Campanas de Boda (Pt. 1)

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Wen Ning estaba abrumado, el traje de boda de seda roja se le veía precioso en contraste con sus ojos verdosos y su nívea piel. Un tenue color rosado se había instalado en sus mejillas desde temprano en la mañana y no había querido apartarse de ellas ni un segundo. Todo parecía perfecto, excepto el entrecejo fruncido del joven al mirarse en el espejo de bronce colgado en la pared.

— ¿Qué pasa A-Ning? Te ves molesto. -Xingchen miró hacia arriba desde donde le daba las últimas puntadas al bordado de hilo de plata en el traje nupcial y sonrió comprensivamente unos segundos antes de volver su atención a la tela.

— No me digas que no te quieres casar, pobrecito Lan Zhan tanto que se esforzó por que le dieras el sí. -se burló Wei Ying sentado a un lado mientras jugaba con el velo.

La expresión de Wen Ning cambió de abrumada a consternada ante la broma de su amigo, y de inmediato empezó a tratar de explicar entre balbuceos.

— No no no no no, no es eso. Yo... -una pequeña sonrisa se hizo visible en los labios de Wen Ning antes de continuar. — Yo realmente quiero casarme. Es solo que... todo parece como un sueño. Nunca pensé que un hombre como él se fijaría en alguien como yo.

— ¿Y por qué no? Eres lindo, cocinas delicioso, eres la persona más amable que conozco después de tío Xingchen. Lo verdaderamente increíble es ¿cómo diablos es que Lan Zhan no se fijó en ti antes?

— Por que se fijó en ti. -respondió el menor con sinceridad. — No te culpo, es sólo, que siento que se casa conmigo por...

— No te atrevas a terminar esa frase. -La voz de Wei Ying había perdido todo el tono juguetón de hace rato asustando un poco a Wen Ning. El chico se acercó a quien consideraba su hermano y lo tomó por los hombros. — Wen Ning, mírame y escúchame bien. Lan Zhan no se casa contigo por mi rechazo, yo nunca lo rechacé y él nunca se me declaró, lo nuestro siempre fue puramente amistad; se casa contigo porque se dio cuenta de la maravillosa persona que eres y de lo mucho que te ama.

— Cielo, eres una persona increíble y éso fue lo que enamoró al segundo Maestro Lan. No lo dudes ni un segundo.

Wen Ning miró alternadamente a Wei Ying y Xingchen con una pequeña sonrisa enternecida en los labios y pronto las lágrimas se acumularon en sus ojos presa de la emoción. Ambos lo rodearon en un abrazo tranquilizador y le murmuraron sus felicitaciones.

— Te esperamos afuera. Toma un poco de tiempo para relajarte. -lo animó Xingchen.

Wen Ning asintió suavemente mientras los otros dos salían de la pequeña habitación. Se paseó lentamente por la que a partir de ese momento dejaba de ser su recámara, y miró los pequeños detalles que se habían ido acumulando con los años. Los animalitos tallados en madera que hacían él y Wei Ying con los niños durante las noches de tormenta, las figuras de paja que A-Yang le regaló cuando el pequeño tenía 6 años. Los postizos que A-Qing talló para él. Y sus ojos aterrizaron sobre un pequeño conejito blanco de porcelana. Una sonrisa se adueñó de sus labios al verlo. El primer regalo que Lan Wangji le dió luego de conocerse y mucho antes de comprometerse. Repentinamente las memorias comenzaron a llegar una tras otra:

— A-Xian, creo que nos perdimos. -lloriqueó el joven de ojos verdosos.

El otro simplemente lo miró con algo de burla, entretenido con la reacción del más pequeño.

— Perdernos es lo de menos, A-Ning ruega por que nos encuentre alguien y no... "Algo" oí que por aquí aparecen cadáveres vengativos.

— ¿Cómo me traes a un lugar así? Sabes que no puedo correr mucho por mis pulmones.

Conquistando al General JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora