Capítulo 1

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Antares sabía que este día llegaría tarde o temprano.

Su compromiso había quedado pactado apenas a sus 15 años. Recuerda ese día a la perfección, había sido en sus vacaciones de invierno, sus padres habían organizado un baile para celebrar el Yule. No era nada raro que los Black hicieran ese evento solo que esta vez sería para presentar el compromiso entre ella y Lucius.

Solo unos días antes le habían dado la noticia y ambos jóvenes pasaron el día hablando de su futuro mientras sus padres cerraban el acuerdo. Lucius no era desagradable, pero era muy serio y Antares jamás lo había escuchado hablar más de un "si" o un "no".

Esa noche en su compromiso, los hicieron bailar frente a todos los invitados a los lejos pudo ver a sus hermanos y a sus primas riendo por lo incómodo de la situación.

Lucius y él estaban en la misma generación y desde el momento en que volvieron a clases, un día a la semana sin falta el rubio le daba un obsequió. A veces eran chocolates, en otras libros, ropa y algunas ocasiones flores. Enormes ramos de peonias u orquídeas, ella no se quejaba, esas eran sus favoritas pero Antares no tenía idea de cómo es que el rubio había obtenido esa información.

Ya había recibido quejas por sus compañeras de cuarto sobre las flores, Lucius agregaba un hechizo para que los ramos durarán mucho más y su habitación rápidamente se convirtió en una florería.

Su única solución fue apropiarse de un salón en desuso y ponerle un hechizo para mantenerlo cerrado y que solo ella pudiera ingresar y así esa aula se convirtió en una habitación en la que podía ir a pasar el tiempo.

Lucius también le escribía cartas, si es que podía llamarles así. La mayoría eran poemas de varios autores, algunos más románticos que otros y otras eran pequeñas notas deseándole suerte en sus estudios o en su día.

Muchas veces Lucius la acompañaba a sus clases y en esos pequeños lapsos de tiempo hablaban de trivialidades sobre la escuela. Lucius era muy amable con ella, siempre trataba de hacerla sentir cómoda y que Antares supiera que él siempre le daría todo lo que ella quisiera.

Sirius se había reído mucho de ella porque iban a casarla con Malfoy hasta que se enteró de su propio compromiso con Narcissa, a partir de ese momento Sirius se comportaba como el caballero que tenía que ser y era turno de Antares reírse de su hermano.

Sus últimos 3 años de colegio no habían cambiado tanto, Lucius seguía siendo el prometido perfecto, sus regalos nunca habían dejado de llegar, pero ahora Antares también se esmeraba por darle obsequios.

Las cartas que ella escribía eran un poco más personales, le contaba sobre su día a día y sus sentimientos, eso solo desató una cadena de cartas entre los dos. A pesar de que se veían todos los días y Antares era acompañada por su prometido a cada clase, no hablaban como lo hacían en las cartas.

Lucius le contaba lo que quería para su familia en el futuro y el miedo que sentía si no lograba ser lo que un Malfoy tiene que ser, Antares por su parte hablaba de sus sueños y lo que quería ser además de cumplir con lo que una Black tiene que cumplir.

Por un momento dudó contarle su sueño de estudiar runas y ser experta en adivinación, tal vez abrir un negocio sobre eso. Era un sueño muy loco que tenía desde niña aunque sabía que sería difícil viniendo de la familia que venía.

Lucius como todo un caballero le prometió que en su matrimonio no habría prohibiciones y que su meta como esposo era hacerla feliz. Antares sabía que esa carta era una promesa y después de dos años de compromiso ya no sentía tanto miedo de compartir su vida con el rubio.

En su último año de Hogwarts asistieron como una pareja a la boda de Sirius y Narcissa. Lucius ese día le regaló un brazalete de oro blanco con detalles de esmeralda. Lucius delicadamente lo colocó en la muñeca de Antares y después dejó un beso en sus nudillos.

Antares sintió los colores subiendo por su rostro, nunca antes había tenido contacto físico de ningún modo con Lucius. Ella le regaló una sonrisa y él dejó otro beso pero esta vez en su mejilla.

Esa noche bailaron y rieron mucho. Antares bailó también con sus hermanos y le deseó mucha suerte a Sirius en su matrimonio.

El último día del colegio había estado lleno de diferentes emociones para todos los alumnos. Antares y Lucius se graduaron con honores para la alegría de sus padres y por primera vez después de 4 años Antares sintió el mundo real. Iba a casarse en un mes.

Las bodas en Julio eran una tradición de los Malfoy que los Black aceptaron.

Antares estaba muy nerviosa y no era para menos, su mamá estaba discutiendo con la señora Malfoy por todo.

La habitación que le habían asignado para prepararse era completamente blanca, desde los sillones hasta el marco del espejo. Las decoraciones de serpientes solo resaltan por los cristales verdes en los ojos. Regulus y Sirius estaban con ella como sus acompañantes de honor.

Sus manos sudaban y su cabello suelto no ayudaba mucho. Llevaba una túnica tradicional en color blanco, largo hasta cubrir sus pies, con mangas largas y un poco anchas que se ceñían en las muñecas, el escote en V dejaba ver un pequeño collar que había pertenecido a Walburga, el mismo que su mamá había usado en su boda.

Por parte de la familia Malfoy usaba un tocado de oro blanco con forma de espigas de trigo adornaba su peinado de media coleta dejando caer el cabello largo y negro hacia atrás.

Su ramo de peonias ligeramente rosas coordinaron perfecto con su túnica y sus accesorios. Zapatos no llevaba, la ceremonia tradicional de los Black consiste en que la pareja se conecta con la tierra para que su magia se fusione.

Una de las cosas que más nerviosa la ponía, era el beso al finalizar la ceremonia. Ella y Lucius nunca se habían besado y ahora tenían que hacerlo frente a sus familias. No diría que era una inexperta, su primer beso fue a los 14 en un tonto juego muggle de botella y después de eso salió un mes con un chico un año mayor que ella y él si que quería besarla todo el tiempo, pero el verano los distancio y lo dejaron.

Cuando creyó que podía tener un novio nuevamente sus padres la comprometieron y no le parecía correcto engañar a su prometido aunque ninguno hubiera hablado sobre eso. Esas dos experiencias le servían de algo, pero ahora iba a besar a su esposo y eso la aterraba.

El paseo del brazo de su padre fue eterno para ella, pero su miedo disminuyó cuando vio a Lucius en el altar sonriéndole. La túnica del rubio también era blanca y muy larga solo que las mangas no eran ceñidas y el cuello era circular. Su cabello caía a la altura de sus hombros y Antares pensó que nunca antes se había visto tan apuesto.

Ese hombre sería su esposo en unas horas.

La ceremonia había sido hermosa, las palabras de la druida emanaban calma y nada en el mundo podía compararse a la sensación que dejaba la fusión de la magia. Lucius era muy poderoso y Antares se sintió feliz de haberse convertido en su esposa.

El beso fue mucho mejor de lo que hubiera imaginado, los nervios dejaron su cuerpo en el momento en que Lucius se acercó a ella y tomándola de la cintura dejó un beso sobre sus labios para sellar el ritual.

Antares estaba en el cielo, los labios de Lucius eran suaves y sabían a regaliz, eso le causo gracia, seguro el chico había comido unos para distraerse antes de la boda, ella sabía que esos eran los dulces favoritos de su esposo.

No sonaba tan mal, esposo.

Los aplausos los sacaron del trance del beso que le habían parecido horas, definitivamente quería besar mucho más a Lucius y seguro que ahora el regaliz sería su sabor favorito.

Etapas de un MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora