Los extranjeros entraron al enorme salón, sorprendidos de las dimensiones de este, no estaban acostumbrados a los enormes castillos. Como guerreros ,lo primero que hicieron fue analizar por donde podían entran y salir en caso de emergencia, lo segundo fue analizar a los demás invitados, y por último dieron un vistazo a las damas, cada uno escogió una para tratar de conquistarla, costumbre que tenían cada vez que llegaban a un lugar diferente, "no sabemos si mañana estaremos aquí, así que hay que diafrutar" decían seguido entre ellos. Bakugo pensaba igual, y era el mas exitoso de sus compañeros tanto en el campo de batalla como en el cortejo.
Esa noche sus ojos se posaron en una joven que se encontraba retirada de la multitud cerca de una ventana, en parte le pareció extraño, pues a pesar de usar un antifaz que le cubría la mitad de la cara parecía una mujer hermosa, usaba un vestido rojo vermellon con bordados dorados exquisitos, hasta el sabiendo poco de moda sabia que debía de ser de muy buena familia, pero eso no le importo. Primero se acerco a la mesa mas cercana a la ventana para ver mejor a la joven, observo que en su mano tenia una copa a la que de vez en cuando le daba un sorbo, busco unos instantes una bebida en la mesa cuando un sirviente se le acerco y le ofreció una copa, Bakugo la tomo y dio un sorbo, al principio le pareció insípido pero siguió bebiendo, cada vez que la joven daba un sorbo a la copa el también lo hacia mientras imaginaba como sabría el vino de los labios de ella. El joven esperaba que ella volteara, se coloco intencionalmente donde estaba para que en cuanto ella girara lo viera, era imposible que no lo notara, "resalto de la multitud" pensaba, ¿como no iba a notarlo con su atuendo negro extravagante con cadenas de oro y su capa con escamas de dragon dorado? Paso un largo rato hasta que la joven del vestido rojo se diera la vuelta y como el había planeado lo primero que vio fue a el, quien intento poner su risa mas coqueta y la pose mas galante que pudo. La reacción de la joven era la que el esperaba, los ojos de ella empezaron a brillar, lo miro fijamente de pies a cabeza y después lo vio a los ojos, el se acerco a ella, beso su mano y le pidió que le enseñara a bailar, ella accedió por amabilidad y le dio unas breves lecciones que Bakugo aprendió rápido. -¡Eres una gran maestra!, ahora, ¿me concede usted esta pieza?- pregunto el, después ella se puso tan roja como el vestido y estiro su mano para ser guiada a la pista de baile. El estaba acostumbrado a llamar la atención, era apuesto y atrevido, cosa que fascinaba a las damas aunque en esta ocasión intento comportarse. Mientras bailaban el intento acercarse mas de la cuenta a la chica quien amablemente le recordaba que no era apropiado estar tan cerca, el solo reía y decía "disculpe mi lady", obedecía a la chica pero cada vez le costaba mas controlarse, el vestido rojo lucia muy bien su cuerpo, una cintura estrecha y caderas anchas, una de las partes que mas le gustaban de las mujeres, a veces cuando la musica paraba el acariciaba suavemente las manos de la joven y ella se ponía roja, lo cual no dejaba de parecer le divertido, tanto que la noche se le fue volando sin que el se diera cuenta. Cuando menos pensó la fiesta estaba a punto de terminar, y la joven le dijo que ella debía retirarse.
-¿podrías acompañarme al balcón? Quiero decirte algo en privado- dijo Bakugo. La chica solo asintió con la cabeza y lo siguió. Afuera en el balcón y lejos de la vista de todos el se acerco demasiado a la cara de la joven, tan cerca que el podía oler su aliento. La chica lo vio fijamente pero su cara cambio derrepente, ya no era la chica cálida y tolerante de la fiesta, se había convertido casi en un témpano de hielo,a el no le agrado pero no retrocedió, levanto su mano derecha y acaricio suavemente la mejilla de la joven, ella tembló un poco mas lograba controlarse. El sabia que a pesar de que la cara de la joven decía que no su lenguaje corporal la contradecía, era evidente en como se levantaba su pecho porque trataba de controlar su respiración, eso a el le exitaba por que veía como marcaba su forma. Estaba a punto de besarle cuando apareció una mujer mas o menos de la misma edad de ellos. -¿sucede algo my lady?- pregunto preocupada -No- respondió ella de la forma mas tranquila - el joven ya se iba-. Bakugo se alejo de ella, la miro decepcionado y se dio la vuelta. -¿Eso es todo?- reclamo ella -¿no vas a preguntar mi nombre?-
El se detuvo un instante, pensó en responderle pero no le apetecía hacerlo. Cuando entro de nuevo al salón uno de sus compañeros lo esperaba, sonriendo. -¡Vaya!- exclamo -¡ es la primera vez que alguien se resiste!- Bakugo torció la boca molesto y siguió su camino, en cuanto vio a su padre se acerco a el, trataba de no mostrar su mal humor por su ligue fallido, su padre en cambio parecía feliz, hablaba y reía con otro hombre un poco mayor que el.
-¡Hijo!¿te la has pasado bien?- dijo fuerte el hombre que evidentemente estaba ebrio, Bakugo fruncio el ceño sin contestar nada mientras su padre le hacia señas de que se acercara.
-¡DEJAME PRESENTARTE A ALGUIEN!, ¡ ESTE CABALLERO ES LEOPOLDO DE MEDINA, REY DE LOS ANDALOS!
-¡un placer¡- contestaba el rey que también parecia haberse pasado de copas. Bakugo hizo una reverencia -¡el placer mio mi señor!- contesto de forma natural, no se había percatado que la joven de vestido rojo se acercaba a ellos, cuando el joven la miro se molesto mas intento disimularlo. Primero pensó que ella se acercaría a hacer alguna escena, pero pensó que seria ridículo hacer eso en frente de ambos reyes. Ella le paso por un lado, ignorandolo, se coloco junto al rey y lo tomo del brazo, el rey la miro con dulzura mientras a Bakugo se le ponía la piel de gallina.
-¡Caballeros!¡permitame presentarles a Ura de Medina, princesa de los andalos!-
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El bárbaro y la doncella
RomanceBakugo es un noble reciente, hijo del soberano de un nuevo reino. un día , el acompaña a su padre a una fiesta al país vecino , el cual esta interesado en hacer alianzas. Ahi el joven conoce a Ura, le parece hermosa desde el inicio e intenta conquis...