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A lo largo de las vacaciones encuentra una rutina; despertar, ducharse, desayunar, ver a Nayun, discutir con ella (o jugar) ver por la ventana, comer, jugar, un poco más, cenar, pensar en Jisung e irse a dormir. Detesta las vacaciones, quiere regresar a clases con sus tres amigos y con Jisung, esta cansado de que la única persona que vea sea Nayun, esa niña no deja de seguirlo y molestarlo o treparse en él, su espalda está tan cansada de más veces que la niña llega y se avienta, Minho nunca quiere ser grosero, pero no soporta cuando ella hace eso.

Su madre no deja de decir que Nayun y él se ven bien juntos, que son como una pequeña parejita y que cuando tengan edad se gustaran, pero Minho no soporta a Nayun, no le gusta ni siquiera como habla, aunque ella esté todo el tiempo hablándole.

Es el último día cuando salta de emoción, las vacaciones han terminado y es hora de regresar a casa, hace su maleta él sólo y checa una vez más la hora, es muy temprano, demasiado, pero su emoción no baja. Se sienta en la ventana y observa a los niños jugar, ellos lucen igual que siempre, pero hay algo en Minho que lo hace verlo diferente, incluso se emociona cuando escucha a Nayun llegar con su madre, ya no la vera, ya no tendrá que aguantarla y es por eso que quiere despedirse.

Nayun resulta más insoportable de lo usual, pero a Minho no le importa, ya no la quiere ver y el hecho de que ya no lo hará es suficiente. Ella no lo ha soltado en esas horas, sus manos siempre están tomadas porque Nayun quiere y a Minho ya le da igual, y su madre lo nota, lo sabe porque lo saca a relucir aunque Minho no dice nada.

Cuando falta solo una hora para partir la pequeña niña lo acompaña hasta su habitación para ordenar todo, Minho compro dulces para Jisung, chocolates de los más deliciosos que encontró y pastelillos que pensó le gustarían, sin importar el precio, él pagó por todo y lo empaco para llevárselo.

—Honnie— lo llama Nayun cuando descubre el pequeño tesoro. —¿Qué es esto? ¿Para quién es?— pregunta la niña con inocencia e ilusión. Minho sólo sonríe, no quiere decirle porque no le incumbe.

—Un regalo— responde cortante sin darle mucha atención.

—¿Para quién?

Minho suspira, no debe ser grosero porque no quiere arruinar su día perfecto. Se encoge en hombros y sigue con lo suyo. La niña no dice nada más.

Los minutos pasan rápido, es hora de despedirse y Nayun le insiste para quedarse un momento más en la habitación, su maleta es llevada por su madre que pasaba por el pasillo, Minho sólo tiene que bajar con su pequeño tesoro y por fin estará libre. Deja los regalos en el suelo para recibir de mala gana el abrazo de la niña, dura un largo momento y Minho ya está incómodo, quiere salir corriendo porque quiere irse.

—Te voy a extrañar Honnie— dice ella y parece que llora, Minho sólo atina a darle suaves palmaditas en la espalda para zafarse de ese incómodo abrazo.

Se separan y la sonrisa de Minho es porque ya quiere volver a casa, pero Nayun sigue llorando.

Y cuando menos se lo espera Nayun se acerca demasiado y besa sus vírgenes labios. Se congela, porque no quería que su primer beso fuera con ella, porque no la quiere, Minho quiere a Jisung y quería que Jisung fuera su primer beso. Lo único que piensa es que no sabe por qué quiere llorar. La niña se separa y él sale corriendo sin pedir explicaciones o darle una respuesta, está ardiendo en sentimientos que no conocía.

Se trepa al auto con coraje y azota la puerta, sus padres se miran confundidos pero deciden no hacer nada. La última mirada que Minho lanza es a su antigua habitación, ahí está Nayun despidiéndose. A Minho le da igual que Nayun lo vea llorar, pero a Minho le importa cuando se da cuenta que ha dejado su tesoro en esa habitación.

Life Love ❣︎ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora