Beso en la cabeza

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Boscha nunca fue una bruja demasiado apegada a otros, sólo dejó entrar a su vida a aquellos con suficiente coraje como para seguirla en sus jugarretas y carrera como deportista, todos los demás fueron simples peones para aplacar sus necesidades, cualquier cosa se le dio al momento de comentar lo que deseaba, cualquiera se ofreció a caer a sus pies para hacerla feliz, nada de eso la hizo sentir satisfecha consigo misma, lo único que la llenó plenamente fue el Grudgby y sus logros.

Ahora que entrena en la soledad del bosque no puede evitar sentir un vacío en su pecho tan insoportable como… como la humana que ha llegado para empujar a los débiles fuera de sus jaulas, haciéndolos el centro de atención y dándoles la confianza para avanzar en el estatus sin importar su dinero. La bruja roja no soporta demasiado bien que las masas se hayan ido con el primer idiota que haya demostrado un poco más de habilidad, se supone que siempre sería el centro de su escuela, no una estrella muriendo lentamente en manos de la alumna de intercambio.

Un suspiro escapa de su boca cuando la pelota choca con un árbol y cae miserablemente, su tronco tan débil no soportó el golpe cargado de ira por su parte, casi se sintió mal por la planta, pero sólo le trajo recuerdos amargos de la bruja verde que estaba robando sus admiradores. Un quejido proveniente desde la zona de impacto fue suficiente para que corriera a ver de quien se trataba, encontrándose con la humana de piel morena con una expresión sorprendida y mejillas sonrojadas.

“¿Qué haces tú aquí?” la pregunta se filtra con cierto veneno en su tono, incluso si no puede dejar de observar los nuevos colores en la joven.

“Y-Yo… bueno, pasaba por aquí de casualidad y-”

“Estoy pidiendo la verdad, no excusas baratas” advirtió tomando la pelota que se encuentra cerca, casi amenazando con apuntar a la humana cuando se acercó con el objeto por encima de su cabeza.

“Bueno… ah, mira, yo… ¿quizá te admiro un poco por cómo juegas?” la duda se presentó de manera poco sútil, ni siquiera Luz sabe exactamente por qué comenzó a espiar a Boscha en sus prácticas en solitario, quizá la esperanza de llevarse mejor la impulsó a observar.

“Entonces has elegido el camino de la muerte…” levantó un poco más la pelota antes de que la chica se protegiera con los brazos.

“¡Lo digo en serio!” no dejó su estado bolita mientras la bruja amenaza con su arma especializada “Al principio pensé en observarte por si descubría algo interesante, ¡Eres bastante mala ahora! Pero, no por eso voy a desistir en querer ser tu amiga…” termina de confesar sin bajar sus defensas todavía.

La pelota cae a un lado de la humana, dando un par de botes antes de rodar por ahí, una risa nace desde la bruja roja creciendo hasta el punto de ser escandalosa, incluso tratando de agarrar su estómago mientras la mirada desconcertada de Luz yace sobre ella.

“¿Dije algo gracioso?” trató de retroceder en sus memorias, pero no pudo encontrar el chiste.

“¿Tu queriendo ser amiga mía? ¿Después de todo lo que les hice? Debe ser una broma” suelta con ligereza, incluso si su par de ojos parece mostrar plena gracia, el tercero se frunce dando un aire lastimero.

La humana se levanta de un salto, sacudiendose un poco antes de acercarse a la más alta.

“No es una broma” atrajó las manos de la contraria a su pecho mientras las acuna suavemente entre las suyas “Todos merecen sentirse incluidos, todos merecen una oportunidad si quieren pertenecer…” su voz no tiembla y sus ojos no abandonan la mirada azulina, pero en sus intensos ojos marrones se filtra la pena de haber vivido marginada por la sociedad a la que antes perteneció.

Boscha parece desconcertada, no es capaz de tragar las palabras de su compañera, debe haber algo bajo la alfombra que todavía no puede despejar, nadie puede ser tan amable sólo porque sí ¿verdad? Trata de zafarse del agarre, pero Luz no le permite dar ni siquiera un paso atrás, aunque es más por su falta de ganas que por otra cosa.

“Sé que en el fondo no quieres estar sola… por la forma en que nos miras sé que hay algo más en ti que no nos dejas ver” se acerca lo suficiente para que la bruja no pueda huir de su lucha de miradas “Si te abrieras a nosotros podríamos llevarnos mejor”

Los tres ojos tratan de fijarse en algo aparte de Luz, pero está tan cerca que apenas puede observar más allá de sus alocados mechones castaños, algo comienza a picar debajo de su piel mientras sus mejillas parecen oscurecerse en un suave color carmín.

“N-No es cierto” incluso si trata de mantener un tono firme, no se ve capaz de salir de este escenario de ensueño, ¿cuál es la probabilidad de ser atrapada por un humano? Si bien no lo sabe, parece estar bien con pertenecer a esa cifra.

Trata de atribuirle los nuevos sentimientos a las hormonas adolescentes y su inclinación por todo lo que le muestre algo de afecto sincero o sea guapo, desgracia la suya de que esta chica cumple con esos dos requisitos.

La humana jala un poco a la contraria para que se agache, plantando un besito de consuelo en su frente, teniendo cuidado de no pinchar su ojo de casualidad, una muestra de afecto rápida y sincera.

“Es cierto y yo sé que podemos llevarnos mejor” declaró con una sonrisa honesta mientras acaricia las manos ajenas con todo el cuidado del mundo.

Boscha había dejado de maquinar, su cabeza pareció explotar apenas la chica bendijo su piel, quería saber si era algo que suele hacer o… lo que sea, ni siquiera puede hilar dos pensamientos sin que el mar de emociones arrase con su lado racional. Luz parece expectante a alguna respuesta de su parte.

“Supongo…” si recibe más besos de esos, tomará el incentivo para ser una mejor compañera, incluso pedir disculpas no parece tan mal ahora.

La humana sonríe con cierto aire travieso, su mayor truco es demostrar amor y esclarecer sus intenciones, algo que se le da tan bien como respirar. De todo corazón cree que Boscha puede cambiar para bien tocando sus puntos sensibles con cuidado.

The Fluff HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora