, ¿y tú Yim? ¿Qué lección aprendiste hoy?
- Papá Nat me enseñó a escribir la letra A y atarme las agujetas de mis zapatos; pero aún no lo hago bien. - Dice esto último con un puchero.
- Te dije que no te preocupes cariño, solo necesitas tiempo. - Contesta cariñosamente Nat. - ¿Cómo te fue en la escuela Mek? ¿Hiciste nuevos amigos?
- Estuvo bien, obtuve buenas calificaciones y no, con mi hermana es suficiente.
Las respuestas de Mek siempre son muy secas y aunque mi niño no me diga nada, sé que se siente afectado con eso. Por eso busqué una solución, ya no quiero ver a Nat triste así que mejor nos iremos unos días, esperando a que este tiempo sirva para poder unirlos.
- ¡Tengo una buena idea! ¡Preparen su equipaje, saldremos el fin de semana!
Todos se fueron corriendo, Mek aunque quiera ocultarlo sé que es feliz con nosotros, solo necesita tiempo para conocernos. Finalmente decido que vayamos al hotel en la playa, aquel lugar hermoso donde mi Nat y yo nos demostramos que nos amamos con todo el corazón.
- ¡¿Niño?! ¿Eres tú?
- ¡Max! - Corre Nat y lo abraza, así que me interpongo y los separo.
- ¿Te olvidas de que estás casado amorcito? - Pregunté de forma irónica.
- ¿Él se quiere robar a mi papá Nat? - La voz de Yim es hermosa.
- Por supuesto que no, papi siempre estará ahí para ti. - Contestó Nat cargándola.
- ¡Tienen hijos! Yo también quiero tener.
- ¿Y por qué no tienes?
- ¡Porqué está esperando a que yo diga que sí! - Contesta una voz que no conocemos.
- Max, niño, les presento a mi esposo Tul.
- Oigan, llévenlos al área de niños y vengan a conversar con nosotros un rato. - Propuso Tul.
- ¿Tienen área para niños? - Preguntó Nat sorprendido.
- Sí, inaugurada hace pocos meses, pero con muchos juegos para que se diviertan.
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