foto; veinticinco

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Freddy le puso la mano en el hombro; — Puedes decirme lo que quieras yo te apoyar...

No pudo terminar la oración que había iniciado porque tenía encima de sus labios los de Fred.

¿Estaba soñando acaso?

Poco tiempo después se sintió liberado, no había nada encima de sus labios. Pero la mirada de Fred sostenía la suya sorprendida.

Se quedaron viendo unos segundos.

Unos infinitos segundos.

Hasta que Freddy intentó acercarse para besarle de nuevo y Fred se le adelantó.

Con ambas manos, pálidas y frías sostenía su rostro moreno y cálido, le besaba con suavidad, disfrutando de casa pequeño roce, del sabor dulce de su saliva.

Freddy por su lado no sabía que hacer con sus manos, solo las recargó en la camisa de Fred y las dejó descansar ahí.

Día uno (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora