Capitulo Ocho. 𝗗𝗲𝘀𝗮𝗽𝗮𝗿𝗲𝗰𝗶𝗱𝗼

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A la noche siguiente, Shoto se encontraba echado en el futón de su dormitorio, una vez más leyendo, solamente que esta vez se trataba de un thriller que había leído en el internet que era especialmente recomendado por los internautas.

Sin embargo, su atención no se encontraba plena sobre su lectura, esto era a causa de la preocupación creciente en su pecho. Aquellas horas habían sido especialmente solitarias, Midoriya se había encerrado por la mañana en su dormitorio y no había salido ni siquiera durante las horas del almuerzo o cena, se había recluido completamente en aquellas cuatro paredes que constituían su dormitorio.

Esto había encendido cada una de sus alarmas internas, por lo que paulatinamente se acercaba y tocaba suavemente la madera de la puerta perteneciente al omega, no recibía respuestas concisas, solo unos cuantos ruidos provinieron de ese dormitorio, pero Izuku no salió.

Fue entonces que se intentó relajar, quizás el omega se encontraba enfermo. Aunque eso no justificaba su falta de comer o de contacto con el mundo exterior. No fue hasta el anochecer que a su mente llegaron los recuerdos de cuando aún vivía junto a Fuyumi, Natsuo y su padre. 

Sus hermanos también eran de desaparecer durante algunos días del mes, sin explicación alguna, encerrándose en sus dormitorios durante horas, actos para los cuales nunca había recibido más que respuestas ambiguas, "Entenderás cuando seas más grande", eran sus palabras, pero, eso no lograba disipar sus dudas.

De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos, cuatro golpes se escucharon en la madera de la puerta de su dormitorio. 

"Será Kaminari", supuso, el rubio de baja estatura había tomado durante esos días la costumbre de visitarlo tras la cena, limitándose ambos a pasar un rato disfrutando de la compañía ajena, antes de que Denki se retirara a su dormitorio para que ambos pudieran descansar debidamente.

—Mitad-mitad. Abre. —Se escuchó la voz del alfa con quien estaba destinado, tras un último golpe.

Pronto se levantó del futón, yendo hacía la puerta para abrirla, una vez lo hizo, se encontró con el rostro cansado de Katsuki, esto era lógico en consideración de la hora que era, siendo aproximadamente de medianoche.

—¿Qué sucede? —cuestionó el rubio, parpadeando con lentitud mientras luchaba por mantenerse siquiera de pie.

—¿Con qué? 

—Deku. El idiota no salió en todo el día de su dormitorio, ¿O me dirás que no te diste cuenta? —interrogó una vez más, con un malhumor casi palpable.

—Lo hice. Pero no sé porque no salió en todo el día. —contestó sin más.

—¿Responde los mensajes?

—No.

—¿Lo intentaste llamar a su puerta?

—Sí, pero no responde.

Katsuki en ese momento balbuceo, palabras incomprensibles por lo poco moduladas que se encontraran. Incluso por más de que se encontraran a menos de un metro de distancia entre ambos, el ipsilon no fue capaz de discernir qué es lo que este intentó comunicarle.

—¿Y tú? —Alzó la voz nuevamente el alfa, tras haber escaneado la apariencia del más alto.

—¿Qué?

—¿Estás bien? —masculló, frunciendo levemente su ceño— ¿Acaso tengo que repetir todo veinte veces para que entiendas o qué, mitad-mitad?

𝗔mor 𝗱e 𝗧res || 𝗕𝖺𝗄𝗎𝗧𝗈𝖽𝗈𝗗𝖾𝗄𝗎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora