RESILIENCIA (Parte 1 Terminada)

Capítulo 12

2 de 5 para el final; primera parte.

Año 2107 - Isla Socotra, Yemen.

La resistencia

MARIA JOSE POV'S

Se escuchaba un pacífico sonido naciente del agua circulando bajo la fluidez de sus corrientes, mismas que chocaban contra las rocas que se agrupaban en las orillas y aquella paz era acompañado por la tenue luz que se escabullía en el espesor de las ramas de los árboles, siendo este escenario un punto de diferencia frente a la tensión emocional que avasallaba el momento y se mantenía subyacente en el ambiente.

Al separar nuestra cercanía minutos atrás la esencia íntima del beso se quebró y con ello la calma que nos había envuelto en aquel contacto, y el entorno fue gobernado por la realidad devorando cualquier conversación que pudiese fluir entre nosotras, pues, rápidamente el desespero rigió sus acciones direccionando su rostro en diferentes ubicaciones buscando una presencia adicional inexistente, y luego de su inspección, sus orbes cafés regresaron con recelo a mí, cargados de culpa y de arrepentimiento.

E inevitablemente la situación engendró un dolor molesto en mi pecho, y observar la distancia que impuso entre nosotras mientras nadaba con rapidez hacia la orilla de la cascada para recoger su ropa dejándome allí, sola, y sin ninguna explicación me posicionó en un lugar que no quería ocupar. El beso había sido consentido por ambas, y estaba actuando como si todo lo ocurrido hubiese sido mi culpa.

Y a estas alturas era evidente que el único propósito actual de Daniela era huir del contacto que tuvimos, alejarse de mí y de lo que vivimos. Así que, verla tan reacia a mí presencia despabiló mi estado de quietud e igualé sus movimientos, pero con un fin disímil al suyo, mi intención era detener su furor y poder conversar con un poco de sensatez.

—Espera. — igualé su posición sintiendo las corrientes de aire azotar mi cuerpo semidesnudo estremeciéndolo desde la punta de mis pies hasta la coronilla.

—No ahora. —sentenció sin observarme, apurada en su cometido. —Necesito irme.

Colocó su camisa con rapidez sin importarle que velozmente ésta quedara humedecida por la cantidad de agua que retenía su cuerpo, sin contar con la que se deslizaba desde su cabello.

—Detente un momento, por favor —supliqué— podemos conversarlo.

—No, no podemos... ¡Esto fue un error! —casi gritó sin mirarme —somos hermanas.

Desvié mi rostro y suspiré conteniendo miles de pensamientos que me abatían, sí, éramos hermanas, pero aún tenía muchas dudas sobre ello. E independientemente de la relación que nos uniera, no podía evitar sentirme de esta manera cuando me acercaba a ella, pues este sentimiento se convirtió en algo que empezó a consumirme.

—No quiero que las cosas acaben así. —me acerqué más a ella— nosotras...

—Ese es el problema— me interrumpió virando su cuerpo y enfocando sus orbes desconcertadas en mi rostro— no existe un nosotras, María José. —decretó— lo que pasó allí fue un completo error... Estaba en un momento de vulnerabilidad que tú aprovechaste, —menguó su voz desnivelando veracidad en sus palabras — estoy preocupada porque Lexa me va a cortar el cuello cuando se entere de lo que hice y no estaba pensando correctamente. Sí, eso fue lo que pasó...

Sus palabras encumbraron mis defensas desencadenando la ofensa que tomaba fuerza con cada palabra que escapaba de sus labios.

¿Vulnerabilidad?

Y una mierda... yo no había hecho tal cosa.

—Dijiste que querías. —aseguré arremetiendo, intentando encontrar una solución al caos que se estaba formando entre nosotras.