La curiosidad es algo común en el ser humano. Pero llegar hasta el punto de parecer un psicópata no es muy normal. Daniel se auto declara una persona bastante curiosa y aún más cuando llega Sebastián un chico de cabellos rosas que a mostrado ser diferente a las personas con las que él suele familiarizase. Callado, solitario, serio y no parece mostrar sentimientos algunos, es eso y más lo que ha conseguido cautivar la atención de el pelinegro. Él cual se ha demostrado bastante tímido para dirigirle una palabra alguna pero llega un punto en el que ambos logran establecer una conversación en la cual Sebastián se da cuenta de que el ojiazul es más dulce que un pastel.