Antología de relatos cortos de Laura R. Rodriguez publicados en Lektu.
Una serie de relatos de diversas categorías y de distintos géneros, con una pequeña sinopsis antes de empezarlo para que veas si te interesa. Quizás aquí encuentres el tuyo o aqu...
Un grupo de amigos decide descansar del estrés de la vida cotidiana preparando un viaje en miniván, dispuestos a coger la carretera y dejarse llevar por ella.
En el trayecto conocen a Roxanne, una muchacha que hace autostop en medio de la nada dispuesta a encontrar aventuras por muy peligrosas que ellas sean: vaga de pueblo en pueblo, pasando la noche en lugares supuestamente encantados, admirando la magia que queda en lugares tan desolados por la muerte.
El grupo decide unirse en su aventura pasando la noche en el viejo asilo abandonado.
ADVERTENCIA : El relato puede tener contenido delicado para algunos públicos: violencia, sangre, muerte, sexo...
"Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal". – Cesare Pavese
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Muchos sueñan con graduarse, otros con encontrar un trabajo, irse de casa, comprometerse, se por fin lo que se conoce como «adulto». Encontrar un futuro alentador y vivirlo; pero, la juventud sigue pensando que aún hay más, que además de todo lo que ofrece crecer, todavía puedes buscar experiencias y crear recuerdos conmovedores.
Así es el grupo que vive esta aventura: joven, ilusionado, buscando algo nuevo con lo que complementar su vida que avanza — como todas las demás —. Es por eso que decidieron alquilar un miniván y hacerse a la carretera con los bolsillos repletos de la paga de todos esos días extra, con lo que queda de aquella beca, con los ahorros de todo el verano. Son cinco amigos, suficientes para contarlos con los dedos de una mano. ¿Quién necesita más? Amigos de la facultad, circunstanciales y que aparecieron sin esperarlos. Distintos y aún juntos, demostrando que la amistad va más allá de gustos o aficiones; a veces simplemente ocurre, los necesitas en tu vida, aunque su música te parezca una mierda, aunque no hables de política porque vota a ese partido en particular. Porque hay que celebrar el encontrar a una persona con la que estás en sintonía.
David, Ethan, Frank, Mia y Lucy. Juntos en aquel emocionante viaje como compañeros, algunos de ellos, desde que todavía llevaban pañales.
—Conduces como un abuelo, Ethan —se burla Lucy mientras cambia la canción por una más emocionante que aquel aburrido rap.
—Voy a la velocidad indicada. Me ha costado graduarme, no voy a matarme ahora.
—Claro, no será porque todavía llevas pañales sobre ruedas. —Mia se apoya en los asientos de ambos—. Y estás cagado.
—¡Ey! ¡No deberías ir así! —Ethan le reprocha sin quitar sus ojos verdes de la carretera. Está nervioso, nunca ha llevado un coche tan grande como aquel y menos por unas carreteras tan estrechas—. Si tenemos un accidente...
