Punto De Inflexión.

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Aquí vengo con una nueva historia, mucha gente en los grupos de Facebook me animó a publicarlo y aquí está. Aprovechando que aún son épocas de día de Muertos.

No os entretengo más.

A leer.

Capítulo 1: Punto de Inflexión.

-¡Basta ya! ¡Estoy harta! -mamá grita y da alaridos mientras que sigue tirando ropa dentro de la maleta, que vomita prendas, todas de colores oscuros. -¿Me estás escuchando Isabella Swan? ¡No! ¡No estoy dispuesta a soportarte un instante más!

Ceci está en una esquina, riéndose a carcajadas.

La cabeza me está punzando. Mamá lleva una hora gritando. Sé que es cuestión de tiempo para que se quede afónica. Ceci se ríe cada vez más fuerte.

-¡Cállate! -grito.

-¡A mi no me alzas la voz Marie! -grita Reneé.

-¡Dile que se calle, mamá! -imploro y me tapo los oídos con las manos.

-¡No hay nadie en esta maldita habitación! ¡Mañana mismo te vas! Ya arreglé las cosas con tu papá y estará esperándote en el aeropuerto a la una de la tarde ¿escuchaste? Espero que regresar a ese pueblucho te sirva de lección. Si pudiera te mandaría al maldito manicomio.

Aprieto con demasiada fuerza el bolígrafo y la tinta se chorrea en mis manos.

-¡Eres un caso perdido! -dice mi madre, cerrando la maleta con un golpe y saliendo de mi cuarto. -¡Y ni se te ocurra salir por la ventana! -me advierte.

Ceci para de reírse y viene a pararse a mi lado.

-¿Me vas a dejar? -pregunta.

-Tú tienes la culpa de todo esto.

Ceci se ríe nerviosamente -¿Yo?

-Tú mataste al estúpido gato.

-Pruébalo -reta.

-No puedo, tonta -rechino los dientes- Yo soy la única loca en ésta casa que puede verte.

Me limpio las manos con una toalla de papel y tiro la maleta al suelo.

-Déjame dormir, Ceci. Después de mañana, no me verás más.

-Soy tu única amiga, tonta -pone los brazos en jarras- ¿Qué vas a hacer sin mí?

-¿Intentar tener una vida normal? -digo con sarcasmo.

-¿Tú? ¿Normal? Pero si ni siquiera puedes tener una vida social con gente viva.

-Yo no elegí esto, Ceci. Es una mierda.

-¿Quisieras ser como Jeny Waltz? Siempre tan linda y popular.

-No me importaría ser como el vago de la esquina si eso quiere decir que dejaré de ser una puta loca.

-No aprecias tu don -me dice- Aunque tú no pudieras verme, o ver a otros espíritus, seguirías siendo la misma suicida de siempre, solo que con cero amigos tanto en el plano terrenal como en el otro. Serías aún más patética.

-Déjame dormir ya, Ceci -me acuesto en la cama- Todo esto es... -bostezo- tu culpa.

-Si tú lo dices -se encoje de hombros y se acuesta a mi lado.

OoO

-¡Arriba! -exclama mamá, quitándome las cobijas de encima y halándome los brazos.

Aún medio dormida me meto a la ducha y me enjabono toda.

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