Parte 1.

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Hace un año atrás, estaba cerrando mi mochila, con tristeza, un poco de angustia y melancolía. ¿Me estaba yendo de viaje como otras veces? Se podría decir que si, pero esta vez no regresaría por mucho tiempo, me estaba mudando y lo único que faltaba en la otra casa, era mi presencia. Pero esto era distinto, no tendría los mismos amigos, los mismos compañeros, los mismos profesores;  ya no vería esas calles repletas de gente apurada con sus celulares en mano y su andar ligero. Esos automóviles y automovilistas desesperados por llegar a tiempo, el tránsito. Esa gran ciudad llena de belleza y glamour; donde siempre esperas encontrarte a algún famoso, que ya se a vuelto una costumbre. Pasaría de ver el amanecer y el atardecer en el mar a tal vez ni siquiera verlo. Muchas preguntas y pocas respuestas en mi cabeza, y yo sólo una incógnita entre los edificios de Punta del Este.
Minas 'hermosa ciudad rodeada de sierras donde se pueden apreciar maravillosas vistas y el lugar donde yo crecí' esas fueron las últimas palabras que escuché de mi padre antes de conectarme a mi mundo, mi celular, con 650 canciones que marcaron toda mi vida como esta gran ciudad. Y así iba mirando por la ventanilla el mar y las olas, recordando todos mis momentos, los buenos y los malos, a mis amigos, esos 4 fantásticos chicos que me habían bancado mucho tiempo unos más y otros menos; mis compañeros,  mis vivencias, mis lágrimas y mis sonrisas, entre otras cosas. Y el camino iba creciendo y decreciendo al mismo tiempo, estaba cada vez más lejos pero cada vez más cerca. Y las olas, el mar y la arena se fueron tornando Sierras, cerros y altura.
Un apartamento, entre por la puerta y esperaba encontrarme con un oscuro y sombrio zaguan pero me encontre con una escalera estrecha y con escalones angostos, dos habitaciones,  1 baño, parrillero, cocina y una sala de estar con terraza, ese era mi nuevo "hogar" según mi madre, no quería opacar su emoción con la mudanza, los nuevos muebles que compraría y todo lo demás que le causaba emoción; Aunque sabía que ella en el fondo sentía una enorme tristeza incluso más grande que la mía, ella vivió toda su vida en Maldonado y es un poco más que el doble que la mía,  así que respondí con un "ajá". En el gran espejo del baño había una persona reflejada, era yo supongo, veía mi dolor reflejado en mis ojos sentía odio y furia de haber sido apartada de mi lugar, donde crecí y donde me sentía cómoda. Me lave la cara y salí con la frente en alto.
Miré por la terraza no era lo mismo eran calles distintas todo era distinto no podía resistirme más a esa vida y ni siquiera habían pasado 30 minutos.

12 meses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora