Capítulo Tres

3.2K 79 1
                                    

2300 Horas Septiembre 23, 2517 (Calendario Militar)/

Sistema EpilsonEridani, Complejo Militar Reach, planeta Reach.

La Dra. Halsey se paró en la plataforma en el centro del anfiteatro.

Anillos concéntricos de gradas color gris pizarra la rodeaban –vacías por ahora. Sobre su cabeza luces la enfocaban y reflejaban su bata de laboratorio blanca, pero todavía tenía frió.

Se debería sentir segura aquí. Reach era uno de las más grandes bases industriales de la UNSC, rodeada con cañones de alta órbita, muelles espaciales, y una flota de naves capitales altamente armadas. En la superficie del planeta se encontraban los campos de entrenamiento de Marines y la milicia. Escuelas de Oficiales, y entre sus instalaciones subterráneas y la superficie había trescientos metros de concreto y acero endurecido. La habitación podría soportar un impacto directo de un arma nuclear de 80 megatones.

¿Así que por que se sentía tan vulnerable?

La Dra. Halsey sabía lo que tenia que hacer. Su deber. Era por el bien mayor. Toda la humanidad seria servida… aún si una pequeña cantidad de ellos tuviera que sufrir por eso. Aun así, cuando pensaba en retrospectiva y encaraba su complicidad en esto –le repugnaba lo que veía.

Ella deseaba contar todavía con el Teniente Keyes. Se había probad como un asistente capaz durante el último mes. Pero él había empezado  entender la naturaleza del proyecto –al menos había visto un poco de la verdad. La Dra. Halsey lo reasignó al Magellancon una promoción a Teniente completo por sus problemas.

“¿Esta lista, Doctora?” una incorpórea voz de mujer le pregunto.

“Casi, Déjà.” Suspiró la Dra. Halsey. “Por favor convoca al Jefe Suboficial

Méndez. Me gustaría que ambos estuvieran presentes cuando me dirija a ellos.

El holograma de Déjà parpadeó a un lado de la Dra. Halsey. La IA había sido específicamente creada para el proyecto SPARTAN de la Dra. Halsey. Ella tomó la apariencia de una diosa griega: descalza, envuelta en una toga, puntos de luz bailando alrededor de su luminoso cabello blanco. Sostenía una tabla de barro en su mano izquierda. Marcas binarias Cuneiformes avanzaban por la tabla. La Dra. Halsey no podía evitar maravillarse con la forma escogía por la IA; cada IA se “auto asignaba” una apariencia holográfica, y cada una era única.

Una de las puertas en la cima del anfiteatro se abrió y el Primer Maestre

Méndez bajo por las escaleras. Usaba un uniforme negro, su pecho inundado con estrellas doradas yplateadas y un arco iris de listones de campaña. Su cabello cortado al ras tenía un toque de gris en sus sienes. No era ni alto ni musculoso; se veía muy ordinario para ser un hombre que había visto tanto combate… excepto por su caminar. El hombre se movía con una elegante lentitud como si estuviera caminando en media gravedad. Hizo una pausa frente a la Dra. Halsey, esperando por más instrucciones.

“Aquí arriba, por favor,” Le dijo ella, señalando las escaleras a su derecha.

Méndez subió los escalones y entonces se paró en descanso a su lado.

“¿Ha leído mis evaluaciones psicológicas?” Déjà le pregunto a la Dra. Halsey.

“Sí. Eran muy minuciosas,” dijo ella. “Gracias.”

“¿Y?”

“Estoy haciendo de lado tus recomendaciones, Déjà. Voy a decirles la verdad.”

Méndez dió un casi inaudible gruñido de aprobación –uno de losreconocimientos más verbales que la Dra. Halsey había oído de él. Como instructor en combate mano a mano y entrenamiento físico, Méndez era lo mejor en la Marina. Pero como un conversador, dejaba mucho que desear.

Halo: La caida de ReachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora