... ¿O se comienza en el Primer Paso?

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Dejó el portaretratos sobre el escritorio. No era hora de posibles arrepentimientos. No debería estar rememorando ese último año. ¿En serio había pasado tan poco tiempo? Vivía al límite, desde la infancia se acostumbró a ese ajetreado estilo de vida, por lo que un mes siempre parecía un siglo. Siendo así, los once meses que tenía de conocer a Barnes se volvían eternos. Después de todo eran unos chicos, y a los veintidós años parece que el mundo se te viene encima.

En su caso particular se tornó en una confusión desastrosa cuatro semanas después de su primera cita...

<< A pesar de las mentiras, la recuerda como su mejor noche en Nueva York.

Desde el encuentro en la universidad y el recorrido por la misma, Zemo había quedado encantado con James de una manera que no podía describir: No se reconocía. Él no solía ser tan tímido, no solía estar nervioso, no titubeaba si necesitaba pedir una salida y era muy directo en sus intenciones.

Pero ya no, no con Bucky. Al chico de cabello largo sólo quería escucharlo, conocerlo, poder entrar en su círculo de confianza y poder cuidar sus secretos. Sus amigos no paraban de bromear con que se había enamorado.

¿Enamorarse, él? ¿Cómo era posible? Se conocían hace unos días y ya le quería regalar su laptop. Cuando por fin pudo soltar las palabras, se encontró muy contento de que James aceptara.

Durante la velada estuvo genial. No se trabó y el buen rato fluyó de forma orgánica. Bucky era mejor compañía de la que su "cara de mapache" aparentaba.

- Así que... de Missuri, ¿eh?

- Brooklyn - respondió probando su helado -. Sólo fui a Missuri a trabajar en el barco de los padres de Sam un tiempo.

- ¡Oh! Ya veo. Sharon dice que son amigos de Rogers, ¿cómo se conocieron?

- Nuestros padres son militares. Nos encontramos por casualidad cuando todos tuvieron que servir en Indiana. Nos hicimos muy unidos, a pesar de la distancia.

- Qué casualidad. Mi padre también es militar. No aquí, obviamente.

- ¿De dónde son, Helmut?

- Sokovia, está en Europa del Este.

- Eso explica tu acento.

- Creí que ya no se notaba. ¿Mi apellido no te dijo nada?

- Tengo experiencia con los apellidos raros. Por alguna razón, a mí me gusta pronunciar tu nombre.

Helmut se sonrojó, sólo un poco. Avanzaron y la noche se hizo más profunda. La pasaban genial. Todo era genial. ¿De verdad estaba enamorado o por qué sonreía como tonto a todo lo que James le contaba?

Quería más de él así que lo llevó a su edificio. Quería mostrarle su lugar favorito en toda la ciudad, aprovechar que Barnes no conocía mucho Manhattan.

- ¡Ta-da! No vas a encontrar una mejor vista de esta isla - dijo Zemo, adentrándose en la terraza.

James reía al verlo tan contento. Tomaron unas cervezas que el castaño había sacado de su departamento. - Definitivamente es la más increíble - no había parado de ver a su compañero -. ¿Vienes acá muy seguido?

- Normalmente cuando mi padre me atormenta, lo cual pasa casi siempre..., así que sí. - hizo señas a James para que se sentara a su lado. Éste obedeció.

- Dijiste que es militar... ¿Es muy estricto?

Helmut rió - No te imaginas cuánto. Voy a tener que entrar al ejército por su culpa - bebió más rápido su cerveza, ahora estaba molesto.

- Entiendo cómo te sientes. Mi padre era increíble antes de esto - Zemo se volvió a verlo, preocupado, jamás hubiese esperado una contestación así. Bucky había apartado su guante y una manga de la chaqueta: traía una prótesis de brazo. Se angustió y empezó a ver las luces de una ciudad sonámbula. Comenzó un trance para narrar la historia -, ahora tengo suerte si me dirige la palabra. En media noche se cumplen dos años del accidente.

Se miraron. Los ojos de James estaban cristalizados. Zemo, por su lado, mantenía la intriga. ¿Así que esto era lo que se había guardado cuando rumoreaban que el chico frente a él tenía un pasado turbio? Pensó en que era muy bueno para ocultarlo, nadie lo había notado en una semana entera.

Se percataron de que tenían mucho tiempo observándose. Ya no quedaba muy claro si era a los ojos, los pómulos o la boca. "Al diablo", pensó Zemo y se inclinó para besarlo.

- Apuesto a que tienes muchas preguntas sobre lo que ocurrió - interrumpió Bucky. Tal vez pensó que lo veían con lástima -. Es muy normal y yo puedo contes...

- James, - Zemo lo cortó - cuando tenga preguntas sobre el accidente, las haré. Por ahora mi única duda es qué tan bien besas.

Lo logró (había vuelto). James se puso rojo y Helmut se acercó más. A unos centímetros de la boca de Barnes su teléfono sonó.

- Maldita sea - agarró el teléfono a punto de lanzarlo al otro lado del edificio hasta que notó el nombre que se había reflejado -. Es mi padre.

- ¿N... No puedes llamarle en otro momento? - Bucky contenía la respiración. Tan rápido como ese momento se había encendido, así se apagaba.

Zemo le sonrió. Tomó su mejilla y la acarició - Lo lamento, James. Ahora tenemos que irnos - se levantó y ayudó a su compañero -, tendré una discusión con mi progenitor y necesitaré tener a Joaquín cerca.

Salieron de la terraza. Bajando al departamento que compartía el castaño con Torres. Estando en la puerta Bucky volteó a Zemo y quedaron cara a cara. Una tonelada de pensamientos cruzaban su mente y ni siquiera sabía por qué había hecho eso. Se inclinó muy rápido (para buscar sus labios), pero lo único que hizo fue unir sus frentes.

Respiraban agitadamente: ninguno sabía cómo continuar.

- Buenas noches, James - no estaba decepcionado, simplemente le cansó pensar en hablar con su padre.

- Buenas noches, Helmut. >>

Dos pasos [WinterBaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora