𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆

|08|

Un mes después.

—¿Qué hicieron qué?— Si Emma se hubiera encontrado más cerca de la chica, muy probablemente hubiera quedado sorda al grito de su amiga.—¿Una pandilla? Dios, a esos no les basta con derrotar todo a su paso y peor aún. Ellos no me dijeron nada...

En el fondo de Emma se sentía como si acabará de hacer algo terrible, porque según ella, pensaba que Akari ya lo sabía.

—Tranquilizate Akari-chan, quizá solo escuché mal.— Dijo con una sonrisa nerviosa, tratando que su amiga se calmara, pero Akari negó caminando de un lado a otro hasta tomar su chaqueta.—

—Es imposible, conozco a esos chicos.—La chica se colocó su chaqueta para salir en busca de sus amigos. Era muy probable que estuvieran en el santuario.— Iré a buscarlos, gracias Emma.

Estando allí, pudo ver que las motos de sus amigos se encontraban ahí y sin pensarlo dos veces corrió hacía las escaleras. Faltaba unos cuantos escalones y ya podía escuchar las voces y risas de sus amigos, definitivamente estaba molesta, en sus ojos podía notarse y en la manera en que apretaba sus puños. Por fin había recorrido todos los escalones hasta encontrarse con sus amigos, quienes platicaban tranquilamente.

—¡Mikey!—Un grito bastó para que todos se voltearan a verla con temor pero a la vez confusión. Ella se acercó y de un movimiento brusco tomó a Baji de su remera. Sus ojos demostraban furia y era cierto que lo estaba.

—¿Se puede saber por qué carajos no me dijeron nada? ¡Y no me mires de esa forma, Baji!—Baji no encontraba  ninguna palabra para decir, entendía a la perfección porque su mejor amiga se encontraba de ese modo. Pero según el, tenía buenas razones para no decirle nada, el tenía miedo de si seguridad.— ¡Me tuve que enterar por Emma! ¡Ni siquiera los demás me mencionaron nada! ¿Creen que por qué soy mujer no puedo pelear con ustedes?

—Calma, Akari. Por favor, Kenchin calmala.— Akari dió una mirada de pocos amigos a Mikey, quién trago saliva al instante.— Mejor no, Kenchin.

—Si formaron una pandilla entonces debo estar en ella. Se que Mikey es el comandante, así que, dime tu respuesta Mikey, ahora.—Dijo soltando a Baji y ahora se dirigió hacía el rubio, pero con el mismo rostro.

El rubio dió un suspiro enorme y miró a todos, a veces ser el líder no era nada agradable.

—Yo te acepto, pero la última palabra la tiene Baji. ¿Qué dices tú, Baji?— El escenario en el que se encontraban ahora parecía un juego de miradas, ya que de nuevo Akari posó su mirada en el azabache. Pero el rubio no podía aceptar por si solo, porque el no fué quién creo la pandilla.

—Es peligroso, no te aceptaré. Estamos por enfrentarnos a un pandilla grande, así mi respuesta es no.—

—Debiste pensarlo antes, Baji. Se que tú fuiste el de la idea y conozco la razón.— Todos la miraban confundimos, para ellos, las mujeres eran impredecibles y sin duda alguna Akari lo era aún más.—Sabes lo que realmente estoy pensando ahora y ninguno de ustedes me puede ver la cara de estúpida.

Los pasos de ella se giraron a dirección de Kazutora y sin previo aviso su la palma de mano estampó la mejilla del chico y rápidamente tomó su rostro con las dos manos.

—No creas que Baji fué el único en darse cuenta, haz estado peleando solo todo este tiempo.— Ninguno de los presentes tenía la suficiente valentía para detenerla. Akari era como una figura materna para todos ellos y sin duda alguna las madres dan miedo, esa era la razón por la cuál ninguno de ellos se atrevía a decir algo.— Kazutora.

—Baji, Mikey, Draken, Pachin, Mitsuya, Kazutora.— Todos escuchaban atentamente, luchando por no verse — Entiendo que piensen que será peligroso, pero son unos idiotas si llegaron a pensar que podría abandonarlos, puedo saber los que les dijo Baji, que quería una pandilla donde todos estarían para todos. Quizá no sea tan fuerte como tú Mikey, pero si creen que soy débil están equivocados. No aceptaré un no como respuesta y tampoco pueden obligarme a no preocuparme por ustedes.