O c h o

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O c h o : L a C l a u s t r o f ó b i c a.

No había nada más extraño en este edificio que el elevador, servía dos días y al tercero debían darle mantenimiento, hoy por suerte está funcionando. Después de semanas de estar arreglándolo, aunque ya me estaba acostumbrando a las escaleras saber que servía me motivaba para ahorrar algo de tiempo.

Owen prometió pasar por mi temprano para llevarme al set, estoy emocionada en un nivel extremo. Van a grabar un número musical en el que aparecen los fantasmas por primera vez ante el público y muero por verlo.

Termino de desenredar mi cabello y tomo unas ligas para amarrarlo en el camino, no quiero retrasar a mi Twinkie, quien por cierto va cruzando las puertas del elevador cuando salgo de mi departamento.

—Muy buenos días Canelita.

Frunzo el ceño hasta que recuerdo está en búsqueda del color perfecto para mi cabello.

—Uh. Deberías decidir un solo color chico, ya me has dicho como diez.

Tres en realidad.

—No es verdad, aunque pensándolo bien podría ser terracota. —¿Cómo el ejército? Ese es un tono que sí reconozco. Owen medita un poco. —Tienes varios colores en el cabello, no es mi culpa.

No voy a discutirlo, nunca he podido decir que mi cabello es castaño o rojo o como término medio. Hasta que el chico encuentre un color que encaje tendré que acostumbrarme a sus saludos. ¿Cuántos colores podría nombrar?

Corro en su dirección y le doy un fuerte abrazo que me corresponde gustoso, lo empujo al elevador con ganas y él solo se ríe de mi efusividad. Los dos estamos dentro de la caja cuando el maldito metal comienza a traquetear.

Oh, Dios mío, voy a morir.

Me va a suceder como a Liz en Spiderman, pero Tom Holland no vendrá a rescatarme.

¿Qué estará haciendo Tom en estos momentos? ¿No es Laura Harrier una mujer hermosa?

Me aferro al brazo del chico rubio como si eso me fuera a proteger de la caída que me estoy imaginando. Estoy sufriendo por la loca situación en la que estamos y que ya creé en mi cabeza, si bien no estamos cayendo la realidad es que parece que esta carcacha está fallando de nuevo y eso me aterra.

La luz se apaga, respiro con tranquilidad porque que yo sepa no tengo mala suerte así que espero de verdad que sea solo una cosa momentánea. Por supuesto desconozco la fortuna del personaje que va conmigo, cruzo los dedos para que sea buena.

—¿Es un buen momento para decirte que suelen sucederme cosas malas?

¿Acaso Owen está escuchando mis pensamientos? Porque eso podría ser un problema.

—¿A qué te refieres exactamente? ¿Eres una especie de imán de mala suerte? Porque debiste mencionar eso desde que te conocí.

—Aaaah, yo no me llamaría un imán. —Esa voz aguda que usa para mentir aparece.

Mi sexto sentido me dice que huya, de verdad presiento que esto no está yendo nada bien, no es la conversación que quisiera tener con él.

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora