Capítulo 2

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A la mañana siguiente, el pueblo estaba en pánico. Los padres, madres y familiares estaban llorando, gritando que sus niños no estaban.

Sentado lejos, Jongin apretó los dientes y los puños. No podía decir nada sobre el flautista. Habría pensado que todo fue un sueño si no lo supiera mejor.

Pero sabía que si iba y hablaba de un hermoso chico, no mucho mayor que un niño mismo, el pueblo quizá le gritaría – preguntándole por qué no lo había detenido cuando tuvo la oportunidad – o no le creerían nada de nada.

Jongin ni siquiera podía creerlo pero la desaparición de Taemin probaba que todo era cierto. De cualquier forma, sonaba ilógico ser hipnotizado y secuestrado con música. "¡Había guardias custodiando el camino!" una madre gritó, "¡¿Cómo es que ninguno de ellos vio a nuestros niños yéndose?!"

"¡¿Quién protege este pueblo?!" un padre se unió a los gritos.

Jongin bajó la mirada. Todos aquí sabían que Jongin estaba entre los que habían perdido a los niños. Jongin, quien era bien conocido por haber perdido a sus padres a temprana edad y haber tratado de criar a su hermano.

Cerró los ojos y recordó flautista. Su túnica verde era hecha de seda y se movía en el viento. Sus ojos eran sorprendentemente gentiles a pesar del efecto que tenía su hipnotizadora música. El lento, simple movimiento de sus labios curvándose en una sonrisa, enviaba escalofríos por la espalda de Jongin.

¿Qué era él? ¿Jongin lo escucharía esta noche otra vez?

Esperaba que sí, quería de regreso a su hermano. Esta mañana, cuando despertó y se dio cuenta que su hermano no estaba y que nada de eso había sido un sueño, su corazón se detuvo y la devastación tomó control.

No a Taemin. No podía perder a Taemin.

"Nos encargaremos de todo," aseguró el Lord del lugar, "Quédense tranquilos, el flautista no se llevará lejos a nuestros niños. Lo encontraremos y recuperaremos a los niños." Jongin tragó en seco y abrió los ojos. Miró a las personas del pueblo y trató de detener el temblor en sus manos, las cuales estaban en su regazo.

No sabía lo que el flautista quería. Por qué estaba llevándose a los niños. Por qué quería que Jongin lo acompañara por 7 noches. Francamente, a Jongin no le importaba.

Solo quería de regreso a su hermano y esa noche, cuando la luna estuviera en lo alto y Jongin estuvo en su cama, esperó.

Los grillos volvieron a cantar, el sofocante calor del verano hizo que Jongin sudara en su cama.

Fuera, podía escuchar las pisadas de los guardias – doblados en número debido a la desaparición de los niños.

Y entonces, justo después de la medianoche, volvió a escucharlo. Un ligero sonido al inicio, era un sonido extrañamente triste flotando por el lugar, pero llegó a oídos de Jongin como una cálida brisa.

Jongin se puso de pie y lo siguió. Salió de su casa y nuevamente, a pesar del incremento de los guardias, no había nadie en las calles. Jongin siguió la música, bajó por la calle dejando el pueblo yendo hacia los campos y ahí, tal como anoche, la fogata estaba encendida. Solo que esta vez, en lugar de niños bailando alrededor, solo había una figura bailando. El solitario flautista, su túnica verde flotaba alrededor de él mientras tocaba la melodía que era muy audible a oídos de Jongin pero silenciosa para otros.

Las piernas de Jongin se sintieron pesadas mientras se acercaba al chico y cuando el flautista lo notó, dejó de tocar y sonrió. El chico fue hacia Jongin y guardó su flauta, "Entonces sí puedes escucharme. Impresionante."

Danse Macabre - KS TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora