Lugar seguro

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Dalick

Su cuerpo temblaba en mis brazos, sus quejidos no cesaban ni un segundo.

No tengo ni idea del por qué de su llamada, ni de por qué está así de mal, pero solo tengo una cosa segura si me volviera a llamar por la madrugada incapaz de pronunciar una palabra y con su voz a punto de quebrarse volvería  viajar la media hora (a toda velocidad) que es desde mi casa a la suya, más aún sabiendo lo peligroso que puede ser para su bienestar no tener compañía en ese estado.

Cuando estábamos juntos noté viejas cicatrices en sus ante brazos, no eran como sus otras cicatrices que por su largura y posición claramente habían sido accidentales pero esas cicatrices que vi fueron hechas por heridas autoprovocadas. 

No necesito saber que pasó, solo necesito protegerla, hacerla sentir segura.

No se a que le teme, me confundió tanto su reacción al verme entrar por la puerta y retroceder asustada como si de un gato asustado se tratara, no era para nada como siempre era ella, nunca le daba miedo enfrentar a quien fuera con la cabeza en alto y tenía un valor realmente atractivo, pero esta noche parecía querer esconderse en la oscuridad temerosa. Solo la había visto actuando de esa manera el día que la conocí aunque su temor no se prolongó por mucho al cabo de unos minutos fue remplazado por prepotencia 

-Shh tranquila Kathe, estás bien- La arrullo en mis brazos mientras murmuro estás palabras.

Empiezo a acariciar su brazo derecho pensando si está bien hacer lo que pienso hacer, pero me repito que ella lo necesita, sin detenerme atravieso su piel con la jeringa inyectando el liquido relajante. La castaña parece tan absorta en lo que le está pasando que no nota el dolor ni que un liquido ha sido inyectado en su sistema. Pasan minutos hasta que sus quejidos son menos frecuentes y sus músculos se relajan por completo. 

Me levanto del piso con ella en brazos y empiezo a subir las escaleras, me maldigo por pensar que soy adivino para saber cual es su habitación, temeroso camino por el pasillo y en la última habitación algo llama mi atención, la puerta está decorada con una única foto, pero esta parece recortada, en ella se encuentra la castaña junto a su hermana, una señora adulta pero muy bien cuidada, la señora es castaña y sus rasgos son muy definidos lo cual me hace acordarme a Kathe, ella debe ser su madre y el señor a su lado debe ser su padre, este es alto y atlético, un cuarentón en forma, su cabello es rubio como el de Jessica, así que esta es la familia de Kathe. Aunque fijándome bien hay una persona recortada que parece estar ubicada al lado de Kathleen, la foto parece una foto familiar así que descarto que sea un exnovio, pues la foto es tomada al frente de una casa grande en un día soleado y todos tienen sonrisas de oreja a oreja, joder, pero que parecen la familia perfecta, solo que ese o esa desconocida que parece querer ser olvidad@ por la chica en mis brazos me causa una infinita curiosidad. 

Entro al cuarto y dejo a Kathe en la cama, le pongo las cobijas para que no sienta frío, tal vez ahora que se calmó deba irme no tengo autorización para quedarme en su cuarto, y no creo que le agrade la idea, pero una mano agarra mi brazo antes de que pueda irme, pensé que el tranquilizante la dejaría completamente dormida pero al parecer está en el limbo

-Dalick, quédate- Pide en voz de casi suplica y eso provoca una reacción en mi corazón- No me dejes, no me abandones tu también.

Lo último que dice me deja con aún más curiosidad, pero miro su cara, sus ojos hinchados de llorar, su nariz roja igual que sus cachetes, está noche no la dejaré.

Me hace espacio en la cama y sin quitarme la ropa, únicamente los zapatos me meto en ella conservando la distancia no quiero incomodarla. Le doy la espalda y procuro no quedarme dormido, y tampoco es que tenga mucho sueño, tengo miles de preguntas en la cabeza y las ultimas dos horas han sido una locura.

-Ayuda- Escucho una voz débil a mi lado- Alguien ayúdenos

Me levanto de golpe asustado, algo le está pasando a Kathe, tal vez se asustó al verme en su cama o algo así pero me quedo paralizado cuando veo que sus ojos están completamente cerrados, está dormida, Kathe hablando dormida no me lo esperaba. Se remueve en la cama como si algo la aprisionara pero nada lo hace realmente es producto de su mente

-Sangre, sangre, no por favor...- Sigue hablando y el desespero en su voz me alerta- No me hagan daño, váyanse

Sangre? Le tiene miedo a la sangre?. Si es así eso podría explicar por que su reacción al ver el liquido carmesí proveniente de ella el día que la conocí, fingí no haber captado su reacción pero lo hice, su palidez apareció en su rostro, su frente empezó a sudar, su respiración se aceleró y se tuvo que haber mareado para tener que sentarse.

De repente empieza a colocarse sus manos es sus oídos como si intentara amortiguar algún sonido fuerte que la torturara. Su cuerpo se mueve desesperado mientras intenta hablar fallando en el intento.

Cuando noto el sudor en su pálido rostro y el que empieza recorrer su cuerpo se que es hora de hacer que se detenga. Con cuidado voy tocando su brazo para que sienta un  poco de contacto humano, lo hago suavemente esperando a que se despierte de sus pesadillas, o lo que sean y eso hace al cabo de unos minutos.

Sus ojos se abren pero aún no parece estar de todo consciente mucho menos para acercarse a mi y empujarme para que quede boca arriba en la cama para posteriormente posar su cabeza sobre mi pecho, se lo que hace, busca seguridad, la maldigo por que la está buscando donde no debe.

Sus ronquidos llenan mis oídos mientras intento interpretar lo que acaba de pasar, eran pesadillas o recuerdos tal vez?, si es eso (lo mas probable) lo cual tendría lógica, sus cicatrices, su recelo respecto a las interacciones, pero se que eso no es ni la mitad de lo que oculta Kathe y estoy dispuesto a averiguar todo lo que esconde, cueste lo que cueste.

Consiento su cabello sin saber muy bien el por que, el contacto físico nunca fue lo mío y ahora estoy acariciando a una casi desconocida y dándole apoyo, quedándome a su lado.

-Quien demonios eres Kathleen?

Al cabo de unos minutos eternos mis ojos empiezan a pesar, estoy cansado, muy cansado, hoy era el día de mi viaje de hecho estaba alistando mis maletas para irme, pero la llamada de Kathe me detuvo, ella me mantuvo aquí, ¿por qué?


Siempre junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora