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— Ven aquí —señala su regazo, a lo que el pequeño rubio obedece al instante, dudando si debía o no subirse a horcajadas sobre el mayor— quiero que subas, acaso no entiendes? —sin más que decir, palmea sus muslos; asiente y sube sobre él, con sus piernas a ambos lados del pelinegro y sus manos apoyadas en el pecho contrario. Siente nervios, no era su primera vez, pero alguien tan dominante le hacía sentir como pequeños escalofríos se deslizaban con delicadeza por su columna, tales así como los dedos del mayor en ese momento.

Los sintió congelados, sus largas falanges danzando sobre la tela que cubría su espalda, guiando minúsculas corrientes eléctricas por su cuerpo. El de cabellos largos lo miraba con detenimiento, repasando sus suaves facciones, como si la mera imagen del contrario le pareciera lo más satisfactorio del mundo. Una persona totalmente etérea a la vista de cualquiera. El menor soltó un pequeño suspiro, dejándose hacer por su novio; sus ojos cerrados con su ceño sutilmente fruncido, mejillas con un leve sonrojo el cual llegaba hasta sus orejas, sus belfos entreabiertos dejando salir casi inaudibles gimoteos. Hyunjin no detuvo su impulso, pellizcando piel debajo del omóplato marcado del rubio, el cual automáticamente se tensó mientras soltaba una leve queja.

"Frágil"

No contuvo su sonrisa ladina al lograr la reacción deseada. Bajó sus manos hasta llegar al borde de la camisa la cual comenzaba a molestar, tiró de ella, desligándola del oscuro pantalón de Felix y por último colando sus serenas manos dentro, evitando actuar desesperado. El menor volvió a tensarse cuando sintió los labios del opuesto rozar su nuez de adán, paseándose con tan característica lentitud sobre su piel, trazando un camino desde el origen de su cuello hasta su pronunciada mandíbula, mordiendo su maxilar sin fuerza. Alzó un poco más sus labios, restregándose contra los ajenos aún sin besarlo, buscando desesperar al rubio y lográndolo al instante. Se removió intranquilo, pretendiendo estampar sus necesitados labios con los del mayor, a lo que las caricias y roces sobre él pararon. Hyunjin se separó con una sonrisa.

— ¿Desesperado? —habló inquietando al menor— Oh Felix, sabes que iremos a mi ritmo, ¿acaso debo reprenderte por olvidarlo? —negó nervioso— ¿Lo harás de nuevo? 

— No lo haré —afirmó.

— Buen chico —admiró acercándose y depositando un beso en su mejilla, la cual tomó un color aún más rojizo si es que era posible. Bajó sus manos hasta llegar a los glúteos del menor, apretandolos sin pudor alguno, al mismo tiempo que se inclinaba hasta llegar a un lado de su oreja— ¿Te quitarías tu camisa para mí? —susurró, haciendo que Felix sintiera su aliento mentolado chocar contra su oído, cada vez sintiéndose más sofocado ante la labia de Hyunjin. Obediente y sumiso, ambas características en el rubio. 

Comenzó a desprender los botones de su camisa, ante la mirada atenta y voraz del contrario, el cual se había separado con tal de tener una mejor vista de los movimientos ajenos. Con paciencia, algo de torpeza en sus movimientos, con sus dedos moviéndose sobre su pecho y abdomen, sus botones cedían, mostrando cada vez más piel que antes. El mayor llevó sus manos a los hombros de Felix, deslizando la prenda por su espalda, deshaciéndose de ella, robándole un necesitado suspiro cuando sintió las falanges rozar su piel, contrastando ambas temperaturas tan desiguales. La prenda cayó al suelo, casi inaudible al chocar contra el. Hyunjin lo miró con un brillo en sus ojos, denotando deseo en ellos, deseaba al menor, quería devorarlo en ese instante, y para su suerte, no habría ningún motivo que se opusiera a su intención. Por otro lado, el rubio se siente observado, lo cual no le disgusta en absoluto, aunque sintiera nervios de ese tipo de situación, adoraba cuando Hyunjin repasaba sus detalles, como si los quisiera grabar en su mente, con detenimiento y decisión, lo divisaba como si fuera una cautivadora obra de arte; se sintió levemente impaciente al momento que sus miradas se encontraron.

𝙖𝙗𝙚𝙩𝙩𝙤𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora