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MONOTONÍA

Los pasos de sus tacones resentían en el asfalto con ecos que se apagaban conforme los dejaba atrás, las gotas chocaban en su paraguas como si se tratáse de pequeñas advertencias indicando un frío y helado viento que las acompañaba para guiar a Elizabeth a su morada.

Atravesó la reja igual de negra y antigua que la del parque y antes de entrar cerró su paraguas y lo sacudió; dentro hacía mucho más frío que afuera, y aunque esto no le causaba problemas, era notorio, ya que el vaho salía de ella. Dejó el paraguas en la entrada y prendió la luz del corredor que apenas e indicaba sus pasos para evitar un tropiezo.

La casa era así a su parecer:
Entraba y se encontraba con un pasillo, las escaleras estaban al fondo de este, la cocina y comedor del lado derecho y la sala de estar que era igual de extensa que la anterior; era bastante obscuro y frío el ambiente, con unas cuantas cajas que indicaban que a pesar de pasar ya dos meses, no habían desempacado por completo, pues tanto ella como sus padres eran personas ocupadas tanto antes de su llegada como después, casi no se encontraban en su casa y era rara la ocasión donde comían juntos.

Se dirigió a la cocina por un encendedor y sacó una cajetilla de su mochila, abrió las ventanas y se dispuso a fumar sin que nada ni nadie más la perturbara, la música se oía por todo el recinto y para ella, era una maravilla tanta armonía y a la vez sentía un grado medio de nostalgia por su anterior hogar, que era mucho más movido y ruidoso porque la ciudad siempre contaba con sus encantos urbanos.

Miró la lluvia sentada en el comedor y se terminó el cigarro poniendo la colilla en el cenicero, la verdad es que sus padres fumaban igual y nunca le negaron el vicio a partir de la preparatoria; agarró su mochila y subió los escalones, con la música de su celular en la mano reproduciendo "Dernière Danse" y se dirigió a su habitación, que tenía un gran ventanal, que amaba ver cuando se aburría de las tareas escolares, se sentó en el escritorio mientras cantaba e hizo su tarea.

Cuando hubo terminado ya estaba oscureciendo, así que prendió la luz y  lanzó su celular a la cama, que seguía con música en aleatorio, caminó al baño prendiendo las luces del corredor a su paso y se lavó el rostro como era habitual en su rutina, regresó y se puso a divagar en el teléfono, entrando en sus sentimientos...

*A veces el mundo es tan grande que te cuesta reconocer dónde perteneces realmente, es tan aburrido y tan emocionante a la vez vivir, pero de qué va si no posees emociones que te otorguen una montaña rusa de sentimientos* replicó Elizabeth a sus adentros *pero claro que firmaría para vivir la experiencia del "amor verdadero", si ese término aún es permitido, pues lo efímero abunda tanto como las hormigas en el planeta* resopló y se quedó dormida con sus pensamientos.

En sus sueños, la música se reproducía aún, como si le dijeran que se le olvidó apagarla antes de yacer con Morfeo, pero se encontraba en el parque al que diario iba, era de día y ella estaba sentada en una banca, situación rara porque siempre elige las hojas como asiento.


Tenía en la mano el libro, pero por mucho que trataba, no lograba leer la página, era bastante deslumbrante, comenzaba a llover y lo único que hacía era dejar de oír a mi alrededor a los niños jugando después de clases, a las aves y a los perros, solo silencio, como fuese obra de la lluvia.

La aparente situación me aparta la vista del libro reluciente para voltear al frente y encontrarme con él...

No sé si sea él la causa por la que no vea a nadie más, una especie de regresión que me obligué a no estar en mi realidad, sin embargo, lo contemplo; la lluvia se vuelve más fuerte y él sigue ahí, enfrente por los arbustos y árboles viéndome fijamente.

Parece importarnos en lo más mínimo la gran lluvia, tan fría al tacto, pues algo dentro de mí, sabía que a los dos nos gustaba la sensación de humedad, frío y nostalgia; aunque no lo conozco, en esta vida, siento empatía e intimidad en nuestras miradas ¿por qué lo sé? No lo sé, lo siento y considero que él también. Estamos conectados sin entender la causa y nos seguimos observando, como si el tiempo se detuviera.

Se empieza a acercar y lo comienzo a ver de forma nítida, viene como si fuese una costumbre verlo así, como si sus rasgos siguiesen intactos, cabello negro despeinado, ojos color oliva, casi grises, cara y piel completamente pálidos, como si fuesen porcelana, atuendo antiguo y un toque misterioso en su mirar.
Su aspecto y acciones me envuelven completamente, él es diferente, no hablo de otros chicos en comparación, sino del humano mismo, algo sobrenatural, no sé el por qué pero es así y me intriga...

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Hola :3 espero que les esté gustando, este capítulo lo copié literal de un pedazo de escrito que tenía guardado en mi cajón, es tan importante que logré preservarlo hasta el día de hoy...
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⏰ Última actualización: Oct 09, 2021 ⏰

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