"Por favor, dejame." repito tantas veces puedo.
"Shh callate."
"Por favor, no quiero."
El terror invade mi cuerpo cuando siento sus sucias manos tocar mi cuerpo con libertad.
"Lore..."
"Dejame ir." sollozo. No me atrevo a mirarlo los ojos porque siento que allí se encuentra el infierno mismo.
Mi cuerpo se sacude y mueve sin poder controlarse y entonces lloro aún más.
"Lorena, despertate, por favor."
Mis ojos se abren abruptamente y me alejo con absoluto terror al sentir unas manos sobre mi.
"Tranquila, tranquila. Soy yo."
Me alejo igualmente lo más lejos posible pero me detengo por dos razones. Estoy por caerme de la cama y visualizo a Lucas entre la oscuridad del ambiente.
Me observo y noto que estoy vestida. No tengo dolor en el cuerpo, no estoy en una casa ajena, estoy en mi casa, bueno en realidad en una a la que siento como mi hogar, vuelvo a repasar, estoy vestida. Y el chico que tengo frente a mi no es aquel que rechacé hace cuatro años y luego abusó de mí. Es Lucas.
Y por ello me acerco a él lentamente porque aún sigo algo atontada por la pesadilla.
Lo abrazo con fuerza sintiendo que puedo volver a respirar apenas él me corresponde.
Su calor me reconforta como nunca antes lo hizo, respiro su perfume con detenimiento, cuando quiero cerrar los ojos por la paz del momento, las imágenes recobran vida y vuelven a reproducirse frente a mi. Abro los ojos aterrorizada largando un jadeo al mismo tiempo.
"Está bien, ya está todo bien." susurra. Toma mi rostro con una de sus manos y me hace mirarlo directo a los ojos. Entonces por un momento el terror pasa a segundo plano y lo único que importa es que me siento protegida junto a él.
"Perdón." murmuro al darme cuenta de que lo desperté. Debe ser plena madrugada y mi cuerpo recién ahora comienza a sentir el helor de una de las últimas noches de invierno.
"¿Mhm?"
"Por despertarte."
Lucas frunce su ceño y niega varias veces con la cabeza en silencio.
"No es momento de decir boludeces."
"No es justo, es como la tercera vez..." digo con un notable cansancio.
Habrá pasado una semana y media, como mucho. Y puedo nombrar al menos tres noches en las que me pasó exactamente lo mismo. Agradezco que no sucede cuando estoy sola, por lo menos Lucas siempre ha estado al lado mío para socorrerme.
Aunque, tal vez, esa es una de las razones de mis pesadillas, al dormir con un chico, de alguna manera estimula eso. No lo sé, ni quiero saberlo.
Y me resulta sumamente extraño y aterrorizante que las pesadillas vuelvan cuatro años después a acecharme hasta el cansancio. Incluso me había olvidado de lo muy horribles que eran.
Últimamente las cosas no están muy bien con respecto a mi misma. Y sé que Lucas está tratando de sanarme un poco, pero dudo que pueda sabiendo que cargo con lo mismo hace tantos años.
Entonces el frío de la noche me hace entrar en razón. La primavera está por entrar y estamos en septiembre. Entiendo el porqué de mis pesadillas y el porqué de mi cansancio en general.