ᴛᴇ ᴘᴇʀᴅᴏɴᴏ ᴍᴀᴛᴛʜɪᴀꜱ

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—ᴛᴇ ᴘᴇʀᴅᴏɴᴏ ᴍᴀᴛᴛʜɪᴀꜱ

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     Cuando Alcander se calmó Kaz había enviado a Jesper e Inej en busca de Alina, mientras ellos buscaban un bar donde buscarían algo de comer y poner sus ideas en mente.

Kaz no hablo con Alcander en el recorrido, ni cuando se sentaron en las sillas del bar y Kaz pidió algo de pan y unas copas.

Inej llegó minutos más tarde, sentándose frente a Kaz y junto a Alcander, los recorrió con la mirada pero no dijo absolutamente nada, la pelinegra se lo contaría cuando estuviera lista.

—No falta ningún caballo en los establos, así que...— dijo la suli mientras miraba como Alcander le hacía caras al pan, por primera vez en años a la pelinegra no le apetecía comer.

—¿Entonces?— pregunto Kaz, las dos chicas se vieron sin entender a lo que se refería.

—¿Que?— pregunto Inej.

—¿Vas a decirme cómo escapó el objetivo?— Alcander soltó un gran suspiro de frustración y tomo un pan entre sus manos para luego llevárselo a la boca, a ninguno le sorprendió.

—La deje ir— hablo Inej y entonces Alcander explotó, había dejado ir a el objetivo, a la persona que le traería demasiado dinero.

—¿Que la dejaste, qué?— pregunto la pelinegra con furia, la nariz se le arrugaba y sus ojos se convertían en fuego, no literalmente.

—Te contrataron para hacer un trabajo— le dijo Kaz con la misma furia.

—Si, el trabajo era raptar a una farsante por un millón de Kruge— hablo Inej rápidamente —encontramos a una santa viviente que puede invocar el sol.

A la pelinegra ya no le apetecía seguir escuchando a la suli, se puso de pie haciendo que el banco rechinara y se alejó del lugar, sin nisiquiera voltear a ver a los dos cuervos.

Salio a la calle, las lágrimas amenazaban con salir pero ella las reprimió, y las únicas lágrimas rebeldes que salieron las limpio con furia.



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     La noche había llegado tan rápido, Alcander había dormido un aparte de la tarde pero ahora se encontraba despierta a un lado de Kaz, no escuchaba lo que Jesper le decía pero empezó a prestar atención cuando Kaz hablo.

—Si no nos vamos prontos el general nos encontrará— dijo Kaz, este volvía a usar sus abrigos y su bastón, Alcander lo prefería así, los trajes del ejército no le iba bien—no podemos perder más tiempo buscando a la chica.

Alcander Donde viven las historias. Descúbrelo ahora