Capítulo 9: Compañerismo

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Julio 2033 – Zona de entrenamiento, Tarde – Tadao

Solo se escuchó este sonido seco de detonación de las granadas, Sebastián y Ceren fueron impactados por las tres granadas que lanzó el guardia de blanco. Sebastián tropezó casi al llegar a la segunda ronda de explosivos que había lanzado y estos explotaron, Ceren se apresuró a quitarlo y alcanzaron a evitarlas, la tercera ronda aún no explotaba. Parecían minas. El grande las accionaba mediante un botón en la parte superior, pero no detonaban al contacto con alguna superficie, si no, cuando algo en movimiento estaba en la cercanía, o eso parecía.

Ceren ayudó a Sebastián a levantarse, sin embargo, era notorio que ambos sentían gran dolor por el choque de estas granadas. Debían de detenerse, no tenía sentido que siguieran el recorrido, pero el entrenador les apuntó con la pistola de bengalas y su puntería ya no estaría en duda, ya que los miraba fijamente a ambos para que siguieran el trayecto.

- Nunca mencioné que se detuvieran – dijo en un tono de voz totalmente tenebroso, los demás nos habíamos quedado paralizados sin saber que hacer o si deberíamos intervenir en una acción que posiblemente atraería más guardias y terminaría igual que en el comedor. Pero cuando menos pensábamos, Ceren, que sostenía a Sebastián del brazo, comenzó a avanzar a un paso moderado, llegaron a la siguiente ronda de bombas, eran menos que las que ya habían anteriormente pasado, sin embargo, en sus condiciones ambos podían caer fácilmente si se activaban rápidamente. Se detuvieron un poco, accionaron la bomba y dieron un brinco hacia atrás. Es una buena estrategia considerando su estado.

Cruzaron la tercera vuelta y siguieron avanzando, el entrenador no lanzó ninguna bomba más, solo los miraba, y ahí fue cuando pudimos apreciar mejor las miradas de aquellos dos, ellos se encontraban observándolo, tenían unos ojos llenos de furia, también de determinación, era un encuentro de miradas que yo no habría soportado, ni ganado. Llegaron a la meta y el guardia se mantenía en total silencio y también los otros dos. Gruño y después soltó finalmente un sonido.

- ¡Reúnanse todos ahora mismo! – bufó con horrido estruendo el grande, quedamos estáticos, pero no teníamos otra opción, en este lugar nunca tenemos una segunda opción. Nos levantamos del lugar y recorrimos la distancia hasta llegar a ellos, todo esto en un silencio frio, ninguno mencionaba nada, ni nos mirábamos, solo continuábamos el andar, hasta quedar frente a frente con él. Nos acomodamos en una hilera en el mismo orden de la vez anterior. Fijaba la mirada en cada uno de nosotros, y se la devolvíamos, la tensión creció a niveles increíbles después de que ese dúo le demostrara sus habilidades, impresionante.

- Parece que sus instintos y reflejos no son tan deplorables como creía ­– comentó con su voz gélida y militar – Estos ejercicios, como se les había mencionado, fueron para trabajar en su condición física y reflejos – continuaba hablando. Sigue mencionando la parte del objetivo de esta primera prueba, es muy extraño, sabemos para qué es, pero porqué nos hacen hacerlo, no tiene sentido alguno. Aunque todo este lugar no tiene sentido alguno.

- Descansarán unos momentos, después comenzaremos la segunda prueba del día, espero estén preparados para entonces – soltó una media sonrisa mientras finalizaba su comentario. Cuando dejó de hablar, tres de las puertas que nos rodeaban se abrieron, entraron seis guardias, dos de ellos arrastraban otra mesa metálica con los frascos con agua, la mesa de los otros dos traía lo que parecía ser pequeños botiquines y lo que parecía ser bolsas de plástico grueso, y los restantes arrastraban una con pequeñas toallas, posiblemente seis de ellas.

Se posicionaron a un lado de nosotros, dejaron las mesas y dieron media vuelta en dirección a las compuertas de donde vinieron, y extrañamente, el guardia los siguió, sin mencionar ni una sola palabra. Cruzaron la puerta y estas se cerraron. No irán lejos, y, de todas formas, la voz mantiene vigilancia de todos nosotros, por lo que nos encontrábamos encerrados dentro del lugar. Por lo menos solos, algo bueno considero.

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