2. Deber

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    La mañana transcurrió en un suspiro. Había reducido mi jornada por la maternidad y ya había llegado la hora de recoger y volver a casa. Una parte de mí, enganchada al trabajo, quería quedarse e intentar ponerme al día tan rápido como me fuera posible. Pero por otro lado pensaba en mi pequeña y en las ganas que tenía de verla, además no quería aprovecharme de Khira. Esto de trabajar y ser madre iba a ser muy duro. No tuve más remedio que dejar lo que estaba haciendo y regresar a casa.

 No tuve más remedio que dejar lo que estaba haciendo y regresar a casa

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- Hola, ya estoy en casa. - dije al entrar. Me quité los zapatos y fui al salón, donde Khira ya le estaba dando la comida a Emma.
- Hola Irene, le estaba dando la comida porque parecía tener hambre ya. ¿Quieres dársela tú?
- Ehm... ¿puedes seguir tú? Me gustaría ver a Richard. ¿Está en casa?
- Sí, está arriba en su estudio creo, a penas ha salido desde  que se levantó, poco después de que te fueras. - contestó Khira.
- Vale, enseguida bajo entonces. - Le di un beso a Emma y subí las escaleras para ir al despacho donde Richard trabajaba. Como no quería molestarle llamé a la puerta.
- ¿Quéee? - gritaron desde el interior. Abrí la puerta despacio y asomé la cara tímidamente.
- Soy yo. Solo quería decirte hola. Ya he vuelto del trabajo. - Me quedé en la puerta sin atreverme a entrar; cuando Richard estaba trabajando no le gustaba que le interrumpieran pero es que últimamente se pasaba día y noche en ese maldito estudio. A veces tenía ganas de prenderle fuego... y al estudio también.
- Vale, vale, enseguida estoy con vosotras. - aún sin haberse girado a mirarme hizo un gesto con la mano en señal de que me marchara, cosa que hice sin dudar. Estaba claro que un día más a penas íbamos a verle el pelo.

    Volví al salón y agradecí a Khira que se hubiera quedado un poco más para terminar de dar de comer a Emma, que se había quedado dormida nada más acabar.
- ¿Quieres quedarte a comer, Khira? - le ofrecí.
- ¡Genial, gracias! Así me cuentas todo sobre tu primer día.
Agradecí que se quedara y me hiciera compañía. De paso, le pude explicar mi día y las novedades en el trabajo.
- Por cierto, mañana he de hacer unas gestiones y no podré venir, pero tranquila, ya he hablado con Merlin y vendrá él a cuidar de Emma.
A pesar de no tener un espejo cerca no tenía la menor duda de que mi cara debía ser un poema. Yo no terminaba de llevarme bien con él y siempre que nos veíamos era todo muy tenso y me incomodaba quedarme a solas con él.
- Vaya... me sabe mal molestarle. - dije para parecer más diplomática.
- No digas tonterías, a él le gusta mucho Emma y no le cuesta nada. - insistió.
- La que no le gusta soy yo...- murmuré.
- ¿Cómo? - enseguida Khira cayó en la cuenta de que a su medio hermano yo no le caía bien. - Ah, ya te entiendo. Dale tiempo, a Merlin siempre le ha costado más aceptar a las parejas de nuestro padre pero cuando te conozca un poco más se dará cuenta de que eres buena persona. Además, os habéis visto muy pocas veces porque ninguno de los dos pone de su parte para remediarlo.
- Vale, pondré más de mi parte, pero me podrías haber avisado con más antelación, ahora no tengo tiempo de hacerme a la idea.
- Te lo digo con el tiempo justo porque así sé que no tendrás tiempo de buscar una canguro y me aseguro de que os vais a ver. - se justificó Khira. Ante mi cara de desaprobación intentó suavizarlo. - Va, que te lo voy a compensar, créeme.
- Ah, ¿sí? ¿Y cómo piensas hacerlo? - inquirí.
- Dentro de poco es tu cumpleaños, ¿no? ¿No te gustaría salir a cenar con papá y pasar una noche romántica? Seguro que desde que nació Emma no habéis vuelto a tener una cita los dos solos. - Yo asentí pensativa, era cierto que no habíamos vuelto a salir los dos solos pero es que de hecho a penas habíamos pasado tiempo juntos en familia. - Pues podría quedarme toda la noche con Emma, así no os tenéis que preocupar de la hora.
- Suena bien... Sí, me gustaría mucho hacer algo así. Gracias Khira.

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