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Ha pasado un mes desde que entré por primera vez en casa de Sergio. Su familia es muy amigable y abierta, todo lo contrario a la mía. Me hacen sentir como en mi propia casa, y ya les estoy empezando a coger cariño, al igual que ellos a mí.

Me pregunto si con Inma eran igual. Puede que sí en cierta medida, pero yo soy más sociable que ella. Hace un par de días vi la película Gladiator con el padre de Sergio. Nos encanta. Estuvimos comentándola y compartiendo opiniones.

Son gente humilde y con pocos recursos, pero todo lo que tienen lo dan y eso es de ser personas con buen corazón.

Me quedo a comer en su casa todos los sábados, y Mari me prepara el plato de albóndigas con tomate siempre. Creo que me ve como la hija pequeña que nunca va a tener.

Sergio me pidió que fuera su novia tres días más tarde después de haber ido a su casa por primera vez. Puede que estuviera esperando la aprobación de sus padres. No dudé en decirle que sí. Este chico me encanta.

Han pasado dos meses desde que nos besamos por primera vez y nunca hemos discutido. Nuestra relación se basa en un cincuenta y cincuenta, y es así como se lleva un buen vínculo.

Su hermano no tiene novia. Desde que lo dejó con la última se siente muy apenado y todavía tiene fotografías de ella en su habitación. Le pregunto a Sergio pero siempre me dice que es mejor no hablar del tema con él.

Este sábado tenemos la comunión de una de sus primas pequeñas y me han invitado. He dudado bastante en ir pero creo que al final lo haré. Quiero ver al resto de su familia.

Le he dicho a Sergio que no vamos a ir a la iglesia. Solamente iremos a la fiesta y ha aceptado porque sabe que no soy religiosa. Él tampoco lo es pero habría ido a la iglesia para acompañar a sus padres.

Sonia está en mi casa mientras me estoy preparando. Como siempre, tumbada en mi cama con el móvil. Seguramente esté discutiendo con Iván. La miro por el espejo y sonrío por dentro al valorar que no estoy en la misma situación son Sergio.

–Este tío me saca de mis casillas. –Dice en voz baja para hacer acto de presencia.

Efectivamente. No fallo.

–Ahora quiere irse a otra discoteca y no quiere que vaya, prefiere ir con los amigos. –Suspira y se sienta en la cama.

–Si confías en él, no veo dónde está el problema. –Respondo aplicándome la máscara de pestañas. No entiendo porqué siempre ponemos todas la misma cara con la boca abierta y los ojos tan abiertos.

–Ese es el problema, cariño: no confío en él. –Replica con una sonrisa irónica.

–Pues déjalo. Es tan fácil como eso. –Me giro y la miro a los ojos.

–No sabes lo que dices. –Vuelve a echarse sobre la cama. –Las relaciones se basan en el sexo, y en eso es un autentico profesional. ¿Acaso me ves más de un mes sin sexo?

Río. Es cierto. Sonia no aguanta más de tres semanas sin echar un polvo.

–Tú no me entiendes porque nunca lo has hecho. Tienes a un chico que se muere por tus huesos y no le das lo que se merece, que es un buen polvo. –Argumenta mirando al techo.

Vuelvo a mirarme en el espejo y a la máscara de pestañas.

–Cuando me sienta preparada, lo haré.

–Pues espero ser la primera en saberlo. –Replica.

–Y la última. –Paso al colorete.

–¿Cómo crees que la tiene? –Ladra mirándome por el espejo. Tiene una sonrisa maliciosa.

Fantasías ocultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora