Rayo Morado

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Miré a Newén perpleja. ¿Qué estaba haciendo con las manos? Vi que me escrutaba atentamente, como si esperara alguna reacción de mi parte. Solo levanté las cejas.

Resignado, Newén dejó caer los brazos a ambos lados de su cuerpo mientras un suspiro se escapaba de su boca.

-¿Algún problema? -Preguntó mirándolo.

Él solamente niega. Se acercó a mí, me agarró por los hombros y con fuerza me sacudió. Era solo un palmo más bajo que yo.

-¡Deja de fingir! -Lo miré extrañada entre sacudidas y le grité.

-¡¿Se puede saber qué te pasa?! -De repente, se puso a rugir frente a mi cara como a un león.

Sin que pudiera reaccionar, me dió un empujón que hizo que pierdiera el equilibrio y terminara con el trasero contra el suelo. Nawén salió corriendo sin mirarme.

-¡Eh, espera! -Grité levantándome tan rápido como pude.

Pero antes de que pudiera perseguirlo, un rayo morado cayó frente a mí, provocando que saliera volando por los aires, distorsionándolo todo a mi alrededor.

Las alas de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora