"Mentiras" | En Proceso...
Elizabeth Cooper, hija de los alcaldes Richard y Alice Cooper, es una chica malcriada, de ultimo año de preparatoria, que le gusta jugar con los chicos, pues nunca ha sentido el sentimiento de estar enamorada y en su caso...
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"Mentiras"
Jughead estacionó su moto en frente de algunos arboles escondidos que estaban en aquel bosque, se bajo de su vehículo, y se dirigió a la gran roca que obstruía la vista hacia el horizonte. El pelinegro la escalo como pudo, hasta que por fin pudo pararse en la cima, elevo su vista, y como lo espero, ahí estaba sentada su rubia, en medio de la arena contemplando el mar.
Betty observaba el movimiento de las olas, era algo que la relajaba demasiado. Era cierto lo que le dijo Jughead acerca de ese lugar, te relaja y aparte te pone a reflexionar sobre muchas cosas de tu vida, solamente que esta vez, reflexiono demasiado. En su cabeza se repetía una y otra vez lo que le dijo su padre, y en cierto punto Betty lo creyó, nadie la querría, se quedaría sola e iba a morir sola.
Desde pequeña siempre quiso ser aceptada por su padre, pero lo único que lograba al acercarse a el eran criticas y rechazos, toda la vida fue así, hasta que este fue el punto en el que ella exploto, no podía seguir así, mendigando el amor de su padre que no tuvo, ni tendrá.
De repente sintió como alguien se sentaba a lado de ella, así que rápidamente se limpió la lagrima que salía de su rostro, y espero a que el chico hablara, para que ella regulara el tono de su voz –Sabía que ibas a estar aquí –escuchó la voz del chico
Esta volteo la cabeza, y ahí estaba, sentado a lado de ella, con la misma sonrisa de siempre. La sonrisa encantadora de Jughead Jones, la que podía hacer miles de cosas, con tan solo dedicársela a las personas que estuvieran a su alrededor, era fantástica.
Esta suspiro –Al parecer era cierto eso que dijiste... este lugar te hace reflexionar sobre tus problemas, la cosa aquí es que a mi me hizo reflexionar demasiado –dijo dándole una sonrisa, que termino siendo una mueca. Trato de mantenerse fuerte hacia el chico pero no lo logró y termino derrumbándose.
Jughead rápidamente se acerco a ella y la abrazo, la abrazó haciéndola sentir que no estaba sola y tenía un hombro en el cual llorar, y este era Jughead. Siempre estaría ahí, cuando ella lo necesitara, no tenía dudas.
–Tranquila bonita, ya estoy aquí, ya estoy aquí –decía el pelinegro mientras le acariciaba el pelo lentamente.
En ese momento a Betty no le importo que estuviera llorando, ni el hombro en el que estuviera apoyada, ese sentimiento que tenia, lo había guardado desde siempre, y era el momento de dejarse llevar y sacar todos esos problemas que le agobiaban. Exploto, y de una manera muy abrupta, pero lo bueno aquí, es que Jughead es quien la estaba apoyando, nunca la dejaría sola y menos en una situación así.
Tiempo después, Betty suspiro apoyada en el hombro de Jughead, sintiendo su respiración y en algunos momentos hasta los latidos de su corazón. El sentimiento que sentía en ese momento no era nada más y nada menos que paz, Jughead abrazándola mientras estaban en un lugar mágico.
