Esta chica...
¿Me está dando un ramo de rosas? ¿En público?
Perplejo, incrédulo, sorprendido y sin saber que decir, así es como me siento en este momento escuchando como se disculpa por algo que es mi culpa. Por supuesto que ella no sabe las razones por las que me atravesé en su camino pero esto solo me hace creer que piensa sobre mi.
Ella continúa hablando.
—No fue mi intención arrollarlo, en mi defensa usted se atravesó y yo quería ayudarlo pero Luca es muy... muy estricto conmigo y tiene la idea de que me pongo en peligro él noventa por ciento del tiempo. —me dice como si fuese una tontería.
Luca Schaffer me ha mencionado más de un evento en el que Artemis Schaffer-Pfeiffer se ha puesto en peligro. No le digo nada y sigo escuchando lo que dice.
—Estaba preocupada, pero quería ayudarlo e iba a llamar a mi padre para ayudarlo. No tenía idea de que usted fuese amigo de mi padre, lo que viene siendo todavía más grave pero lo siento, lo siento mucho. Tome esto. —me entrega una bolsa pequeña de papel.
Su rostro se enrojece levemente, su penetrante mirada azul parece querer entrar y comprender lo que estoy pensando. En un segundo puedo apreciar la expresión de incertidumbre que invade su rostro, es una chica hermosa y eso ni siquiera mi profesionalismo puede evitar notarlo.
No debería de tener estos pensamientos, me he jurado no mezclar mi trabajo con mi vida personal y eso incluye mantener alejada a Artemis. Esta chica no tiene miedo alguno de decir lo que piensa, no me conoce pero aun así me ha dicho más veces que soy atractivo, de lo que he escuchado en mi vida.
Ante mi estupido silencio, ella parece incomodarse.
—Ah, y también quiero disculparme por decir cosas incómodas, desde pequeña he tenido un problema con mi sinceridad pero me restringiré tanto como pueda, mis padres me han dicho que serás mi responsable por un tiempo así que no quiero que nuestra convivencia sea incómoda. —finaliza con una sonrisita.
—Tus asuntos no me interesan. —es lo único que digo.
Joder.
Priest, ¿desde cuando eres un patan?
Ella borra su sonrisa y asiente. Al instante me siento mal pero no lo demuestro, tiene una sonrisa bastante inquietante.
—Gracias por las rosas.
Me escucha decirlo y automáticamente, su sonrisa blanca aparece con emoción. Sus azulados ojos me repasan, con curiosidad y picardía, me fije en ellos desde el primer encuentro que tuvimos bajo la lluvia, yo casi muerto.
Es una chica bastante interesante, puedo decir que es la única en su especie que he conocido y aunque su sinceridad, así como ella lo dicho, es bastante arrebatadora en ningún momento me he sentido acosado por ella.
No le digo nada más, y ella ya no parece querer insistir con sus palabras. No encuentro las palabras adecuadas y no quiero decir algo que logre incomodarla más. Ya he dicho que sus asuntos no me importan.
Abro la puerta de atrás otra vez para que ella entre y lo hace en silencio, cierro la puerta detrás de ella quien continúa observándome. Espero que no diga nada sobre mi físico, un hombre también puede incomodarse aunque curiosamente yo no lo hago.
Con cuidado pongo las rosas y la bolsa en el asiento del copiloto, ella parece complacida cuando me ve hacerlo y me pregunto si estará pensando algo de mi.
Nos pongo en marcha pero no evito mirarle desde el espejo, su mirada azul está perdida en la calle, suspira y niega al mismo tiempo. No soy capaz de saber lo que está pensando.
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P R I E S T (Un Hombre Perfecto)
RomanceDamascus Priest es ex capitán de la La Marina Real Británica, y ahora es propietario de la agencia de seguridad privada P.E.T.A Internacional. Cuatro años atrás abandono su puesto en la Marina para ocuparse de sus padres y de la ausencia que el ases...