Baile lento

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Luz finalmente había sido invitada a la mansión Blight, su novia le advirtió que estaría quedandose a escondidas, pues sus padres habían salido por temas de negocios, así que su única compañía serían los gemelos, Eda estuvo completamente de acuerdo apenas le dijo que sería una aventura a costa de los mayores, algo de emoción debe caer sobre las mentes jóvenes.

La humana había llegado a la entrada siendo recibida por una abominación, la tentación se cierne sobre ella y antes de que pudiera detenerse ya había metido sus manos en la baba para formar un gatito en el rostro del monstruo. Amity llega para presenciar su obra maestra, algo que agita su pecho, coloreando sus mejillas y soltando una risa tímida, le gusta la creatividad de su novia, le encanta cada facción y habilidad que muestra, no puede evitar sentir su corazón palpitar tan furioso con ella cerca.

La joven Blight le da la bienvenida con un torpe abrazo, tan débil como el agarre de niño, mientras que Luz se asegura de estrujarla un poco. Apenas se separan notan a las dos siluetas espiando desde la esquina, ambos adolescentes salen de las sombras para poder saludar con su expresión coqueta habitual, ambos en son de molestar un poco a la pareja, sin embargo, más pronto que tarde, sacan a relucir sus intenciones.

“Bueno… como nuestra querida, manoplas, no parece tener un plan para esta tarde” empieza Edric empujando a la morena dentro de la casa.

“Les tenemos una sugerencia, auspiciada por la repisa de papá” continua Emira obligando a Amity a entrar tomándola por los hombros.

La emoción se presenta como avispas furiosas atacando el estómago mortal, Luz no se muestra apacible, los gemelos notan sus ojos brillantes y suplicantes por respuestas, no la ignoran, atacan con un guiño o un besito volador para devolverla a su estado avergonzado y retraído.

Una vez llegan a la sala las más jóvenes captan el objeto en particular en una mesita.

“Ese es el tocadiscos de papá” menciona Amity apuntando lo obvio con un tono confundido.

“No había visto uno de esos desde que mamá me llevó al museo” Noceda procedió a acercarse, soltándose del gemelo varón, su cuidado se multiplicó al cien cuando estuvo cerca del aparato.

“Aquí tampoco son tan comunes, la gente prefiere a los músicos callejeros” agrega Emira con un aire autosuficiente, sacando un disco de la nada con un círculo correspondiente a su propia magia.

“Entonces… ¿Cuáles son los planes?” pregunta la morena volteando a mirar al trío de hermanos.

“¿Has estado en algún baile aparte del Grom?” empieza Edric con una sonrisa felina, casi traviesa, esperando conocer un poco más del pasado de la humana.

“Eh… no…” Luz juega con sus manos, observando el suelo por medio segundo antes de alzar su mirada nuevamente “No he estado en ninguno que haya terminado tan bien, la verdad” se encogió de hombros tratando de quitarse la incomodidad que nace desde su estómago.

Amity se acerca para tomar las manos de su novia con plena suavidad y cuidado de no aproximarse tan de repente, una sonrisa gentil que hace que el corazón mortal se derrita lentamente en manos de la bruja.

“Parece que bailaremos juntas otra vez entonces…” concluye la joven de cabellos de dulce algodón.

Las manos inexpertas de Luz toman suavemente las de Amity tratando de sonreír sin mostrar sus nervios crecientes, sus pulgares prueban la textura de la piel deleitándose de su suavidad. Ambas se acercan buscando el tacto de la otra, juntan frente con frente disfrutando la conexión que parecen tener con cada roce al acomodarse para bailar.

Edric se acerca cauteloso al tocadiscos con tal de instalar la música, los gemelos habían planeado reunirlas de esta manera desde que la humana apareció en sus vidas, confirmando cuanto querían ayudar cuando Amity reclamó a Luz como suya frente a un montón de inversores y sus propios padres. Emira bajó las luces ligeramente para ambientar, un par de hechizos de luz fueron suficientes para terminar la nula decoración.

La joven de cabellos rosa está eternamente agradecida por el empujón, hoy sólo había esperado una velada echada en la cama leyendo libros… con Luz, pero esto es mil veces mejor. Por parte de la latina, un montón de escenas comenzaron a formarse en su cabeza, había imaginado esto mientras leía algunos fanfics de Hecate x Azura, sin embargo no esperaba que fuera a pasarle algo similar, ni siquiera podría haberse puesto en esa fantasía.

Finalmente, la música comenzó a sonar, en un principio sobresaltando a las jóvenes, quienes se tomaron su tiempo para comenzar, Amity fue la primera en dar un paso hacía adelante, guiando a su novia por la sala, sus manos firmes y correcta posición dejarían a cualquiera con la boca abierta. Su paseo comenzó lentamente, tan suave como la melodía en función, ninguna sabe exactamente cómo dirigir después del inicio, pero dejan todo a la suerte mientras barren sus pies con calma. La humana alza su mirada después de haber estado observando el suelo por un rato siendo recibida por los brillantes ojos dorados de su amada, una sonrisa tonta se presenta en su rostro a la vez que se arrastra con plena naturalidad al son de la música.

En un momento cambian a una posición menos formal, la más joven parece hipnotizada por la mirada de su novia, la luz tenue no ayuda a que todo parezca de ensueño, en especial cuando la humana alcanza a abrazar el cuello de su amada, acercando sus rostros con total naturalidad, rozando sus labios tratando de robar su aliento, no hay coraje para robarle un beso, pero sí para seguir observando detenidamente cada facción de su rostro. Parecen sentir el corazón agitado de la otra, pues no es necesario ver el fuerte sonrojo en sus mejillas para saber lo que ambas desean.

“¿Puedo…?” Luz no se atreve a terminar la pregunta, sus ojos de cachorro se aseguran de enfatizar lo que necesita.

“¡Si!” la emoción burbujea en su pecho, la afirmación tan efusiva tira hacía atrás a la humana “Digo… si, por favor” tranquiliza su tono para poder volver a la vida el ambiente que se estuvo cocinando a fuego lento hasta ahora.

Una risa se escucha desde la oscuridad, pareciera tener eco, pero pronto se dan cuenta de que los gemelos han estado bailando junto a ellas todo el tiempo.

“Lo siento, pero eso ha sido anticlimático” comenta Emira agitando su mano derecha tratando de disipar la tensión que se formó de repente.

“Ese tipo de cosas se hacen, no se preguntan” agrega Edric con una sonrisa felina y ojos brillantes.

Luz adquirió una nueva gama de colores rojizos en sus mejillas, Amity estuvo mil veces peor al instante, a pesar de su vergüenza no se atrevieron a separarse del todo, se pusieron junto a la otra chocando sus hombros y tomando sus manos, la joven Blight agarró el borde de su camisa mientras la humana sostuvo su estómago con el brazo, tratando de aminorar el bochorno.

Los gemelos se dieron cuenta de la reacción de las chicas y actuaron enseguida, no querían que se sintieran humilladas ni nada por el estilo, así que, Emira tomó a su hermana de la mano para invitarla a bailar, Edric conseguiría la aceptación de Luz para hacer lo mismo, las luces volvieron a brillar en su máximo esplendor mientras una danza en grupo comenzaba a formarse entre risitas y bromas casuales, sin tensiones ni represiones podían seguir en su propio tono a pesar de la música suave.

El día siguiente estaría lleno de explicaciones cuando el tocadiscos seguía inundando la sala con música teniendo a los hermanos y a una humana durmiendo en el sofá.

The Fluff HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora