Me encuentro caminando por la arena abrasadora. Mis pies desnudos se queman y no veo nada a mi alrededor.
Pero de golpe aparece una torre y corro a por ella rogando que no fuera un espejismo.
Al entrar dentro me asusto por la súbita oscuridad. Cuando se me acostumbran los ojos, sólo veo un profundo camino sin final.
Eso me extraña, pero decido ignorarlo. Comienzo a caminar y me topo con una lámpara semienterrada.
De ella sale el mítico genio el cuál te puede conceder hasta tres deseos.
Y me pongo a pensar.
Podría pedir tener dinero ilimitado. Arreglaría muchos problemas pero a la larga originaría problemas y comportamientos.
O felicidad. Pero no es algo que se pueda pedir y se obtenga con chasquear los dedos.
Tampoco pediría contentar a todo el mundo. No soy ese tipo de persona.
Ni tampoco la fama. Es algo que me agobiaría y odiaría ser famosa.
Me gusta la discreción y la tranquilidad.
Lo que sí que podría pedir sería eso... Y en parte ahorraría muchos problemas, muchas discusiones y dudas.
Y no tendría que pedir más deseos.
Y pediría...
En ese momento me despierto y me quedo observando el techo a oscuras. Y rompo a llorar lamentándome de algo que no se puede pedir, que no se puede cambiar y que provoca más dolor y lágrimas que sonrisas.
Petición hecha por: Hund.
ESTÁS LEYENDO
Textos Improvisados.
De TodoTextos breves surgidos de la combinación de un par, tres, cuatro o cinco palabras.