My Little Secret

°[ Única Parte ]°

[ADVERTENDIA: Es largo, más de 9000 palabras, espero que les guste mucho <3]

El ambiente en la institución "The Neverland" era demasiado sombrío, tenso, para los alumnos todo era una preocupación extrema al igual que para sus familias, casos de desapariciones cercanos al área eran presenciados y todos eran estudiantes de aquella escuela secundaria.

Para todos el sonido del reloj era su infierno, al mismo tiempo su salvación, cada uno rogaba con que las clases acabaran pero cuando este tocaba la campanada del final del día todo se volvía agobiante tras las mismas palabras que se vuelven habituales.

"Tengan mucho cuidado al regresar a sus casas si no se sienten seguros vayan a la oficina de la secretaria para llamar a sus padres, no vayan solos a sus casas por favor estudiantes"

Desde los parlantes siempre era la misma frase, agruparse se volvía la maldición ya que nadie quería quedarse solo al regresar a su casa, dirían que era una exageración pero ya en una secundaria tan grande la desaparición de casi 34 estudiantes era demasiado aterrados para todos ya que no había ni patrones simplemente alumnos desaparecían por haberse quedado solos en algún momento.

"Por que no cancelan las clases de una vez por todas?" una muchacha acababa de escribir mientras remarcaba una y otra vez con el lapicero la fecha del día.

10 de Octubre del 2050 inclusive era especifica eran las 3:07 de la tarde, clima otoñal con un viento fuerte y semi gélido obligando a los estudiantes abrigarse, mezclado con el miedo de sufrir algo de regreso a sus casas sería un frio insoportable.

-- Estás lista para irnos a casa Gilda?

Cabellos verdes que peinaba en un moño bajo, ojos grises cubiertos por unos lentes que hacían resaltar el brillo de sus ojos, una cara neutral por la situación que era natural el no poder sonreír en una situación donde no sabes si volverás a casa...por ese motivo la libreta llevaba datos del momento en que salía o ingresaba a cualquier lugar cercano a la escuela inclusive en su casa, como era algo estricta enojándose rápido no contaba con muchos amigos cercanos que se atrevieran a acompañarla a casa, así era ella Gilda Marel una jovencita que tenía los 15 años.

Gilda: Si, solo hacia lo de siempre -cerraba su libreta sin despegar la vista del reloj en la pared- Vámonos a casa, Don

De su misma edad, moreno, alto, de cabellos castaño oscuro similar al negro, ojos avellana, atlético, social, siempre sonriente sin importar la situación para animar a otros, era una maravillosa persona sin mencionar que un servicial amigo, Don Santiago un chico de ascendencia Latinoamericana que vivió toda su vida en Japón y era amigo de Gilda desde que ingreso a la secundaria, por tal eran cercanos que digo cercanos eran mejores amigos aunque para Gilda el chico moreno será algo descuidado, relajado en las clases pero seguía siendo su interés amoroso ya que la aceptaba tal y como era con todo y sus regaños.

Don no vivía ni cerca da la casa de Gilda pero preferiría correr riesgos que arriesgar a que su amiga  se fuera por su cuenta, después de todo 20 de las 34 victimas desaparecidas eran chicas, así que por ese acercamiento la peliverde la hacia sentir el hermoso sentimiento de las mariposas en el estómago, al sentirse segura inclusive veía a Don como si fuera su ángel de la guarda aquel que correría el riesgo por ella, aunque tal vez fantaseaba mucho, era reconfortante saber que tenia a alguien que le brindara un poco de calma y felicidad en estos tiempos en la escuela tan aterradores.

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Como la mayoría de los días estos dos se separaban en la puerta de un cementerio no era que alguno de ellos viviera cerca era solo un atajo era un cementerio de dos entradas cualquiera podía entrar o salir por cualquiera de ambas entradas y no había puertas o guardias después de todo, todos eran respetuosos con los muertos por eso siempre tomaban ese atajo así cuando el moreno dejara a la chica en su casa podía regresar a pasar ahorrarse algo de camino.