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Jimin llevaba toda la semana esperando con ansiosas la entrega de su paquete, era fin de semana y mientras estaba acurrucado en el sillón viendo una película, con los brazos de su novio alrededor de su cuerpo, no dejaba de ver la puerta del departamento.

Decían que si pensabas algo lo suficiente lo atraías a ti, y él pensaba con todo el poder de su mente que el timbre fuera tocado y su paquete por fin estuviera entre sus manos.

--- Auch -- se quejó, pues su novio presionó entre sus dedos su naricita --. No me gusta cuando haces eso.

--- Y a mi no me gusta cuando no me prestas atención -- le recordó. 

--- Todo un gatito mimado -- rodó los ojos con molestia.

--- Como si no hubiera sido esa la razón por la que te enamoraste de mí -- rio y le regaló una bonita sonrisa engreída que le hizo bufar.

Y era verdad, desde que Jimin había conocido a ese guapo chico que tocaba el piano en aquel restaurante donde él era mesero se había sentido atraído de inmediato por esa seria cara de gatito. No descansó hasta conseguir una cita y su posterior noviazgo.

--- No seas engreído, yo no fui el que llevo serenata y girasoles al departamento del otro para pedirle vivir juntos -- le saco la lengua. 

Tal revelación hizo que el mayor se sonrojara y cuando estuvo dispuesto a escapar de su grosero novio, este lo jalo del brazo para que se sentara nuevamente. Para evitar su huida se sentó sobre sus piernas y rodeó sus hombros con sus brazos.

--- Déjame en paz, Park -- intentó quitar a su pareja.

--- Mi amor, sabes que solo jugaba, te amo, te amo -- hizo uso de su voz suavecita y dulce --. Me encantó, lo sabes, fue tan dulce verte ahí tocando la guitarra, y lo sexy que te veías con ese traje, dios, de recordarlo te juro que mojó mi bóxer.

— Eres un chantajista, Jimin-ssi — cedió, no podía no hacerlo, no cuando su precioso novio se sentaba sobre sus piernas y le comenzaba a dar suaves masajes en la nuca, a la par que dejaba suaves picos en diferentes partes de su rostro.

--- Lo sé, mi amor, y te encanta -- musitó antes de estrellar sus suavecitos labios contra los de su novio. Yoongi no perdió tiempo y mientras saboreaba el delicioso sabor de los belfos de su chico abrazó esa cintura que lo volvía loco. Jimin meneó sus acaderas, restregandose suavemente en el regazo de Yoongi.

Para ambos era muy fácil dejarse llevar, les gustaba la sensación de piel con piel, amaban sentirse de esa manera tan caliente y exitante, así que era cuestión de segundos para terminar desnudos y con uno de los dos siendo tomado.

Claro, eso hubiera pasado de no ser porque el timbre del departamento los interrumpió, en otra ocasión lo habrían dejado pasar, mas cierto pelinegro llevaba una semana esperando por su paquete, haciendo unso de toda su fuerza de voluntad, Jimin se separó de su novio y corrió a la puerta, dejando aturdido al peli gris.

— ¿Quién es?

— Paqueteria — respondieron del otro lado y Jimin contuvo un grito de euforia. Abrió la puerta y le sonrió amable al repartidor — ¿Jimin?

— Ese soy yo, Park Jimin — asintió.

— Aquí tiene sus paquetes, excelente día — le entregó una caja y una bolsa.

Apenas cerró la puerta chilló de felicidad y observó a su novio que le miraba con molestia.

— ¡Llegaron! — grito eufórico.
No espero recibir respuesta alguna, solamente se fue a la habitación y arrojó ambos paquetes a la cama.

— ¡Soy un adulto independiente! — comenzó a cantar esa famosa tonada.

— ¿Por fin llegaron? — su novio apareció por la puerta y se arrojó a la cama para verlo abrir sus paquetes.

Paquete equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora