Capítulo 44

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—Ey, eres

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—Ey, eres... ¿no eres Levi? —fueron interceptados durante su camino en el distrito Trost, llamando la atención de las personas alrededor y siendo insultados por los que tenían frente a ellos.

—Están bloqueando mi camino —espeto el azabache tratando de sonar no molesto.

—Primero escúchanos. Escucha a los campesinos por un momento —le impidió el paso uno de los hombres—. Con soldados como tú ocultándose aquí, no podemos hacer nuestros negocios. Nosotros y los otros ciudadanos no confiamos en los soldados, y estamos asustados de estar cerca de ellos. Si no ganamos dinero, no tenemos nada para comer. Pero las tropas de guarnición se fueron sin dejar rastro, y ladrones, aprovechando la oportunidad, nos asaltaron. Y las tasas demuestran que no han disminuido, ni un poco ¿cómo esperas que vivan los civiles? —el hombre hablaba con molestia y decepción, Levi decidió escucharlo, después de todo, las cosas que habían ocurrido también había sido provocado por la Legión y qué decir de lo que pronto ocurriría.

—¿Qué tanto espera el capitán? —se preguntó Ondine susurrando a la oreja de Connor, este le pidió que mantuviera la boca cerrada.

—¿Qué estás haciendo caminando por las calles tan a la vista de todos? ¿Estás comprando? Incluso tienes a mujeres que te hacen compañía. Qué digno.

Connor se hizo intermediario al colocarse delante de las chicas y la chica que eran sus compañeras al ver que los civiles se acercaban peligrosamente a ellas, los demás hicieron igual.

»Si tienes cualquier simpatía, danos algo de dinero y deja a los soldados que comen sin pagar.

El sonido estruendoso de algo yendo detrás de ellos alarmó al mayor de todos.

—¡Ten cuidado! —advirtió el azabache a los demás.

—¿De quién? —preguntó alzando su mirada hacia la multitud alternándose cuando vio que su amigo era pateado por el hombre con el que hablaba, tomándolo de la ropa— ¡Mejor soldado de la humanidad!

—¡Hay un carro que viene hacia aquí! —señaló el azabache poniendo detrás de él al hombre que lo molestaba intentando protegerlo, los demás siguieron su ejemplo a excepción de dos.

—¡Ar...! ¡No! —se corrigió Sasha al hablar— ¡Eren y Christa! ¡Se los llevan de nuevo!

Una vez que la carreta a toda velocidad se perdió entre el polvo que levantó, los civiles observaron la situación asustados.

—Oigan... ustedes —se giraron molestos para discutir con el séquito de soldados, pero ellos habían desaparecido.

Mientras tanto, ellos seguían la carreta donde ambos soldados disfrazados eran secuestrados. Subieron a los tejados de las casas buscando dentro para llevar a cabo su plan.

—¿Qué hay dentro? —preguntó Levi a Mikasa subiendo al mismo edificio, ella no respondió.

—Debemos darnos prisa. La Christa falsa será descubierta pronto, debe estar sufriendo ahora mismo —habló molesta pensando en su pobre amigo rubio, se arrepentía de haberlo dejado. Entonces recordó las palabras de la castaña:

Orgullo, Prejuicio Y Titanes (Levi×Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora