¡Joder! Primer día de clases y ya me quedé dormida, esto no me lo creo. Se supone que debí haber despertado hace una hora. Si no fuese por Sahara aun siguiera profundamente perdida entre mis sabanas. Nate y mi prima me están esperando impacientes en el piso de abajo, claro, ellos si escucharon sus alarmas y tuvieron tiempo de sobra para arreglarse, mientras tanto yo solo cuento con treinta minutos para alistarme.
Por suerte anoche decidí que ropa usaría, no pierdo tiempo en decidir que ponerme así que solo me toma diez minutos vestirme con un Mom jean, un top rosado, zapatos blancos y una chaqueta blanca, diez minutos más me toma ponerme unos accesorios como collares y anillos y hacerme un básico de maquillaje, solo cepillo un poco el cabello, tomo mi mochila negra y salgo casi corriendo del cuarto, lo cual resulta mala idea cuando me caigo en las escaleras pero no me detengo por eso, me incorporo más rápido de lo que puedo procesar y sigo hasta encontrar a mi prima y mi mejor amigo en la puerta principal quienes se asustan cuando me ven tan agitada.
-¡Lista!-exclamo casi sin aire en mis pulmones-¡Vamos!-No me detengo ni a saludar cuando paso en medio de ambos y atravieso el umbral para abrir la puerta del auto de Nate y sentarme en el asiento del copiloto.
-¡Rápido!-Vuelvo a insistir cuando noto que caminan hacía el carro pero aun no llegan y eso me desespera.
-No te veías tan apurada a las siete de la mañana-se burla Sahara cuando por fin sube al asiento de atrás.
-Buenos días, señorita impuntual-Saluda Nate con un notorio tono de burla en su voz.
-¡No es momento para jugar!-exclamo desesperadamente-Enciende el auto.
-Ya. Calma, fiera
Ruedo los ojos y verifico tener todo lo que requiero en mi bolso y por suerte es así. Nos ponemos en marcha y llegar a la Universidad nos tomará unos veinte minutos, en definitiva vamos a llegar tarde por mi culpa. Cuando por fin se divisan las letras "Universidad Henssi" de la gran estructura y Nate aparca el auto en el estacionamiento los tres salimos casi volando para ir corriendo a nuestras aulas sin habernos despedido.
Me tardo encontrando la primera aula a la que debo dirigirme, reviso la hora en mi celular, tan solo deben quedar unos veinte minutos de clase. ¡Maldición! Cuando al fin llego a mi salón e intento abrir las grandes puertas frente a mí mi esfuerzo es inútil al notar que están cerradas con seguro desde dentro. No puede ser, esto es increíble. Alzo mi vista y veo un papel pegado en la puerta que informa que diez minutos iniciada la clase las puertas no son abiertas para recibir a nadie ¡Maldita sea! Me he quedado afuera.
Luego de mentalmente jurarme que no volveré a quedarme dormida me encamino al comedor a pedir algo para comer. Lo más apatecible que encontré fue un sandwich de pavo y jugo de naranja, pagué con el poco dinero que tenía en mi bolso y la señora que me entregó la comida me miró con un gesto extraño y luego tomó el dinero. La comida no es tan mala, pero ni se puede decir que es buena, termino rápido mi pan y jugo porque ya tengo que buscar donde queda el salón de mi siguiente clase, la cual es calculo. Dicha tarea me cuesta un poco pero logro llegar a tiempo a mi segunda clase del día.
No me sorprende que me aburra durante una hora porque no tolero las matemáticas y casi doy un brinco de emoción cuando avisan que ha culminado la hora que se fue en presentación del profesor, indicaciones de los libros que se van a requerir usar y una explicación a la que el Señor Rosell llamó "Introducción al calculo"-aburrido-prefiero cualquier otra cosa antes que esto.
Al levantarme de mi asiento me llega un mensaje de Sahara que dice que me espera en el campus junto con Nate. Me apuro porque quiero preguntarle a mi mejor amigo como le ha ido. Cuando llego al campus Sahara dice que iremos a desayunar a un café.
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Todo lo que no era
Teen Fiction¿Por qué ese amor me marcó tanto? Porque siempre he pensado que los amores que se basan en palabras bonitas, que vislumbras como algodón de azúcar y mariposas en el estómago son aburidos y están sobre valorados, que son para personas débiles, que no...