Pincel

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• Teddy Lupin & Regulus Black •


A Teddy le daba miedo su tío Regulus y no porque alguna vez le hubiera hecho algo, más bien sentía que era muy viejo y regañón, aunque éste jamás lo hubiera regañado antes.

Muchas veces su cabello se tornaba gris por el miedo cuando veía a su viejo tío.

En sus vagos recuerdos está uno en donde Regulus muy serio como siempre estaba frente a Draco diciendo algo sobre su padrino Harry. Draco se veía triste y Regulus no paraba de levantar el dedo índice frente a la cara del rubio y lo único que pensó Teddy era que su tío Regulus era muy enojón.

Según Teddy, su tío Regulus era la persona más vieja que conocía, lleno de canas y quejándose del dolor de huesos cada que caminaba. En su memoria había infinidad de escenas donde su abuela y su tío Sirius ayudaban a Regulus a subir las escaleras, muchas veces Kreacher lo aparecía en otra habitación para que su tío no caminara.

Lo veía de lejos cuando hacían comidas familiares, le gustaba mucho jugar ajedrez y pintar, una vez acompañó a su tía Cissy a una tienda muggle porque quería comprarle más pinturas a Regulus.

Aunque le diera miedo su tío Regulus, Teddy sabía que en su juventud tuvo que haber sido una muy buena persona porque todos en su familia lo querían y lo cuidaban mucho, además siempre le daba buenos obsequios.

Una tarde sus papás lo llevaron a comprar un regalo para el cumpleaños de su tío Regulus y pedían su opinión, pero que iba a saber él de los gustos de Regulus. Tenía miedo de escoger algo, que a Regulus no le gustara y terminará enojado, ya había visto como regañaba al tío Sirius y a Draco. Él no quería que lo regañara también.

Al final decidieron que un juego de nuevos pinceles sería lo ideal.

- Reg no pide mucho, esto estará bien.- Dijo su mamá y Teddy solo le dio la razón.

Cuando llegaron a Grimmauld Place ya todo estaba adornado con serpentinas, globos verdes y plateados, no sabía por que en su familia estaban obsesionados con esos colores, al menos no eran como su papá, su tío Sirius y Harry que siempre usaban la horrible combinación de rojo con dorado.

Ese día Teddy por primera vez puso atención a lo que pasaba en la fiesta familiar y vio en el pastel velas con los números 7 y 4.

"74 años, con razón es tan viejo" pensó Teddy.

Pasaron las semanas y como cada miércoles Andromeda iba a Grimmauld Place a visitar a Regulus y en esa ocasión Teddy la acompañaba. No podía quedarse solo en casa, Remus tenía cosas que hacer y no podía llevarlo con él.

Grimmauld Place también le daba un poco de miedo, era una casa tan vieja como su tío Regulus, había pasadizos que te dejaban encerrado, el retrato de la señora que siempre les gritaba y el cuadro del señor del estudio que siempre le decía que no tocara sus cosas. Seguro esos eran los hermanos del tío Regulus, no le cabía la menor duda ahora que sabía su verdadera edad.

Para la suerte que tenía, su abuela le pidió quedarse con Regulus en el jardín mientras ella preparaba unos refrigerios. Regulus pintaba tranquilamente y Teddy como siempre lo veía asustado.

- Puedo escuchar tus pensamientos hasta acá.- Dijo Regulus haciéndole pegar un brinco.

- Eso no se puede.- Teddy se oía seguro y Regulus se giró un poco para verlo.- Los pensamientos de las personas no se pueden escuchar.

- Mucha gente diría que es imposible que el cabello de alguien cambie depende de las emociones y tu eres un claro ejemplo de que es posible.

Teddy se quedó pensando un poco y no podía negar que su tío tenía razón, además ya era viejo seguro había aprendido un hechizo para oír la mente de las personas o tal vez solo quería engañarlo.

Regulustober | Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora