Capítulo 10.| Un par de tragos.

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Aaron.

Ella dormía como un ángel, y yo era un idiota maniático que disfrutaba hasta verla soñar y suspirar mientras se encontraba fuera de la realidad. Leah vino a mi vida a mostrarme lo que es obsesionarse con una persona a tal punto de enloquecer con la sola idea de no tenerla en mi vida. Me río para mis adentros porque me doy cuenta que en mi vida he perdido a dos personas que eran el mundo para mí, y aunque no ha sido fácil, he intentado y he seguido mi vida sin ellas. En cambio, la sola idea de que Leah desaparezca de ella me traumatiza, y algo me dice en mi cabeza que esa pérdida no la podría superar nunca jamás.

La cabeza me da vueltas e intento cerrar los ojos con fuerza pero me es inútil, el dolor sigue allí. Me levanto del sofá y voy hacia las pertenencias de Leah y busco su neceser donde tiene pastillas para el dolor. Tomo dos de ellas y me sirvo un poco de agua. Observo la noche por el ventanal que tiene la habitación y observo una preciosidad de paisaje. Me siento ofendido, y mi enojo es tanto que no he podido ceder con Leah esta noche en arreglar las cosas. Me han consumido los celos de una manera que me supera. Es como aquella vez cuando Ethan pretendía a Leah, me siento de esa misma manera. Creo que se me instaló una nueva inseguridad que pensé que no sería posible que yo volviera a sentir, es ese miedo porque Leah encuentre a alguien mejor que yo.

Por más que me he esforzado por intentar cambiar y ser diferente por ella, sé que al final de todo siempre voy a ser el asesino pandillero que ella conoció hace un tiempo y que por cosas del destino se enamoró de mí. Ese es el punto. Que ya estoy etiquetado con esa mancha aunque intente cambiar aspectos de mi vida para demostrar otra cosa. Así que con el cabrón de Noah me he dado cuenta que aunque no sea él, algún día puede llegar algún hombre a la vida de Leah que tenga un historial limpio y una vida bastante distinta y mejor a la mía que pueda ofrecerle la tranquilidad y la estabilidad que ella y su familia merecen y necesitan. Y es ahí cuando entiendo que por más amor que pueda tenerme, puede llegar el día en el que otro hombre le haga ver otras perspectivas de la vida y ella se de cuenta que ha perdido el tiempo con un pandillero como yo. Quizás sea un arquitecto ahora y haya cumplido el sueño de parecerme más a ella en ámbitos de categoría, pero eso no quita ni borra mi pasado, y aunque Leah nunca ha comentado acerca de el, nunca sabemos cuándo llegará alguien mejor que le haga entender que yo no soy lo que necesita para su futuro.

La escucho moverse en la cama y volteo a verla. Tengo tantas ganas de meterme con ella entre las sábanas y despertarla para hacerle el amor. Sonrío al recordar lo que hicimos esta tarde en el baño. La he transformado en otra Leah, más atrevida, más aventurera, y más arriesgada. Esta mujer hace de mí una persona totalmente diferente. Solo pienso en cuidarla, en mimarla, en darle todo aquello que se merece. Solo pienso en mantenerla a mi lado siempre, en hacer las cosas bien para que nunca encuentre una excusa para alejarse de mí. Todo mi mundo es ella, y no hubiera encontrado mi liberación si ella no estuviera a mi lado.

Veo su bolsa en la pequeña mesa del lado y camino hacia allí tomando la bolsa en mis manos y sacando su celular. Inmediatamente lo desbloqueo y volteo a verla cuando la escucho murmurar algo entre sueños. Camino hacia el sofá y me dispongo a entrar a sus mensajes y a sus redes a ver si ha añadido a Noah en alguna de ellas. Luego de revisar y de no encontrar absolutamente nada empiezo a sentirme miserable y estúpido al hacer esto. Nunca he tenido la necesidad de revisarle sus cosas a Leah, y mucho menos sentir esta desconfianza que se me ha atorado en el pecho. Es una locura. No debería estar haciendo esto, está mal, no somos la típica pareja tóxica, al contrario, confiamos el uno en el otro y yo no debería estar haciendo esto. Vuelvo y dejo su celular dentro de su bolso y me lanzo al sofá para intentar dormir. ¿Qué diablos me ocurre? Es cierto que me siento como la mierda pero no debería ser para tanto. Creo que me estoy volviendo loco, ese tal Noah es un imbécil que acabo de conocer hoy mismo pero me trasmite una vibra que no me gusta.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora