Deseaba que fueras tú

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Maggie y Hershel le abrazaron con fuerza, Maggie estaba llorando de tristeza pero también tan enojada con ella — ¿Por qué no dejaste que fuera yo? —.

Beth bajó la mirada, ella podía cuidar a su padre porque siempre había sido la más fuerte de las dos y tenía un prometido al que también tenía que cuidar. Beth trató de guardar el olor de Maggie en su memoria y luego el de su padre en un abrazo, sonrió para que esta fuera una despedida menos triste —Voy a estar bien—.

Entonces tanto su padre como Maggie habían dado una mirada de decepción, a sus ojos era una chica frágil y una chica muerta más. Ella se sacudió la sensación de desesperanza, necesitaba creer que las cosas serían diferentes este año y que el distrito siete tendría un campeón, aunque si era realista Daryl tenía todas las oportunidades en comparación a ella.

Salió de la habitación directo a los trenes que la llevarían al capitolio dejando a su hermana abrazada a Glenn y su padre rezando en silencio. Beth estaba tan asustada por todo lo que pasaba, no tenía una idea de cómo superar eso, tal era su miedo que apenas vio los hermosos adornos del tren o los manjares que una mesa no muy lejos le mostraba.

— ¡¿Por qué madres no cerraste la puta boca?! —el grito furioso de Daryl le hizo reaccionar un poco.

Ella retrocedió sorprendida por esta irregular energía salida del hombre que identificaba con su chaleco de cuero, Daryl dio unos pasos más cerca de modo amenazante — ¡No, ahora ya no veras a Maggie nunca más! Ni a tu padre o a ese estúpido cuñado tuyo—.

— ¿Querías que Maggie estuviera aquí? — preguntó incrédula ante las palabras del hombre.

Daryl quería gritar que sí pero en su lugar contestó —Ella tiene más de una oportunidad que tú—.

Beth sintió como si fuera golpeada por él, nadie confiaba en ella y eso hacía que su moral bajara al suelo pero en lugar de llorar arremetió con violencia — ¡Ya sé! Para todos soy una chica muerta, no tengo el carácter de Maggie o la fortaleza de Michonne, la ganadora del año pasado. Pero soy fuerte aunque eso tú no lo entiendes porque eres un maldito insensible, por lo menos deberías tenerme un poco de fe—.

—Como si la fe sirviera para algo, no hizo nada por tu hermano o tu madre— le contestó con amargura.

— ¡Basta ya! — gritó una mujer cerca de ellos.

Los dos voltearon a verla: su cabello canoso, delgada y ojos azules. De inmediato la reconocieron como la única ganadora de su distrito: Carol Peletier, que había ganado haciéndose pasar por una mujer débil y sumisa hasta que al final tuvo que matar a sus aliados Karen y David cuando ellos estaban enfermos para ganar la competencia.

La tensión podía sentirse en el ambiente pero Carol no se intimidó, se cruzó de brazos mientras la otra mujer de aspecto ridículo miraba a todos como si en cualquier momento fuera a ocurrir una explosión. Daryl chasqueó los dedos —Yo no necesito a nadie para ganar esta mierda—.

—Tu hermano Merle pensaba de esta manera y mira como resultó— le contestó de modo suave Carol.

— ¿Ah sí? Porque ganar te llevó al paraíso: no evitó que tu hija muriera de hambre mientras tú estabas en la competencia: a pesar de que te ofreciste como voluntaria— contestó él con acidez.

Carol parecía que iba a llorar pero solo respiró profundo —Adelante, desquita toda tu ira pero dime ¿Porque te ofreciste tú? —.

Daryl también respiró profundo, esas palabras lo habían hecho serenarse al recordar cuál era su misión, él estaba asustado y no sabía qué hacer cuando las cosas se salían de control. Se mordió el pulgar en señal de nervios. Carol vio que él comenzaba a tranquilizarse así que posó sus ojos en la otra joven con detenimiento: era delgada, bonita, dulce y lo que parecía un manjar para los juegos pero también podía detectar esa fuerza silenciosa que mujeres como ella tenían.

Dio una pequeña sonrisa a la joven, solo tenía que encontrar su talento oculto para que tuviera una posibilidad de sobrevivir, luego dedicó una mirada a Daryl y de inmediato supo que todas las papeletas estaban a su favor. Él era todo rudo y fuerte mientras ella suave y brillante, sonrió, tenía una idea que iba a explotar hasta el final.

