Capítulo 58: El Arma Divina de Kaede

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El lugar al que entramos era desolado, no había ningún tipo de luz por lo que todo era oscuro, si sentía que caminaba bajo un camino lleno de piedras conjuntas, ¿una zona montañosa? No, más bien era una cueva, una cueva rocosa que podía ser considerada una arquitectura construida por viejas personas de hace mucho tiempo. En el momento que Rengoku expulsó su aura para así poder ver quedé fascinada por los dibujos que había en las paredes, simulaban diversas formas pero sí podía sentirme identificadas por ellas. 

--Bienvenidos al lugar donde se te traerá el arma divina Kaede, aquí trabaja un herrero fascinante que está al fondo, pero yo me encargaré de darle el tipo de arma que quieres. Y dime, ¿cómo sería la ideal?--Preguntó Zeyn un poco alegre y tendiendo su mano, en el que al ofrecerla me atrajo más cerca de él y un pequeño sonrojo se provocó en mis mejillas, de alguna manera estar cerca de él me hacía latir el corazón a mil, pero lo mismo pasaba con Takeru, ¿qué es lo que me ocurría últimamente? Desde que cambié mi personalidad radicalmente me había vuelto más sensible, y por alguna razón me sonrojaba sin más, creo esto me va a volver loca. 

--Usualmente Kaede usa una espada. Desde que se volvió cazadora ella siempre usa una nichirin o katana y la Gozen, no creo que quiera otra cosa. ¿O tienes pensamiento en algo inusual mi pequeña tsuguko?--Me preguntó Mirai de manera alegre y dulce, simplemente ella siempre había sido amable conmigo desde que tenía uso de razón y aún me consideraba su aprendiz, creo no puedo estar más agradecida por eso. 

--Bueno… creo podría elegir otra cosa, siempre es bueno cambiar y elegir algo nuevo, y la verdad creo ya lo tengo decidido, quiero algo a larga distancia y ver como puedo usar mis respiraciones con algo así. Me gustaría un arco o una pistola, de ser posible una de esas dos opciones, así no creo que haya que preocuparse por los ataques de tentáculos y otros, recordemos que soy muy precisa y es uno de mis puntos fuertes.--Señalaba y elegía dudosa sobre lo que más quería, en verdad los dos eran geniales y tenían afinidades y uso distintos. Vale, era cierto que una espada tiene todo lo que se necesita para combatir cuerpo a cuerpo, pero algo que dispare y mejore tanto mi visión como la puntería era un hecho que se podría usar en equipo o en puntos ciegos. 

--¿Un arco o una pistola? ¡Suena bien, me gusta! Pero no creo que se puedan los dos y hay una desventaja muy grande: Ambos requieren de flechas y munición para poder utilizarlas, ciertamente un arquero o un francotirador tienen habilidades parecidas, pero de una y otra manera se ven diferentes. Si tuviera que elegir… ¿Que tal si se elige una combinación entre ambas?--Sugería la pelivioleta con una sonrisa, pero dicho acontecimiento me dejaba algo confusa. No obstante ella al simular las dos armas abrí los ojos con más atención y entendiendo lo que quería decirme. 

--¡¿Ambas?! ¿Te refieres a un arma divina en la que pueda adoptar una forma de arco y otra de pistola? La verdad suena interesante, sería recomendable y con las mismas habilidades que se quieran incluir, ¡entonces así será!--Decidí segura de mí misma alzando los brazos en señal de haber elegido mi arma divina, incluso todos los pilares se habían quedado sorprendidos de tal elección, creo les ha agradado la idea. Si no mal recuerdo el hermano menor de Sanemi fallecido, Genya Shinazugawa, usaba una pistola que podía cambiar a una nichirin, así que tampoco era tan descabellado. 

--Es una buena idea, se puede considerar la opción. Kaede, me sorprendes cada vez más, no he conocido nunca a una chica tan peculiar como tú, quizás en algún momento seas pilar, y si es así te recibiremos con mucho gusto, pero ahora toca formar tu segunda arma divina. Es curioso porque la única persona que tuvo dos fue un antiguo pilar que nos traicionó, lástima era un buen hombre, el mejor de la cuadra debo decir.--Señaló el semidiós mientras iba hacia el fondo y entregaba la información que se necesitaba, aunque me resultaba más intrigante lo que había dicho en último lugar. ¿Quién sería ese pilar del que tanto decían? 

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