Desastre vecinal

Capítulo 1

-¿Qué cojones haces Pedro?- gritó Melinda desde el balcón del 1ro 4rta.

-Pero por qué te extrañas, si todos sabemos que Pedro está agilipollado- respondió el vecino de al lado, Alberto.

-Es que de verdad Pedro, tú no ves que no estás en tu bañera y no puedes ir por ahí sin nada que te tape?

-Mira, lo que yo quiero es que cuando lleguen mis últimos años no esté tan fatal como él- dijo Miriam

-A ver... Ostia! ¿Pedro, qué haces con tu vida? ¡Tápate ahora mismo!- se unió a la conversación José.

Entre tanto, Pedro, seguía cantando y bailando al ritmo del coro de la patata.

-Tonterías- dijo Pedro- que a mí me queda mucha vida por delante y no la voy a estar malgastando mirando las grietas de mi comedor mientras puedo estar viviendo a tope mi vida.

-Ahora que has sacado el tema- dijo Miriam- hemos de arreglar las grietas, cada vez se van haciendo más profundas y no me apetece mucho morirme por un derrumbe del edificio, que aún soy muy joven.

-A ver, parece mentira que tengáis tantos años y tan poca inteligencia, está muy bien proponer ideas, pero, ¿Cómo pagaremos las obras si el dinero no nos deja ni para comprar una tarta de chocolate?- preguntó Alberto.

-Ahora ya entiendo porqué estás tan rechoncho, claro, si te gastas el dinero en azúcares no pretenderás tener dinero para las otras cosas- atacó José.

-Oye, te callas, porque si pusiéramos un palo a tu lado no sabría decirte quien está más delgado- le echó en cara Alberto.

-Parad los dos, lo único que estamos de acuerdo es en que la más cuidada y hermosa de aquí soy yo- agregó Miriam.

-¿Perdona? Tú no sabes ni lo que dices, es que tanta manicura te ha intoxicado el cerebro, porqué de toda la vida, la más preciosa he sido yo. Y quien se atreva a cuestionarlo se va a llevar tal chancletazo en la cara, que se va a quedar más lelo que Pedro- dijo Melinda.