—Voy a hacer lo que pueda para hacerlos ganar, se los juro— les dijo Carol.

La otra mujer con vestimentas extravagantes entonces interrumpió —Bien, bien, primero deben comer algo y luego comenzaremos a pensar en su publicidad y apariencia porque no olviden que necesitan patrocinadores si desean sobrevivir—.

Todos se sentaron a comer tanto que incluso podían vomitar, luego Carol pidió hablar en privado con cada uno de ellos, los dos se fueron a su respectiva habitación para tomar un descanso porque ya había oscurecido. Necesitaban descansar y tener fuerza si querían ganar la competencia, Beth estaba tan impresionada al ver una habitación más grande que toda su casa junta, se dio un baño y luego se puso una pijama tan suave como nunca había sentido antes, la sensación le hubiera hecho sonreír a la joven de no ser por la situación.

Las palabras de Carol seguían sonando en la cabeza de Beth, estaba enojada con Daryl, casi furiosa por la forma de tratarla porque en un momento como ese ella quería ser consolada pero no, tenía a ese cabeza dura a su lado aunque la duda sobre la elección en estos juegos le hizo apaciguar su molestia. Caminó a donde había visto entrar a Daryl con la esperanza de tener una plática con él, no quería que en los últimos días que tenía con vida se la pasaran enojados.

— ¿Qué quieren? — contestó del otro lado la voz de Daryl cuando ella tocó la puerta.

Ella no contestó, volvió a tocar y esta vez Daryl abrió la puerta, antes de que la cerrara en sus narices Beth se escabulló así que Daryl tosió incómodo. Sabía que Beth quería hablar con él pero no tenía la fuerza para hacerlo porque probablemente Beth diría algo que hiciera que la chispa en el interior de Daryl se encendiera.

Había pasado con Merle y cuando murió se sintió tan perdido, así que ahora él ponía distancias para no sufrir más —Mejor ve a descansar—.

El hombre caminó a la cama y se tiró en ella —Esta es la cama más cómoda que he tenido en mi vida—.

Beth se sentó en la orilla mirando al hombre de modo tranquilo — ¿Por qué te ofreciste de voluntario esta vez? —.

Daryl cerró los ojos, no quería responder la pregunta pero tampoco quería que ella lo viera como un enemigo porque si quería protegerla necesitaba permanecer a su lado. Se sentó en la cama y le miró un momento —No sé—.

Ella sonrió —Lo siento, no debí preguntar. Yo solo quería darte las gracias ¿Sabes? Por todo lo que me enseñaste allá en el bosque porque me va ser de mucha ayuda. Quería decírtelo antes de que muera—.

Beth se levantó de la cama y Daryl dijo muy rápido —Tal vez no tengas que morir, tal vez los otros tributos estén locos o sean muy buenos pero no morirás—.

Ella volteó a verlo con tristeza —Incluso si ellos no me matan...quería darte las gracias...porque vas a ser el último de pie—.

Daryl negó con la cabeza, dolido y asustado pero Beth insistió —Lo serás, no soy ciega, solo recuérdame a veces—.

Daryl la tomó de su muñeca —No, tú no vas a morir—. Afirmó él.

— ¿Por qué estás tan seguro? — pidió ella entre la diversión y la melancolía.

Daryl no dijo nada, se mordió el labio pero su mirada lo decía todo porque estaba cargada de energía y al mismo tiempo de sentimiento. Él no quería verla muerta, había ido para asegurarse de que no fuera así y Beth pudo leer todo en su acciones porque mientras le enseñaba sobre la caza había aprendido a interpretar sus señales.

—Oh— dijo incapaz de expresar una oración coherente, había un mar de emociones a punto de ahogarla en la declaración.

De pronto apareció la mujer de la vestimenta extraña, dando un gritito de sorpresa — ¡Fuera niña! ¿Qué se supone que haces en la habitación de un hombre mayor? —.

La mujer se llevó a Beth, quien había pasado del oh de sorpresa al de la compresión y luego al del horror: Daryl venia por ella, para morir por ella.

The games of the dead (crossover bethyl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora