Nadie nos dirá que hacer /Luberto

Capítulo 4.

Podían sentir como sus labios se rozaban suavemente, mientras su respiraciones se unían.

Sin embargo otra vez los malos recuerdos lo atormentaron ,por lo que rápidamente se levantó y levantó a Luca.

-Buenas noches Luca ,te veré mañana.

-Hasta mañana.

Justo después de que Alberto se fuera, la luz regresó.Que extrañas eran las coincidencias que ponía la vida.

Luca fue a recostarse, mientras abrazaba una almohada . Sentía sus mejillas arder, tenía que admitir que hubiese deseado que Alberto lo besara ya que que se sentía atraído por este. Pero no quiso ilusionarse, lo más probable es que tuviera una novia.Lo que acababa de suceder sólo fue un accidente y ya, seguramente al día siguiente ni se acordaría.

Al día siguiente

-Vamos Alberto cuéntame, ¿le dijiste a Luca que te gusta?-preguntaba Giulia.

-Eh no, estaba apunto pero vino un apagón, y luego las velas y me caí encima de él y...

-¿Caíste encima de él?-la pelirroja enrolló un periódico y empezó a pegarle -¡eres un pervertido aprovechado, primero se invita a salir y luego eso, es la regla!

-¡Giulia lo malpiensas todo!, fue un accidente- respondió mientras se cubría con las manos.

-Bueno espero que haya sido así, oye espera antes de querer salir con Luca no debes olvidar un detallito.

-¿Cuál?, ay cierto Priscilla, a veces soy tan idiota.

Tantas veces le habían repetido que sus sentimientos no eran más que una enfermedad,que hubo un punto que llegó a creer que si era cierto.

Tras la partida de Angelo a Suiza, apareció Priscilla,una compañera de la escuela.

Una jovencita de cabellos lacios y azabaches, que hacían sobresalir su piel clara además de sus ojos azules cual cielo. Siempre dibujando,anhelando convertirse en diseñadora algún día.

Pero por más esfuerzo que hacía no podía verla de manera romántica.

En una ocasión estaban conversando en el salón y Priscilla estaba apunto de decirle lo que realmente sentía. Justo apareció el resto de la clase quienes estaban al tanto de la situación e indirectamente hicieron presión social.

¿Es que quien rechazaría a Priscilla?, cualquier chico se sentiría afortunado de que ella volteara a mirarte.

-Ella se fue tan rápido a Florencia- suspiró- no tuve tiempo de terminar con ella y sabes lo que pasó después.

Priscilla se había marchado de día para otro a Milán  para cumplir su sueño de estudiar diseño de modas. El distanciamiento era notorio,la joven debía esforzarse al doble para hacerse un lugar en ese competitivo mundo.

No habían terminado pero tampoco parecían llevar una relación. Alberto esperaba que ella volviera para terminar esa relación pero no volvía por su atareada nueva vida.

Todo empeoró cuando su padre notó las intenciones de su hijo. Por lo que le mandó una carta falsa pidiéndole matrimonio a la joven. Ella aceptó.

Pasó de querer terminar con ella a estar comprometido. De mal en peor.

-¿Cómo es que ella aceptó?, es que apenas la besabas, solo se tomaban la mano

-Ni yo lo entiendo, creí que se cansaría de mi, pero no, hasta quería ir más allá, como esa vez que estábamos solos en casa, ella dijo que se quería quedar a dormir, la dejé dormir en mi habitación y yo fui al cuarto de huéspedes.

-Es que ya estando casados ya no podrías evadir tus deberes de esposo.

-Lo bueno es que ella llegará en unos días y le diré toda la verdad.

-Haz bien las cosas, primero corta con ella y luego se novio de Luca, no creo que el se sienta cómodo siendo el "otro" y también para que ella no le tenga resentimiento.

-Claro, lo tengo todo bajo control.

Al salir del área de publicidad, notó como Luca pasó junto a él, pero ahora los papeles se invirtieron, Luca era quien no quería hablarle y lo ignoraba. De todas formas Alberto se iba a acercar a el y tal vez terminar lo que había dejado pendiente.

-Luca, ¿puedes ayudarme a hacer una penosa tarea?

-Oh no, ¿tengo que volver a asear los sanitarios?-decía el castaño desanimado.

-¿Quién te hizo hacer eso?

-Solo bromeaba, ¿Qué necesitas que haga?

-Toma tus cosas y ven.

Iban en el auto en completo silencio, primero pararon en la casa de Alberto ya que este debía sacar algo, después fueron a una joyería.

-¿Que hacemos aquí?.

-Le compraremos un anillo de compromiso a mi pareja.

-Ah ya veo...

Ambos quedaron en silencio y entraron al establecimiento.

-Bien, ¿Cuál te gusta?

-Todos son muy lindos, pero nunca me gustaron muchos las cosas ostentosas, de niño quería una vespa, y para no hacer gastar a mis padres me hice una casera.

-¿Te gustan las vespas?-preguntó Alberto emocionado.

-Si, es una de mis cosas favoritas aparte de la astronomía.

-A mi también me gustan las vespas, aún tengo una, pero ya no la uso.

-De niño creía que una vespa podía llevarte a todas partes.

-Yo también creía eso, perdona pero si te gusta la astronomía, ¿por que terminaste estudiando algo relacionado al área de economía y administración?.

-Mis padres no tenían mucho dinero, y en ninguna universidad daba becas para esa carrera, así que decidí estudiar algo más a mi alcance.

-Lo siento tanto.

-Pero igual me terminó gustando mi carrera.

Habían llegado a las 11 de la mañana y estuvieron ahí hasta las 6 de la tarde, en vez de escoger un anillo se la pasaron hablando.

-Luca, ya van a cerrar, ¿ya escogiste uno?

-Me gusta ese que tiene esmeraldas, son tan hermosas como tus ojos.

-¿Cómo dices?

-Nada, escojamos ese y vámonos.

Ya en el auto, volvió el silencio en el trayecto, y llegaron al edificio de Luca.

-¿Enserio te casarás?

-Si y ese anillo es para ti.

-¿Qué?,¿por qué para mi?

Alberto se acerco a su rostro y lo besó ,ya no tenia esos malos pensamientos, era un contacto tibio y cálido, sus labios eran tan suaves ,sus besos eran mejor de lo que había imaginado, lo que al inicio fue un beso tierno, se fue intensificando. Entre jadeos Luca se separó de él pidiéndole que pare.

-¿Quieres que me detenga?

-No, no quiero, quiero más, pero esto esta mal , tú te vas a casar, ese anillo es para ella.

-Es para ti Luca, por eso quería que lo escogieras.

Alberto sacó el anillo del estuche y se lo puso rápidamente, después le dio un beso en la mano.

-Es para ti, para la persona con la quiero casarme.