Waiting || Hyunmin

Waiting

No tengo idea de cómo empezar esto, ni tengo la esperanza de poder hacerlo bien, pero al menos quisiera hacerlo con un... Hey, ¿cómo estás?

Tal vez ahora estés confundido, el recibir una carta después de no saber nada de mí en meses debe ser algo tedioso y sin dudas molesto, pero no tengo la valentía de ir a hablarte cara a cara.

Me es algo gracioso recordar cómo podía llegar a hacerlo como algo contidiano antes, pero ahora solo me moriría de vergüenza de tener tu mirada sobre mí.

Fuiste la única persona que se dió cuenta de lo que jamás quise decir, fuiste el único que notó lo que siempre escondí, fuiste la persona que vio más allá de lo que siempre les mostré. Fuiste el único que logró entender que algo no estaba bien.

No pretendía que las mangas de mi sueter se bajaran cuando traté de alcanzar algo en la biblioteca, y menos cuando tú estabas allí.

Recuerdo bien tu reacción después de aquello, ver tus ojos totalmente enfocados en mí, solamente en mí, detallando cada una de mis palabras o acciones. No supe cómo sentirme en esos momentos, jamás había recibido tal atención.

Tus intentos de querer saber que ocurría conmigo eran algo que debió estresarme, yo no quería preocupar a nadie, pero por alguna razón tu siempre estabas allí, hablándome, preguntándome, intentando descifrar algo que era un laberinto hasta para mí mismo, llegando a suavizar mi corazón por saber que había alguien a quién le interesaba realmente.

Debí haber puesto atención a lo que sentía y darle un alto, porque no quería enamorarme. No quería enamorarme y lo hice, lo hice de la peor manera posible. Sabiendo que tu interés en mí no era más que una simple preocupación por mi estado.

No debí enamorarme de una persona tan especial como tú, no debí creer que tu amor sería una especie de pegamento para lo roto que estaba, no debí arrastrar a una persona tan buena como tú a los agobiantes problemas que rodaban en mi mente.

Me había estado ahogando en un océano, completamente en silencio para que todo el mundo creyera que aún seguía a flote. Tú notaste la diferencia, tú intentaste rescatarme.

Lo lamento, no era mi intención que te hundieras conmigo.

Siempre me recordabas que tus besos no eran solo para calmarme, siempre me decías que tus palabras no eran simples frases para que dejara de llorar, siempre jurabas que tu presencia no era por lástima y que nuestra relación no era simplemente preocupación, que era verdaderamente amor.

¿Y cómo se supone que yo podía explicarte que mi mente no me permitía creer lo que me decías?

¿Cómo se supone que te explicara que estaba tan aterrado de perderte o hartarte por ser siempre lo mismo?

Odiaba preocuparte, odiaba ver tus ojos tan aterrados cuando notabas una marca en mis brazos que no habías contado antes, odiaba escucharte llorar en las noches por la impotencia de no saber qué hacer conmigo.

Fingía que estaba dormido aquel día que admitiste que tenías miedo de perderme.

¿Cómo podía decirte que yo estaba tan asustado de lo mismo pero de forma tan diferente?