Side by side.

12.

Sirius rueda sobre su cama por octava vez.

Quería dormir, sin embargo no podía conciliar el maldito sueño por más que lo intentara, y eso estaba comenzado a volverle loco.

El Black suspira, sentándose sobre su cama y estirando los brazos por encima de su cabeza.

Aún era demasiado temprano para rendirse y mantenerse despierto.

Sus pies descalzos se sienten fríos apenas toca el suelo pulcramente limpio. Y ahora que se da cuenta, el clima comienza a ser un poco más frío que de costumbre. No es que hiciera alguna diferencia con su forma de vestir al dormir, nunca usaría camiseta para hacerlo, incluso si se congelaba.

Sirius tararea de forma somnolienta, atravesando el pasillo de forma silenciosa hasta llegar a la puerta de la habitación principal.

Esta se abre sin mucho problema, puede ver la silueta descansando dentro de las ligeras sábanas y no puede evitar sonreír, mientras camina hacia un costado de la cama.

—Jamie —llama, escuchando el suave murmullo que le dice que el otro le está prestando atención entre sueños—. Dormiré contigo —no es pregunta, sin embargo el Potter musita una respuesta afirmativa mientras levanta las sábanas para el.

Sirius se ve a sí mismo recostándose contra las almohadas, justo al costado de su mejor amigo, quien una vez siente su calidez se pega a su cuerpo.

El Black suspira contento, moviéndose para rodear el cuerpo del contrario, abrazándolo contra su pecho.

Sabe que no es algo que los amigos normales hagan, pero no podría importarle menos, James y él nunca habían sido amigos normales.

Es divertido, porque llevaba más de dos horas intentando dormir sin ningún resultado, y ahí junto al contrario parecía la tarea más sencilla del mundo.

Así que se relaja, rindiéndose ante su cansancio y descansando profundamente.

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Para medio día, la cabeza de Harry martilla tan fuerte que debe tomar grandes respiraciones en un intento inútil de reducir el dolor.

No sabe si es por no haber podido dormir de forma correcta, porque alguien intente entrar en su cabeza o porque no ha desayunado, pero necesita una poción en ese momento o no podrá soportar el resto del día.

Madame Promfey ni siquiera duda antes de hacer rápidos chequeos, dando una poción y acariciando su coronilla con suaves toques de magia para ayudar.

Es instantáneo, el dolor desaparece y la tranquilidad llega. Hay un pequeño regaño acerca de estarse saltando horas valiosas de sueño que le recuerdan a como Sirius le regaña.

Harry cree que así es como una madre actúa.

Sonríe pensando en sus padres y en lo increíbles que eran.

Probablemente nadie habría tenido mucha fe en ellos.
Todos habrían creído que sería un niño arruinado. Harry estaría feliz de mirarles, sonreír y soltar un argumento especialmente fundamentado para debatir aquello.

Harry era listo, independiente, fuerte, amable, caballeroso, educado, bromista, y sobre todo, un niño muy feliz.

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Ron es personalmente más grosero que de costumbre esa tarde.

No entendía porque él pelirrojo parecía tener tanta molestia con Hermione, quien a pesar de ser un poco pesada con sus formas de explicar, nunca le trató de mala manera.