Idol Secret.

Secret.

Se miró en el espejo como siempre lo hacía antes de una presentación y repitió las palabras que utilizaba en esas situaciones para calmar sus nervios al estar frente a una gran multitud. En un principio no creyó que ayudara de algo, pero ahora era ritual que si no realizaba, sentía que no podría salir.

—Soy perfecta, soy hermosa, soy... una Idol.

—¡Rin-Rin, sales en cinco minutos! —La voz de su manager, una bella mujer de cabellera azabache y corta, se hizo escuchar desde la entrada.

—¡No me digas así! —Se quejó odiando ese apodo. Suficiente tenía con todas las vergüenzas que pasaba por ellas como a parte soportar un sobrenombre muy femenino solo porque así estaban afianzando su relación y "combinaba" con su nombre.

—Sí, sí. ¡Apresúrate! —dijo restándole importancia al asunto—. ¡Tus fans ya están aquí! —exclamó con emoción—. Hoy será otro éxito asegurado.

Solo se limitó a suspirar y asintió. Cuando se sintió preparado, salió de los vestidores. Aunque llevaba ya tiempo utilizando faldas y vestidos, todavía no se acostumbraba del todo y seguía con su manía de tratar de bajarla más, lo cual, en palabras de Koujiro Rinko, no era nada femenino de hacer.

—¡Ya deja esa falda en paz! —Le recriminó ella—. Kazu-chan, creí que ya te habías acostumbrado.

—Y yo creí que solo sería modelar... ¡y por una temporada! —acusó recordando el día en que se metió en todo ese lío—, pero no... Las cosas no son como quisiéramos.

—Kazu, Kazu, Kazu... —La voz de su mentora y la persona que lo adentró a ese mundo, se hizo escuchar desde sus espaldas. Tanto Rinko como Kazu se detuvieron y se giraron para ver a la bella mujer voluptuosa y poseedora de una larga cabellera rubio cobrizo. —Te quejas, pero nunca has renunciado formalmente... —Le recordó con burla—. Ya admite que te gusta todo esto. Eres el Idol más popular del momento. ¡Estás en la cúspide de tu carrera y no te puedes retirar así sin más!

Aunque no lo quisiera admitir, ella tenía razón. Pero mentía en algo.

La razón por la que no renunciaba era simplemente por dos cosas; la primera, si lo hacía, sería demandado por incumplimiento de contrato y debería de pagar una indemnización excesivamente alta. Perdería todo el capital que ganó y sería un pleito largo porque no lo dejaría ir tan fácilmente.

"Eres la estrella brillante oculta en una vasta oscuridad que había estado buscando por años", le había dicho la vez que se conocieron.

Y el segundo motivo era que necesitaba la intervención de sus tutores para el trámite, quienes no lo dejarían renunciar ya que era debido a sus "inseguridades", porque su deseo era seguir en ese mundo. Como se esperaba de una retirada actriz, había convencido a sus tíos de que estar ahí era su deseo reprimido y que si renunciaba, no era por voluntad propia, sino por presiones y poco apoyo, lo cual ellos no querían que se sintiera así y le permitían seguir con eso.

Conclusión: estaba jodido y solo podía esperar a la renovación de contrato para finalizar todo eso.

—Las odio... —susurró.

Las dos mujeres sonrieron como diablillos a punto de hacer una maldad.

—¡Los necesitamos en el escenario ya! —Uno de los encargados de la producción apareció por el pasillo corriendo apresuradamente—. ¡Kirino-san, a escena!

"Kirino" solo asintió y se dejó guiar. Una vez más, daría un show.

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